Massa cuenta con otros factores que juegan a su favor en la provincia mediterránea. El candidato de UP apuesta al peso de su vieja alianza con el fallecido exgobernador José Manuel de la Sota y a la colaboración de una porción del peronismo local, que resiste la llegada de Milei o Juntos por el Cambio. En su paso por la provincia se llevó el apoyo de todo el gremialismo y de un grupo de intendentes y legisladores. En el massismo recuerdan que en 2015, en alianza con De la Sota, el candidato presidencial se quedó con el 20% de los votos de Córdoba. Entonces estaba lejos del kirchnerismo. Ahora aspira a sacar al menos la mitad.
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En Santa Fe se juega otro duelo. En el peronismo local dicen que Massa debería sacar “entre 25 y 30 puntos” para hacer un buen aporte al número nacional. Los más optimistas creen que el 30 será un número fácil de alcanzar gracias a la fragmentación opositora. Las PASO provinciales del 16 de julio dieron un primer indicador. El peronismo local consiguió un magro 28%, frente a los 63 puntos de Juntos por el Cambio, pero la traslación de votos no es lineal. Los votos de Maximiliano Pullaro y Carolina Losada no necesariamente irán a parar a Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, y en la provincia pesa la alianza del socialismo con Schiaretti, además de la figura de Milei. Massa viajará el martes a Rosario, donde el peronismo es más fuerte.
En busca de votos en tierras hostiles, el candidato presidencial pasó el martes por Mendoza, donde el peronismo hizo el 11 de junio la peor elección de su historia en democracia. El Frente Elegí consiguió apenas el 18% de los votos y quedó tercero, detrás de JxC, que se quedó con el 49%, y de Omar de Marchi, de La Unión Mendocina, que obtuvo el 23,3%.
La calculadora de UP dice que, para que el resultado nacional sea bueno, en Mendoza Massa debería conseguir “entre el 20 y 23% de los votos”, según indica una fuente calificada del distrito que estuvo el martes con el precandidato presidencial. Como en otras provincias hostiles al discurso kirchnerista, como Entre Ríos o Córdoba, la figura de Massa prende mejor en el electorado mendocino. “Tiene un perfil interesante para la provincia, vamos a sacar más votos que en la elección local”, vaticina un dirigente del PJ cuyano. El número, igual, estará lejos del 37% que consiguió Alberto Fernández en 2019 y que lo llevó a sacarle 16 puntos de diferencia a Mauricio Macri.
Dónde están los votos
Distritos difíciles al margen, en UP saben que la mejor cosecha saldrá de la provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas, y del Norte Grande, donde el peronismo se hace fuerte. Allí dio el gran golpe de 2019. Para reforzar ese voto, Massa estuvo a fines de la semana pasada en San Juan, La Rioja y Tucumán. Dirigentes que lo acompañaron marcaron a su favor su contacto en el mano a mano con el electorado. Los gobernadores de la región fueron los que más presionaron por su candidatura y están ciento por ciento comprometidos en la búsqueda de votos.
En 2019, las 10 provincias que forman el Norte Grande hicieron un aporte determinante en la diferencia que el Frente de Todos consiguió en las PASO. El escrutinio marcó 1.708.316 votos más que JxC, un número similar al del conurbano bonaerense. En la Primera sección electoral, el FdT consiguió 1.203.295 votos más que el macrismo. En la Tercera, la diferencia fue de 738.529 votos. Fueron casi dos millones de votos de diferencia entre ambas.
Los números del conurbano se derrumbaron estrepitosamente entre 2019 y 2021. El FdT pasó del 52 al 37% en la Primera sección electoral. En la Tercera, la más populosa en tierra bonaerense, el número cayó del 59 al 43%. Para que esta elección no resulte igual de catastrófica que la legislativa, el objetivo de UP es cosechar alrededor de 40 puntos en la Primera y un 37% de promedio en toda la provincia. “La realidad es que ya no existen bastiones imbatibles. El 64% de La Matanza de 2019 ya no existe más”, se sinceró un vocero bonaerense.
La participación también será clave. El consultor político Juan Courel, que tuvo a su cargo la campaña del FdT en 2019, publicó hace pocos días que con menos del 70% de asistencia del electorado, el beneficiario será JxC, mientras que una participación que se ubique entre 70 y 77% supondría una mejor cosecha de UP. En 2019, la participación en las PASO fue del 76,4%. En las generales subió cuatro puntos. En 2021, pasó del 67%, en las primarias, al 71,7%, en las generales, cuando el peronismo emparejó el resultado. Las elecciones provinciales ya encendieron todas las luces de alarma. En Salta, Chaco, Mendoza, Santa Fe, San Juan, Río Negro, Córdoba y Chubut el presentismo estuvo por debajo del 70%.
Tanto Massa como el gobernador bonaerense Axel Kicillof insisten desde hace semanas con la importancia de concurrir a las urnas el 13 de agosto. "Nadie se queda en la casa. Nadie se queda sin votar”, dijo el gobernador esta semana en Ensenada. Sobre el mismo punto trabaja Massa en lo discursivo y puertas adentro. Dice que los intendentes bonaerenses saben perfectamente dónde ir a buscar los votos que el peronismo necesita.
