PARO GENERAL

Entre la marea universitaria y el desierto laburante, el gobierno de Javier Milei ya sufre el cambio de clima

La era libertaria cumple cinco meses. Postales de la protesta y el colmo de Vandor: el Presidente pega para ceder, parte de la oposición negocia para no pegar.

Primero marchó la CGT, pero al gobierno de Javier Milei no le importó, porque la caravana de gremialistas rumbeó en enero para Tribunales y a nadie le interesan esas cuestiones del pasado en pleno verano.

Después marcharon los movimientos sociales, pero al Gobierno tampoco le importó, y les mandó a la ministra Sandra Pettovello al grito de "vengan de a uno" y con hambre.

Luego se movilizaron las mujeres, pero el Gobierno las ninguneó, porque eran todas feministas.

El 24M la Plaza de Mayo se llenó de gente, pero el Gobierno ni se mosqueó, porque era una movilización llena de zurdos defensores del curro de los derechos humanos y para la gestión libertaria la única verdad es la verdad completa.

Hace dos semanas marcharon las universidades y ahí sí a Milei se le llenó el gabinete de preguntas, porque entre la muchedumbre que copó el centro porteño había miles de personas que habían votado a La Libertad Avanza.

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Estudiantes, docentes y no docentes marcharon hasta Plaza de Mayo en reclamo al recorte universitario

Estudiantes, docentes y no docentes marcharon hasta Plaza de Mayo en reclamo al recorte universitario

Este jueves el paro general motorizado por las tres centrales obreras fue el reverso de la marea humana del 23A: un desierto de asfalto apenas salpicado por algunos colectivos y autos particulares; sin trenes, clases ni bancos; con muchos comercios abiertos y un frente sindical fortalecido por el involucramiento del esquivo gremio de la UTA.

El rechazo oficial a la huelga fue de manual, pero a cinco a meses de la llegada de Milei al poder algunas cosas empiezan a mutar.

CGT: si la historia la escriben los que paran

Como confesó este jueves el vocero presidencial Manuel Adorni, en línea con un editorial del gran diario argentino de hace dos días, este Gobierno ya "tuvo más paros que leyes". La frase apuntó a deslegitimar la medida gremial que calificó como "un atentado contra el bolsillo y contra la voluntad de la gente".

El revoleo de cifras de ausentismo, acatamiento sindical y supuestas pérdidas empresariales es un clásico de todo paro general. En medio del ruido, es importante subrayar que quienes trabajan en el mercado formal fueron principales actores de la jornada en un país donde, como explicó este medio, alrededor del 40% de la fuerza laboral es mantenida al margen de la legalidad y fuera del alcance de los gremios. Parafraseando la canción que acuñó el albertista Litto Nebbia hace ya 40 años, si la historia la escriben los que paran, eso quiere decir que hay otra historia.

Embed - Litto Nebbia: Quien quiere oir que oiga

La búsqueda de esa sintonía fina en el mundo del trabajo es crucial para determinar las consecuencias que puede acarrear el paro en un cambio de clima social que las encuestas que se difunden públicamente muestran a cuentagotas, pero que se revela bastante más áspero para los intereses del Gobierno a juzgar por la cruzada oficialista contra la cartelización de las prepagas y por el tiempismo de Toto Caputo para postergar aumentos en las tarifas.

Si bajo el trapo de la universidad pública emergió una alianza de la clase media sublevada, resulta apresurado concluir algo parecido en las fuerzas del trabajo este 9M en un mercado laboral fragmentado y precarizado. Con todo, la CGT consiguió plantar un mojón que articula con las fuerzas parlamentarias en el Congreso y que habrá que seguir de cerca por sus derivaciones parlamentarias y, tal vez, por sus consecuencias en el terreno electoral cuando empiece a sonar la campana de largada en 2025.

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Poco tránsito en el corazón de Buenos Aires, que grafica el acatamiento al paro nacional de la CGT (Foto: Somos Telam)

Poco tránsito en el corazón de Buenos Aires, que grafica el acatamiento al paro nacional de la CGT (Foto: Somos Telam)

El freno a las pretensiones del Ejecutivo de apurar el dictamen de la ley ómnibus XS en el Senado en la misma jornada de la medida de fuerza es un dato objetivo que le pone pimienta a las semanas que vienen.

"El paro tenía el sustento social y sobre todo el sustento político para llevarlo adelante", dijo la CGT en la conferencia de prensa de este jueves. Tiempo al tiempo.

Javier Milei, la oposición y el colmo de Vandor

“Pegar para negociar” es un commodity discursivo de la política adjudicado al asesinado líder metalúrgico Augusto Timoteo Vandor. En cinco meses de gobierno, Javier Milei y la oposición colaboracionista lo han reinterpretado de un modo paradójico.

El Presidente no ha perdido oportunidad para castigar y descalificar a la oposición en público, en especial en su hábitat natural, las redes sociales. Sin embargo, sus espadas negociadoras no han hecho más que ceder y ceder en el toma y daca en el Congreso. El resultado, está dicho, lo admitió el propio Adorni: dos paros, cero leyes.

Por su parte, el PRO, gran parte del radicalismo y el bloque cooperativo Hacemos Coalición Federal vienen sosteniendo la vela de las conversaciones desde hace cuatro meses para salvar las iniciativas parlamentarias oficialistas que en muchos casos deploran, pero que no terminan de voltear, en un ejercicio de contorsionismo difícil de explicar. Negociar para no pegar, sería la nueva versión de la máxima vandorista.

Ese trapicheo también empieza a mostrar su fatiga a cinco meses de la asunción de Milei, mientras los salarios siguen perdiendo poder adquisitivo, la industria cayó 21,2% en marzo respecto de un año atrás y la construcción, 42,2% en el mismo periodo.

En esas variables también reside un cambio de clima que ahora además le hace perder el gusto al caramelo envenenado que el Presidente lanzó el 1° de marzo. Por las demoras en el tratamiento de la ley que era condición del acuerdo nacional que pomposamente propuso Milei en la apertura de sesiones legislativas, la convocatoria del 25 de mayo en Córdoba quedó reducida a un show de recuento de tropas y rehenes al que acudirán gobernadores aliados para hacerle un bullying cantado al peronismo. Así, por la sequía parlamentaria, del Pacto de Mayo sólo florecerá un nuevo oficialismo.

Para que germine la oposición habrá que esperar, con mucha suerte, a la primavera.

Por el paro se cancelaron todos los vuelos (Prensa CGT)
Axel Kicillof, Raúl Jalil y Martín Llaryora, tres gobernadores con estrategias diferenciadas respecto a Javier Milei y los sindicatos. 

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