Estilo Pablo Javkin: pragmatismo, renovación y esperanza en Maximiliano Pullaro
El reelecto intendente de Rosario repartió cuotas de poder y apuesta a la suerte del gobernador para enderezar los duros registros de inseguridad de su ciudad.
El intendente de Rosario Pablo Javkin gobernará Rosario hasta 2027.
No perdió tiempo en conocer dónde está el despacho ni el rostro de los empleados municipales. Las reelecciones tienen algunas ventajas. Sostuvo el cargo de intendente de Rosario con números apretados –pocos más de tres puntos lo separaron de Juan Monteverde– y el respaldo calculado de sus adversarios internos. Pablo Javkin leyó rápidamente, por ese apoyo político con condiciones de quienes integran Unidos para Cambiar Santa Fe, por el reparo que le plantearon miles de vecinos a su gestión, que debía ser pragmático: renovó un poco la gestión y repartió en su gabinete cuotas de poder entre las distintas tribus de una alianza muy diversa. Esa acción fue ineludible para recuperar algo de la robustez que le fueron desgranando los cuatro años anteriores de Gobierno.
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Pero en el necesario juego de conveniencias hay una situación en la que el intendente parece poner aún mayor empeño: cada vez que puede busca estrechar todas las distancias que lo separaron en el pasado de Maximiliano Pullaro. Tiene lógica: el éxito de su gestión, por distintos motivos, está atado al que pueda tener el gobernador.
No está pegado a él sólo porque el radical ganó con números históricos y es la figura central de la política provincial, suficiente halo para buscar mostrarse próximo. Javkin sabe que los vecinos de Rosario claman por mayor seguridad y que para moderar los números de espanto que registra la ciudad es vital cada decisión que tome Pullaro en esa materia.
El periodista fue el candidato a intendente dentro de la lista del gobernador y la jugada, ideada entre otros por el empresario Guillermo Whpei, le salió bien a Pullaro para hacer pie en Rosario, una ciudad en la que es observado como un dirigente foráneo, aun cuando viva en ella.
No fue la única apertura dentro de su equipo de colaboradores a la que debió acceder. Hubo reparto para socialistas y para el PRO. Buscó armar, más que por necesidad que por deseo, un gabinete plural. “Entendimos el mensaje que nos dieron”, dijo al reasumir el cargo.
Como siempre, sus principales espadas –con Sebastián Chale, secretario de Gobierno, a la cabeza– provienen del radicalismo que tiene como figuras visibles a la presidenta del Concejo Municipal, María Eugenia Schmuck, y el rector de la Universidad Nacional de Rosario, Franco Bartolacci, dos de sus viejos aliados. Ese trío es parte de una construcción política que buscará en el futuro alcanzar nuevas metas y horizontes, aunque hablar de ello en la Argentina actual es casi una tarea de ciencia ficción.
La seguridad, en el centro de la escena
La ceremonia en la que asumió formalmente su segundo mandato, con la firma ante escribano público, se desarrolló en uno de los barrios más populosos de la periferia rosarina. Javkin intentó con ello transmitir un mensaje: puso al barrio Empalme Graneros como ejemplo de lo que quiere para su segunda gestión, buscando moderar los índices de inseguridad que se han convertido desde hace años en la principal inquietud de los ciudadanos locales.
“Quiero decirle a mi amigo el nuevo gobernador y a su equipo que confiamos y creemos en él y que estamos listos para aportar todo lo que esté a nuestro alcance en la batalla urgente por recuperar la paz. Ahora que ya no estamos tan solos vamos a poder enfrentar en serio el principal flagelo que no nos deja vivir tranquilos”, planteó en su primer mensaje formal, en el Concejo, dejando clara cuál será su prioridad y a quién se aferra para lograr una mejora.
Hoy trabajamos con el gobernador @maxipullaro y autoridades del gabinete provincial en el avance del Plan de Seguridad, el Plan de Obras, las capacitaciones en empleo y la educación. Rosario necesita volver a vivir en paz y no vamos a parar hasta conseguirlo. pic.twitter.com/uzc5s1ImO7
No son sólo palabras. Tres días después de reasumir, el intendente ya estaba en el despacho de Patricia Bullrich acompañando a su “amigo” Pullaro para trazar estrategias y clamar ayuda. Incluso, para aceptar los acuerdos que el gobernador y la ministra cerraban para, por ejemplo, la puesta en práctica de los protocolos antipiquetes.
