Martín Llaryora será el encargado de definir la estrategia del Partido Cordobés frente a la convocatoria de Javier Milei para firmar en Córdoba el pacto con el que quiere reimpulsar la gestión nacional. Atento al devenir de los acontecimientos, Juan Schiaretti retrasará su regreso a la escena pública, que se anunciaba para finales del mes de marzo.
Como ya contó Letra P, el llamado al Pacto de Mayo, que el Presidente oficializó en la apertura de sesiones del Congreso, activó la expectativa de todos los sectores de la política cordobesa, que más allá de las huestes libertarias, esperan ocupar un espacio destacado en la discusión por venir.
Por el momento, todas las miradas nacionales están puestas sobre el oficialismo provincial, al que el jefe libertario decidió dar una especie de tregua en una batalla que escaló mucho más de lo que las partes imaginaron en la previa.
Con un inminente revival del debate en torno a la ley ómnibus, un DNU que hasta la semana pasada rengueaba en el Congreso y una batalla discursiva eventualmente congelada, en Córdoba esperan que mueva el Presidente, aunque ya se encargan de delimitar el territorio.
Martín Llaryora y el orden del Partido Cordobés
Como es costumbre desde la primera gobernación de Schiaretti, en 2007, en el PJ provincial conduce quien gobierna. Schiaretti y José Manuel de la Sota respetaron a rajatabla ese pacto que implicó un orden interno que se mantuvo a lo largo de un cuarto de siglo en el centro del país.
Más allá de ruidos internos, que siempre existen, ninguno de los líderes históricos del PJ provincial se atrevió a desconocer el acuerdo que se fue fortaleciendo con los sucesivos cambios de gestiones en Córdoba, que siempre tuvieron a una de las patas del peronismo antikirchnerista a cargo de la gestión.
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Aunque en la estrategia de Llaryora, Schiaretti tenga reservado un rol protagónico para la agenda nacional por venir, “el Gringo” retrasará su aparición pública y dejará que el gobernador sea quien conduzca al Partido Cordobés durante la nueva etapa que se abre tras la convocatoria de Milei.
Detrás de la decisión no hay un movimiento de conveniencias, sino el convencimiento de que corresponde que Llaryora sea quien redefina el rol de la provincia en el concierto federal del que Milei reniega, aunque reconoce que necesita.
La omnipresencia de Juan Schiaretti
Luego de tres gestiones al frente de la segunda provincia más importante del país y una campaña presidencial que lo tuvo como uno de los grandes protagonistas, la ausencia de Schiaretti motoriza preguntas de todo tipo. ¿Dónde está? ¿Qué piensa? ¿Qué va a hacer?
Desde los sectores más cercanos al exmandatario desmienten que esté pensando en retomar la actividad pública, con ansias de volver a convertirse en candidato a la Presidencia, ni que esté en sus planes “aparecer en modo jefe”.
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Última aparición pública de Schiaretti, durante la asunción de Martín Llaryora.
Como contó Letra P, el plan era retornar a la escena durante marzo a través de la participación en foros y conferencias a las cuales es convocado con asiduidad.
Pero el gobierno libertario desacomoda las cosas y así como hubiera resultado incómoda una aparición en medio de la batalla discursiva entre Milei y Llaryora, tampoco parece conveniente una aparición urgente donde su sucesor vuelve a ocupar un lugar central en la discusión nacional.
“Hay que hablar con Martín”, repiten desde hace tiempo en el schiarettismo cada vez que cae la consulta respecto a los movimientos inmediatos sobre la discusión nacional. Esa es “la línea”.
El juego de Javier Milei
En el justicialismo creen que a través de la convocatoria al Pacto de Mayo Milei volvió a elegir a Llaryora como uno de los adversarios. “Busca exponerlo” advierten mientras reconocen que Córdoba siempre fue un bocado apetecible para la gula de los referentes nacionales hambrientos de poder.
Entre los libertarios relativizan ese movimiento estratégico. Despojan al Presidente de cualquier intención política, dicen que “Córdoba es la provincia más liberal de Argentina” y que Milei quiere sellar ese compromiso relanzando su gestión desde “la Docta”.
En voz baja dicen que “Llaryora es lo que el Presidente dice que es” y aseguran que “dice una cosa y hace otra”. Por eso no tienen demasiadas expectativas respecto a lo que el mandatario provincial está pensando respecto a la negociación que avecina.
“No falta tanto para mayo porque a los consensos hay que empezar a construirlos ahora” y le recomienda al gobernador “escuchar lo que quiere la gente”.
Mientras eso sucede, todas las discusiones legislativas que parecían cerradas, se vuelven a poner sobre la mesa y mientras el gobernador espera que mueva el Presidente, en el Partido cordobés aseguran que para definir los pasos a seguir “hay que hablar con Martín”.