Minutos antes de las 17, Sergio Massa arribó este martes a la explanada del Congreso con su doble traje de ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria, pero el outfit del que en realidad quería hacer gala era el de "El Señor de los Alivios". En el recinto se estaba debatiendo su proyecto para eliminar Ganancias para trabajadores y jubilados, después de años de recauchutar el mínimo no imponible del impuesto, un caballito de batalla múltiples veces reeditado a instancias del entonces ex titular de la Cámara de Diputados que le arrebató esa promesa electoral a Mauricio Macri en 2015. Afuera del Palacio, la CGT se movilizó para ofrendarle la foto que tanto necesita un gobierno peronista que viene de capa caída.
Minutos después de las 16, al tomar la palabra, el libertario Javier Milei ya se había declarado más antiimpuestos que antikirchnerista, al anticipar que La Libertad Avanza votaría a favor de la reforma a pesar de entender que es una propuesta "demagógica". Mientras, Juntos por el Cambio (JxC) era el vestuario en el entretiempo de un equipo que pierde por goleada. El economista les achacó haber votado en otras ocasiones con el Gobierno. El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el grupo radical que apoyó la recuperación de YPF fueron sus ejemplos. La tropa violeta 2.0 replicó el discurso en las redes sociales hasta el hartazgo.
Minutos antes de las 18, Luciano Laspina, el ex candidato a ministro de Economía de Patricia Bullrich, argumentaba en la Cámara baja el rechazo de JxC, que castiga a su propia base electoral que se quedó con las ganas de no pagar Ganancias durante el gobierno de Cambiemos. Agitó el fantasma de una hiperinflación por el paquete económico del Massa candidato, para contraponerlo con la "responsabilidad" de la oposición, y de paso para diferenciarse también del libertario por tener currículum de gestión. Por lo bajo, en la coalición opositora agitan otro espectro: el de un supuesto pacto Massa-Milei para dejarlos en las generales de octubre como terceros en discordia, sin ballotage y sin la torta.
Con dos videollamadas por Zoom, el equipo de Carlos Melconian bajó línea. Primero la semana pasada para anunciar que JxC debería oponerse y después para ayudar a la tropa legislativa a explicar los por qué. No todos sus integrantes los terminan de entender. Menos cuando tampoco están de acuerdo con el leitmotiv de la campaña bullrichista de "terminar con el kirchnerismo" sin interpelar al líder libertario. Son quienes se ven afuera del debate público que están polarizando Massa y Milei, una casualidad de agenda que genera sospechas de un acuerdo subterráneo, negado por ambas partes señaladas.
El Presupuesto 2024 marcó la primera suspicacia que dejó en offside a JxC. Insólitamente, Milei le pidió por escrito a Massa que no cumpliera la ley que obliga al Ejecutivo a enviar el texto el 15 de septiembre. La coalición opositora se mofó de su desconocimiento jurídico. En LLA explicaban que querían que la ley de leyes no se tratara hasta después de las elecciones, con el antecedente del entonces ministro Hernán Lacunza de 2019. Era algo que iba a ocurrir, un debate que también prefería postergar Massa, para no poner bajo la lupa los números que enviaría. Mejor que el Presupuesto durmiera el sueño de los justos. Con tres bancas en Diputados (una es la suya), Milei se anotó la victoria de haber logrado la postergación del debate y quedó institucionalizado como el opositor con quien tiene que sentarse a negociar el Gobierno. Mientras, JxC se quedó pataleando.
Ganancias fue la segunda. Durante días, Milei jugó con el misterio (una estrategia recurrente), pero con el voto cantado desde su espacio arguyen que la postura se venía venir. "Es una trampa de Massa, es inevitable que votemos a favor de bajar impuestos", justifica el team libertario. No hablan de un acuerdo con la casta, pero sí de una casualidad que alinea intereses y los termina hermanando: el economista y el tigrense se imaginan compitiendo con el otro en segunda vuelta.
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Siempre y cuando, claro, que haya segunda vuelta. Como contó Letra P, mientras el consultor catalán del oficialismo Antoní Gutierrez Rubí insiste con que no hay que bajar del ring a Bullrich, el equipo brasilero que envió Luiz Inácio Lula da Silva al búnker de UP -con los pergaminos de haberle ganado al bolsonarismo- apuesta a polarizar con el libertario. Es una estrategia a todo o nada: el riesgo, no lo niegan en el oficialismo, es que la candidata de JxC se diluya y Milei pueda ganar en primera vuelta.
Con todo, Massa no se olvida completamente de JxC. “Algunos prometieron que iban a eliminar el impuesto a las Ganancias y lo duplicaron. Ahora que lo queremos sacar, no quieren, a pesar de que se llenaron la boca hablando de que había que bajar impuestos", les dedicó este martes en un acto de campaña el líder del Frente Renovador, que reservó una chicana a la coalición en medio de unas cuantas a Milei. El massismo le enrostró a Bullrich que no apoya la reforma de Ganancias cuando fue ella la que le pidió al ministro que enviara el proyecto en lugar de sólo prometerlo por TV. El mismo argumento desplegó el mileísmo este martes en sus redes. Ambos planetas M se alinearon.