El peronismo de Corrientes dio el primer paso de cara al armado con el que competirá en las elecciones que definirán a quien sucederá a Gustavo Valdés. El desafío principal pone ahora el objetivo en la reconstrucción de una unidad que quedó renga entre las críticas a la conducción nacional de CFK y los desacuerdos respecto de la estrategia provincial.
Luego de las internas, la cristinista Ana Almirón será proclamada el viernes al frente de un partido del que se fueron algunas de sus figuras. No se trata de personajes menores. El diputado Jorge Antonio Romero, su par en la cámara baja Nancy Sand y los senadores provinciales José "Pitín" Aragón y Martín Barrionuevo encabezan una lista que engordan referentes territoriales de todo el interior correntino.
A partir de la semana que viene, el brazo krichnerista tendrá que apostar a sanar las heridas y buscar nuevos aliados en un contexto en el que todos los teléfonos suenan al mismo tiempo, todas las llamadas están cruzadas y en el que los armados transversales serán la principal característica del nuevo mapa político.
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Martín Ascúa es el nombre con el que el PJ saldrá a discutir con sus socios para pelear por la gobernación de Corrientes.
El intendente de Paso de los Libres goza de la aceptación del grueso de sus compañeros, incluso algunos de los que terminaron pegando el portazo. Sin embargo, la discusión en torno a su figura tiene que ver con la proyección. Hay quienes entienden que la oficialización de su candidatura se adelantó demasiado y que el proceso de su instalación provincial encontrará un problema en esa proclamación anticipada.
Las voces más críticas de la conducción partidaria temen que la candidatura de Ascúa sea utilizada como moneda de cambio para alinearse detrás de un candidato extrapartidario con mayor peso electoral. Para eso, el intendente de Paso de los Libres debería renunciar formalmente a sus aspiraciones.
Ese nombre no sería otro que el exgobernador Ricardo Colombi.
La alianza con Ricardo Colombi
La posibilidad de un acuerdo con el tres veces gobernador es algo de lo que el pasilleo político correntino conversa desde el momento en que Colombi se peleó con Valdés y empezó a proyectar una nueva candidatura.
El radical camina la provincia y, según reconocen en el peronismo, “habla con todos, todo el tiempo”. Valdés se quedó con la conducción de la UCRy mantiene alineados a la mayoría de las fuerzas que supieron integrar Encuentro por Corrientes y hoy él sostiene en el armado de Vamos Corrientes, la marca con la que busca marcar el fin del ricardismo.
Esa situación obliga a Colombi a salir a buscar aliados de peso y una alianza con el PJ aparece en el horizonte como la alternativa más atractiva. Esa realidad pone al peronismo en una discusión interna en la que están quienes entienden que un acuerdo podría ser determinante para volver al gobierno y quienes no quieren saber nada con una alianza con aquellos sectores que, entienden, son parte del “modelo político que llevó a Corrientes a la situación en la que hoy se encuentra”.
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Ricardo Colombi fue tres veces gobernador de Corrientes.
Vale recordar que Colombi supo confluir en 2005 con el kirchnerismo en una alianza electoral que se adelantó a los tiempos de la tranversalidad que tuvo su punto de ebullición con la fórmula que Julio Cobos compartió con CFK en 2007. Fue cuando terminó su primer mandato como gobernador y promovió la candidatura de su primo Arturo Colombi. Esa alianza contó con la participación formal del PJ y la UCR y se llamó Frente de Todos.
La dispersión del peronismo
La endeble unidad alcanzada por el espacio que se quedó con la conducción partidaria tras los comicios de este domingo repercute en un mapa en el que la proyección más lógica hace presagiar un peronismo repartido en varios espacios.
La posible alianza con Colombi es uno de los elementos que podría decantar en la aparición de un espacio alternativo nucleado a partir de la “identidad peronista”. Aunque un consumado armado alineado detrás de una boleta que tenga a Ascúa a la cabeza no garantiza que quienes se sintieron apartados por los responsables del armado triunfador no terminen sumándose a otros espacios alternativos.
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CFK junto a los encargados de la normalización del PJ en Corrientes.
Como viene contando Letra P, nombres sobran. A pesar de las lecturas, las visiones comunes y las conversaciones en curso, nadie sabe qué harán los precandidatos que el PJ descuenta como aliados: el intendente de Gobernador Virasoro, Emiliano Fernández, y el diputado provincial del Frente Renovador Germán Braillard.
El éxito o el fracaso del proceso de unidad ampliada que encararán Almirón y compañía será determinante para contener al grupo de referentes territoriales que, hoy afuera de esa unidad, podrían encontrar en esas figuras eventuales líderes para armados que no necesiten de los sellos tradicionales del PJ y la UCR para competir con chances ciertas de forzar su ingreso a una segunda vuelta electoral.
El rol de los intendentes
En toda esa sopa, el intendentismo analiza jugar su propio partido, buscando garantizar el éxito de sus estructuras locales, más allá de lo que suceda en el plano provincial. Así, ya hay jefes comunales que analizan dos estrategias: desdoblar las elecciones para no depender de una figura provincial o tejer alianzas en el plano municipal que les permitan colgarse de más de un aspirante a la gobernación.
En Corrientes rige un sistema de colectoras que permite esa jugada estratégica que siempre se pone bajo el análisis de armadores y candidatos. El sistema electoral correntino establece que en el cuarto oscuro haya tantas boletas como partidos políticos reconocidos hay ante la Junta Electoral. Por esa razón, el peso de las alianzas se termina definiendo por la cantidad de sellos que la integran.
Ante esa coyuntura, hay quienes advierten que la búsqueda de la unidad debería poner especial atención en los armados territoriales y galvanizar la alianza con los intendentes para evitar la prolongación de esas estrategias independentistas.