Era inevitable que el resultado de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) colocara a Javier Milei en un lugar central de la política argentina. No se trata, de ninguna manera, de que su caudal de votos sea per se irresistible de cara a la primera vuelta del 22 de octubre ni que sus principales contendientes, Patricia Bullrich y Sergio Massa, no puedan descontar una ventaja que, entre el primero y el tercero, orilla apenas el medio millón de votos. Lo que lo coloca en un lugar de privilegio es la sorpresa, el haberse alzado con más del 30% que no previó ninguna encuesta y que esa sea una base realmente potente para lo que viene, desde la cual impone agenda.
Si, por ejemplo, en la previa del cierre de las listas del 24 de junio todo parecía girar en torno a Cristina Fernández de Kirchner, ese lugar lo ocupa hoy, al menos en lo que respecta a la atención de los medios y de la opinión pública, el candidato minarquista. ¿Eso lo favorece o lo perjudica?
La visibilidad es un arma de doble filo que expone tanto un perfil tallado por especialistas en comunicación como un archivo de declaraciones extravagantes. Estas últimas incluyen la defensa de un libre mercado de órganos y niños y la oposición a la obligatoriedad de la educación básica, lo que lo convierte en el "liberal" más extraño que se haya conocido, verdaderamente alejado de Domingo Sarmiento y Julio Roca. Ahora bien, si con semejante CV llegó a donde llegó, cabe colegir que eso ya no espanta a las mayorías.
Milei se ha parado en el centro del ring. Atención.
¡Otra oportunidad, otra oportunidad!
El Círculo Rojo empresarial no tiene a Milei entre sus favoritos: lo inquieta la radicalidad de sus propuestas, la desproporción entre las reformas que promueve y sus escasas fuerzas institucionales, su lenguaje de odio y las más que precarias condiciones de gobernabilidad que brinda. Sin embargo, los hombres y las mujeres de los grandes negocios sienten la obligación de darle otra chance.
"En abril, el economista expuso en el exclusivo Foro Llao Llao su programa de dolarización, que no cayó para nada bien en el establishment. Durante los meses siguientes, la ausencia del diputado fue notoria en varios de los eventos del empresariado. Con el resultado de las PASO, la preocupación que había quedado relegada por la expectativa del triunfo de alguno de los candidatos de centro, reapareció en agenda y la semana próxima el aspirante a la Casa Rosada será el centro de atención. 'Necesitamos escuchar', coincidieron las fuentes empresariales consultadas por Letra P", escribió Eugenia Muzio.
Escuchar implica entender, por caso su plan de dolarización, duramente condenado por economistas estadounidenses que no son precisamente "zurdos de mierda" y que suma a sus dificultades de aplicación numerosas preguntas sobre sus consecuencias. En tanto corsé de hierro, ese esquema sería un seguro de ruina en caso de que se repitiera, por ejemplo, una pandemia o una sequía como la de este año, que derrumbó en un 25% las exportaciones y el ingreso de billetes verdes. Un shock externo de esa magnitud obligaría –por falta de una moneda que imprimir o incluso devaluar en la emergencia– a una serie de recortes nominales de gastos que recuerdan el 13% de 2001 que aún atormenta las noches de Bullrich.
Escuchar debe tener una contrapartida: la escucha del otro. Así, la flor y nata del empresariado –desde la Unión Industrial a la Sociedad Rural Argentina– hizo causa común con la CGT y la UOCRA para defender el "innegable rol de Estado" en la obra pública, rubro que el hombre de La Libertad Avanza (LLA) pretende eliminar del presupuesto. ¿Escuchará él esas voces?
Con un pie en el Congreso
Con lo que tiene hoy, que es poco y nada, incide en el modo en que la oposición pretende revertir la última reforma de la ley de alquileres, que volvería a su formato anterior de contratos de dos años y con ajustes no regulados.
Mientras, la diputada massista Marcela Passo presentó un proyecto para "garantizar la permanencia, estabilidad y adecuado financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de la República Argentina (Conicet)". Se trata de otro debate forzado por el hombre de la motosierra, pero el país ha entrado en tiempos en que hasta lo obvio debe garantizarse por ley.