“Necesitábamos un gobernador que, desde el primer minuto, vaya al corazón del problema. La cárcel dominaba la calle. Hoy hay un gobierno que ha tocado el corazón del problema y la reacción es lo que lo explica de manera contundente”, planteó el intendente después de esa reunión.
Hacía referencia a las primeras amenazas que recibió Pullaro tras disponer cambios en cárceles y pabellones de máxima seguridad. Javkin se preocupó en este mes en ponerse delante de la línea de los que respaldan al radical ante cada acto intimidatorio que lo tiene como blanco. Lo dicho: la suerte de su gestión está fuertemente atada a que el gobernador pueda domar el caballo desbocado de la inseguridad.
Pocos días después de visitarla en su despacho, Javkin recibió a Bullrich para el anuncio del “Plan Bandera”, un dispositivo –una vez más– de trabajo conjunto entre las fuerzas de seguridad nacionales y provinciales.
En el acto desarrollado en el Monumento a la Bandera se lo vio un poco descolocado, ofreciendo un breve discurso para el que ni siquiera fue anunciado y aceptando la sintonía directa entre la ministra y el gobernador.
Incluso, escuchando algunos anuncios que están algo alejados de su menú ideológico, como la libertad propuesta por Bullrich para que los policías actúen con mayor amparo estatal bajo el concepto de una “legítima defensa”. Sapos que la necesidad obliga a degustar.
Armado legislativo, con una mayoría a sostener
Esa conformación variopinta que impuso en su gabinete, ese tejido para dejar a todas las tribus conformes y buscar un funcionamiento uniforme dentro del paraguas de Unidos, le permitió al intendente alcanzar la mayoría en el Concejo Municipal. El frente que llevó a la victoria en la provincia a Pullaro tiene en el cuerpo legislativo de Rosario a 15 de sus 28 integrantes, aunque sólo cinco son del riñón javkinista.
Las otras corrientes –el PRO, el espacio de Tessandori, el socialismo y el radicalismo– tienen a sus propios representantes. Habrá que ver si el tiempo mantiene la cohesión y si la luna de miel interna se sostiene durante cuatro años. Hay una evidente dispersión ideológica. Y ya se evidenció que cada uno jugará también sus pequeños partidos.
La radical Anahí Schibelbein, una de las voces de Pullaro dentro del Concejo, no demoró más de 48 horas en marcarle la cancha a Javkin pidiéndole a la intendencia una presencia “urgente” en los barrios y que se haga cargo de obras que no le corresponden a la provincia y que podrían colaborar en materia de seguridad.
Es la economía, estúpido
Más allá de lo que suceda a futuro con la variada conformación legislativa del oficialismo, Javkin arrancó con un respaldo cerrado y vital en tiempo de recortes y motosierras. Antes de cumplir los diez días de mandato, el Concejo le aprobó el presupuesto 2024 y le dio oxígeno financiero: consiguió que la Tasa General de Inmuebles se actualice todos los meses siguiendo el Índice de Precios al Consumidor del INDEC y también la aprobación de una nueva tasa vial –un canon del 1,6% por cada litro neto de combustible que se venda en la ciudad– cuya recaudación será destinada para el financiamiento de obras de bacheo y pavimentación.
También logró sacar la autorización para manejar, sin que deba ser tratado por los ediles, un aumento bimestral en el transporte urbano de pasajeros, una medida que considera clave para financiar el sistema. Para la oposición local, encabezada por Monteverde, “Javkin decidió subirse al plan hiperinflacionario y recesivo de Milei”.
Del libertario poco ha hablado el intendente. Por el momento ha jugado con un discurso protocolar cada vez que le preguntan por el nuevo presidente. Javkin repite que su tarea es defender a Rosario y reclamar lo que Nación debe entregarle.
Otra materia que está aprendiendo, incluida en el manual de pragmatismo político modelo 2024, tiende a la construcción de puentes con los representantes de La Libertad Avanza. Más temprano que tarde sabe que necesitará de esa pasarela para recorrer algunos caminos sin caer al vacío.