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Histeria electoral y tensión con Sergio Massa, la trastienda de la cumbre Alberto Fernández-Joe Biden

El Presidente vivió como un triunfo la bilateral en Washington y mantiene el misterio sobre su candidatura. El factor Bullrich, la batalla de Guzmán y el tuit de CFK.

Alberto Fernández estaba por salir del hotel Willard rumbo a la Casa Blanca cuando Cristina Fernández de Kirchner publicó un tuit en el que acusaba al “Norte” – es decir, a Estados Unidos – de estar detrás de los movimientos del Partido Judicial para proscribirla. El entorno del Presidente maldijo. La acusó de querer quedarse con el protagonismo justo cuando el primer mandatario se encaminaba a verse con Joe Biden para llevarse un triunfo político y aire económico.

En público, Fernández decidió no darle trascendencia al tema. El tuit de Cristina había citado una nota que indicaba que Ted Cruz -senador republicano de Estados Unidos- había pedido que se investigara y sancionara a la vicepresidenta por corrupción. El jefe de Estado le restó entidad, dijo que Cruz es un “marginal” y un “delirante político”, y afirmó que el demócrata Biden “no tocó para nada ese tema” durante la bilateral que mantuvieron en Washington.

Fernández y Biden tampoco hablaron de la interna política argentina. Es llamativo que el presidente de Estados Unidos haya decidido recibir al argentino cuando le quedan poco más de ocho meses de mandato, en una bilateral que resultó más exitosa de lo esperado por la importancia que le dio Biden al sentar a la mesa a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y a sus funcionarios de primerísima línea, y por las promesas explícitas de ayuda financiera que hizo el estadounidense.

Los motivos del gesto del estadounidense son tema de interpretación. La bilateral estaba pendiente desde julio de 2022, cuando debió suspenderse debido a que Biden contrajo covid, pero desde entonces no había vuelto a estar en agenda, pese a los buenos oficios del canciller Santiago Cafiero y el embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Argüello. La Casa Blanca la reactivó hace pocas semanas de manera sorpresiva.

Las lecturas son diversas. El círculo más cercano del Presidente insiste en que Biden siempre tuvo voluntad de concretar el encuentro y que simplemente se trató de una postergación. Otra mirada indica que el demócrata buscó acercarse a Fernández al ver el acercamiento de Luiz Inácio Lula Da Silva a China. El brasileño tiene previsto firmar la incorporación de Brasil a la Ruta de la Seda y Estados Unidos quiere balancear la presencia del gigante asiático en la región. Por eso reactivó el contacto con Argentina, que fue durante estos años turbulentos, un pilar de estabilidad democrática e institucional en América Latina.

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Una tercera lectura de un entendido de la realidad política estadounidense especula con que pudo haber sido el propio Lula quien le haya pedido a Biden, que lo recibió en febrero, que le diera su respaldo a Fernández en un momento crítico para la Argentina. El brasileño no esconde que impulsa la reelección del Presidente. Comparten la mirada sobre la necesidad de que el país tenga una opción “moderada” de Gobierno. Es la opción que más seduce a Biden, mientras Wall Street y las alas duras del Norte apuestan por Patricia Bullrich.

De la bilateral, el gobierno argentino se llevó un triunfo inesperado. Fue cuando Biden dijo en más de una oportunidad que ambos habían heredado una “situación económica desastrosa” de sus antecesores, Donald Trump y Mauricio Macri. No es usual que trascienda una crítica tan dura de la Casa Blanca hacia la administración del líder del PRO. También se llevó algunos elogios a su liderazgo regional. Todo contrasta con el escenario político local, donde a Fernández le escasean los apoyos políticos internos.

A tres meses del cierre de listas, el jefe de Estado todavía no confirmó si buscará pelear por la reelección, pese a la presión del kirchnerismo para que se baje. El primer mandatario estaba en República Dominicana participando de la Cumbe Iberoamericana cuando Macri anunció que no será candidato. Desde Buenos Aires, el kirchnerismo aprovechó para mandarle un mensaje a Fernández: que imite a Macri y se baje de la candidatura para ordenar al Frente de Todos. El Presidente lo descartó por completo.

En Estados Unidos, el primer mandatario se encontró con Sergio Massa, que se sumó a la comitiva directamente en Washington para participar de la cumbre con Biden. La relación del Presidente y el ministro no atraviesa un buen momento. La semana pasada tuvieron una charla tensa después de que Malena Galmarini dijera públicamente que desde la Casa Rosada salían operaciones contra el ministro. El massismo llevaba varios días afirmando lo mismo en voz baja. Apuntan contra el entorno del Presidente, en particular contra Cafiero.

En medio de las tensiones, Massa y Cafiero tuvieron que trabajar juntos. Se reunieron antes del viaje durante varias horas y ultimaron detalles para la bilateral la noche previa en la residencia del embajador Argüello. El ministro lo hizo a regañadientes. Prefiere hablar directamente con Fernández, a quien lo considera un par. A la mañana siguiente, la delegación se reunió en la embajada argentina para terminar dar las puntadas finales. Massa pasó apenas unos minutos sobre el final.

Había llegado a Washington el día anterior junto al jefe de asesores de Economía, Leonardo Madcur, y el director de la Aduana, Guillermo Michel, dos hombres de su confianza. Tuvo su propia agenda. Estuvo con Michel en una reunión por intercambio de información aduanera a través del Trade anda Transparency Unit (TTU) y luego se vio con el titular del BID; Ilan Goldfajn, para planificar los desembolsos del segundo semestre.

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Tuvo su cuota de protagonismo en el encuentro con Biden, cuando le tocó responder a las consultas específicas sobre su área que plantearon el presidente estadounidense y su contraparte, Yellen. El formato de la reunión lo permitió, por el estatus que le dio Biden y por la instrucción directa que le dio a Yellen, de ayudar a la economía argentina. Con Fernández, Massa había acordado no poner sobre la mesa de discusión el tema de los sobrecargos que cobra el FMI. Había sido una batalla de Martín Guzmán. Cafiero la sostenía. Fernández entendió las razones estratégicas de Massa y tomó su consejo.

El ministro tampoco volvió a de Estados Unidos con la delegación, que lo vio moverse por su cuenta más que como parte del equipo presidencial. Este jueves tendrá una reunión en el Departamento de Estado con José Fernández, subsecretario encargado de las áreas de desarrollo económico, energía y ambiente. También podría verse con el consejero de Seguridad Nacional para América Latina, Juan González, su hombre de mayor confianza en la Casa Blanca. A la tarde tendrá un encuentro con fondos árabes de inversión. Trabaja para dejar “el auto estacionado”.

La situación de Massa es incómoda. Aunque insiste en que no será candidato presidencial es un secreto a voces que trabaja con ese objetivo. Pero la estabilización de la economía y las promesas cumplidas de Biden podrían terminar en una suba de acciones de Fernández, que sigue sin definirse.

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