Otros actores
En una saga que recuerda las refriegas in crescendo de la gran prensa brasileña con Jair Bolsonaro, a quien pasó de crear a denostar, la Academia Nacional de Periodismo repudió los "términos calumniosos" que el minarquista utiliza para denostar a empresas y profesionales por igual, que en las últimas horas incluyeron a C5N y, mucho más grave, claro, a La Nación +.
"En la mayoría de los casos, Milei aludió en términos calumniosos al periodismo, sin identificar a nadie, lo que torna más injustos sus agravios (…). En otros casos, sus seguidores corearon, delante del candidato, estribillos injuriosos contra periodistas con nombres y apellidos y con acusaciones probadamente falsas", se quejó. Difícilmente lo conmueva.
Hasta la República Popular China salió a responder su propuesta de romper relaciones... tal como ocurría con el brasileño. Como Milei no hace "negocios con comunistas" y se propone romper relaciones –una estupidez que no se le ocurre ni a Estados Unidos–, nada menos que el vocero de la cancillería de Pekín, Wang Wenbin, dijo que, si "visita China, es probable que llegue a conclusiones muy diferentes sobre la cuestión de la libertad y seguridad del pueblo chino".
Estrategas de cabezas rotas
Como contó Ingrid Beck en Letra P, el voto del paleolibertario es básicamente transversal, lo que le permite jugar bien de visitante en la cancha de Bullrich, en la de Massa y, fundamentalmente, en la de los sectores no encuadrados e incluso habitualmente refractarios a la política. ¿Por dónde entrarle, entonces? ¿Cómo esmerilarlo o a quién hablarle y advertir?
De lo que no hay duda es que uno de sus nichos privilegiados es el de los violadores de los derechos humanos de la última dictadura. En una nota que pone los pelos de punta, Ailin Bullentini cuenta en este portal que, al conocerse el resultado de las PASO, el último domingo, "hubo abrazos, gritos de libertad y amenazas contra el kirchnerismo" en la Unidad Penal número 34, que funciona en la guarnición militar de Campo de Mayo.
Mientras, Unión por la Patria (UP) apuesta a la llamada "campaña del miedo"; no es que falten motivos para sentirlo, pero cabe dudar es de su efectividad.
"Estamos frente a una disyuntiva muy clara: es peronismo o disolución nacional. Hay que salir con toda la fuerza a bancar a Sergio Massa. Tenemos muy claro que no estamos en el paraíso, lo sabemos hace mucho tiempo, pero estamos muy cerca del infierno. Eso nos tiene que hacer reaccionar a todos", dijo Andrés Larroque en Radio Diez.
Al miedo siempre le falta algo: la esperanza.
Mientras, el Movimiento Evita salió a militar para recuperar el voto que, sabe, migró en parte al economista.
El miedo es una herramienta que hay que manejar con cuidado. La referencia que Massa realizó el miércoles a la noche sobre el peligro de que Milei imponga, en caso de llegar al poder, una suerte de "plan Bonex" se hizo artículo en Letra P, La Nación, Clarín, Página|12, Ámbito Financiero, ElDiarioAr, El Economista … Bien, llegó el mensaje. ¿Bien? No, porque sembrar la duda de que un presidenciable prominente puede estar pergeñando la idea de confiscar depósitos podría desatar una corrida bancaria capaz de estallarle en las manos al actual ministro de Economía. Hay fantasmas que es mejor no evocar, más en momentos en que, por la incertidumbre cambiaria, comienza a verificarse un incipiente desarme de plazos fijos en pesos. Hablar de "Bonex" es mucho peligro para tan poca ganancia.
Como sea, el grueso de la agenda parece girar ahora en torno a Milei, que se solaza en ese escenario. Al fin y al cabo, ¿las controversias en torno a sus ideas lo han beneficiado o perjudicado?
"Podría pararme en medio de la Quinta Avenida y dispararle a gente sin perder votantes", se jactó Donald Trump en su momento de gloria, allá por 2016.