Los intendentes fueron quienes presentaron en los últimos días sus quejas por la falta del impacto de la campaña en los distritos. “¿Dónde están los votos? En el conurbano. ¿Y dónde está Massa? En Mendoza”, se quejaron. “Los intendentes siempre se quejan. Hay que entender que Sergio está haciendo todo lo que le da el cuero. No se puede estar en todos lados a la vez y hay que buscar votos en todo el país”, justificó uno de los voceros de UP.
Los voceros, a la cancha
Esta semana, el oficialismo se dedicó a ajustar las clavijas del discurso. El lunes 31, a menos de dos semanas de las PASO, los voceros de UP escucharon quejas del equipo de campaña de Massa ante la falta de defensa pública del candidato en los medios por parte de la dirigencia territorial. Fue el ex ministro de Agricultura Julián Domínguez quien marcó el principio de la solución. Dijo que el problema no radicaba en la comunicación, si no que Massa debía ordenar la política y exigir a la plana mayor de UP, postulantes, intendentes, gobernadores y referentes que salieran a poner el cuerpo.
Al día siguiente, el martes, el comando de campaña convocó al búnker a dirigentes de todas las tribus del espacio para ordenar el discurso y definir vocerías. La reunión fue encabezada por el consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí; el histórico responsable de comunicación del massismo, Santiago García Vázquez; y el jefe de campaña, Eduardo de Pedro, que participó de manera virtual.
Las últimas horas mostraron la respuesta al ordenamiento. Las redes de UP difundieron la salida masiva de la dirigencia en los medios con discursos casi calcados. Casi todos hicieron eje en las características que Gutiérrez Rubi marcó como más relevantes en el candidato y que la sociedad demanda en esta elección: liderazgo, firmeza, capacidad y habilidad.
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“Le reconocen que agarró una difícil. La idea del Sergio heroico y que se la juega comienza a emerger. Hay, en efecto, un reconocimiento. Reconocen que hay una Argentina difícil, una papa caliente”, apuntó el consultor.
En la misma presentación, el equipo planteó cuestiones centrales para el tránsito de las PASO hacia las generales de octubre. Por un lado, mostró encuestas que ubican a UP un poco por encima del objetivo de los 30 puntos. Por el otro, señaló que mientras UP fideliza “al 100% los votos de las PASO”, JxC deja en el camino “casi un 20% de los votos” entre agosto y octubre, porque ni Bullrich ni Rodríguez Larreta absorberían la totalidad de los sufragios de su oponente interno.
A ese factor se suma el desempeño de Milei. El oficialismo necesita que la cosecha del candidato libertario no baje de los 20 puntos para evitar que se desinfle camino a octubre por una fuga de votos hacia el antiperonismo de JxC. Una ingeniería electoral exitosa requiere, además, que la diferencia entre UP y JxC no sea mayor a los cinco puntos.
En ese escenario, UP definirá los movimientos de Massa para el último tramo de la campaña. El candidato estuvo este sábado en Berazategui y el domingo irá a Escobar. El mismo día recibirá el apoyo de movimientos sociales en el estadio de Ferro, en un acto organizado por Somos Barrios de Pie. El lunes será el turno de la CTA de Hugo Yasky y el martes de la CGT, en Malvinas Argentinas, después del paso por Rosario. En palabras de una vocera de la campaña, una muestra de que “el músculo del peronismo está en movimiento”. Este sábado, UP organizó una volanteada masiva en todo el país bajo el lema "la Patria está en tus manos".
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El cierre de la campaña todavía está en duda. Gutiérrez Rubi desaconseja los grandes actos tradicionales del peronismo y promueve las microrreuniones y encuentros de cercanía. Cree que “hay que pasar las PASO sin hacer olas”. El territorio resiste. Parte de la dirigencia cree que falta un cierre a toda pompa en el bastión bonaerense, con Kicillof y Cristina Fernández de Kirchner, que termine de consolidar el voto propio. Podría ser el miércoles.
¿Y Cristina?
Por lo pronto, la vicepresidenta hará algún gesto final hacia Massa para que no queden dudas de su acompañamiento. Ni ella ni Máximo Kirchner quieren que Juan Grabois agite la idea de que sus votos son los de Cristina. “El candidato de Cristina es Sergio”, repite un dirigente que dialoga con la vicepresidenta.
“Vamos a hacer el acto de cierre que sea mejor para la campaña. Monitoreamos diariamente lo que hay que hacer, los mensajes y las actividades para decidir. Nuestra campaña es flexible”, dicen en el comando de UP. La lectura que domina en el oficialismo es que Massa deberá mostrar en las PASO todo el voto propio posible para luego salir a ampliar en octubre. Por eso prima la insistencia sobre la participación del electorado peronista, con el temor de que las PASO “te saquen de la cancha como le pasó a Macri en 2019”.
El riesgo existe. El ministro de Economía llega con una inflación que supera los 100 puntos y el dólar blue disparado, aunque sus características personales logran matizar la situación. “A cualquier otro, el dólar a 570 pesos se lo hubiera llevado puesto. Lo mismo con el apriete del FMI. Sergio sigue vivo y encima consiguió guita de cualquier lado para pagarles”, dice un bonaerense esperanzado.
Con pocas certezas en los números de las encuestas, los consultores estrella coinciden en una idea: las elecciones siempre se definen en el centro. Después de las PASO, Massa deberá adaptar su discurso para salir a cazar el voto blando de JxC. Para eso, deberá mostrarse más independiente de Cristina. Convencer al electorado, que pide un cambio a los gritos, de que es el ministro de Economía de este gobierno quien lo representa.