Con 43 intendencias y casi diez millones de electores, el monstruo electoral que conforman la Primera y la Tercera secciones de Buenos Aires se transforma en la vedette de las PASO y, si bien es un histórico bastión del peronismo en el que conviven viejos barones como Alberto Descalzo con nuevos líderes como Martín Insaurralde, la oposición pone todo lo que tiene para hacer allí una buena elección, pues acaso de aquello dependa su suerte. El precandidato a la gobernación por la línea halcón del PRO Néstor Grindetti lo sabe y por eso su equipo mapea ese territorio, para ajustar la campaña en función de las necesidades, con el objetivo de sacar de la cancha a su rival interno Diego Santilli. Tiene dos metas clave: ganar con contundencia en Lanús y San Miguel y hacer una “muy buena” elección en otros 11 distritos, todos gobernados por el peronismo. Trabajar a fondo para sumar allí es la cuestión; el resto -dicen-, lo hará la figura de Patricia Bullrich.
En el equipo de campaña de Grindetti tienen bien claro que, si bien el intendente aporta experiencia de gestión y una línea política directa con Mauricio Macri, uno de los principales valores electorales de su boleta está puesto en la tendencia alcista de Patricia Bullrich. De acuerdo a encuestas que manejan y no difunden en su totalidad, la jefa de los halcones logró achicar la brecha con Horacio Rodríguez Larreta en el sur del conurbano. En el campamento afirman que recortó tres puntos de distancia y están a uno del palomar. Dicen, también, que están arriba en buena parte del conurbano norte. En el nido de halcones alimentan su optimismo en que, además, en el interior bonaerense miden "mucho más" y piensan festejar el 13 de agosto.
Están convencidos de que hay distritos en los que sus precandidatos y precandidatas a las intendencias ganarán la interna y, con el envión, sumar más a la boleta del ala dura del PRO en las generales. Dan por descontado que Diego Kravetz, posible sucesor de Grindetti en Lanús, y Jaime Méndez, alfil político de Joaquín de la Torre en San Miguel, se impondrán cómodos en sus municipios, pero también auguran buenos resultados en La Matanza, Avellaneda, Florencio Varela, Almirante Brown, Presidente Perón, Cañuelas, Punta Indio, Pilar, Mercedes, San Fernando y Morón.
El entusiasmo se traslada incluso a San Isidro, pese a que saben que Gustavo Posse hará valer su poderío para empujar la precandidatura de su hija Macarena. Fuentes del PRO afirman que cuando se mide la pelea nacional, Bullrich está arriba de Larreta en ese municipio acomodado de la zona norte. Si es así, el resultado podría depender del corte de boleta, algo que históricamente es muy bajo, salvo cuando lo empujan los propios jefes comunales.
Los halcones son conscientes de que están bastante abajo en muchos otros distritos, como en Quilmes, donde algunos hubieran optado por entronar a la diputada PRO Maru Sotolano en vez de al ex concejal del Frente Renovador Walter Queijeiro; Lomas de Zamora, Luján y Tigre, pero parejos en Merlo y Malvinas Argentinas. Eso no evita que se muchos aún se pregunten si fue un error de la cúpula bonaerense haberles dado lugares a De la Torre y Javier Iguacel en tres distritos claves como Pilar, Merlo y Luján, en detrimento de otros candidatos más taquilleros.
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Un caso paradigmático es el de Adriana Cáceres, una concejala de Pilar que responde a Cristian Ritondo y tiene el amplio favor de Bullrich, y quien aun así deberá enfrentarse en internas no sólo al larretista Sebastián Neuspiller, otro concejal muy bien posicionado en lo local, sino también a otro representante de los halcones, Andrés Genna, impulsado por Igaucel y -desde las sombras- por el ex intendente Nicolás Ducoté.
Con este mapeo, Grindetti y los suyos avanzan en la campaña. Después de su paso esta semana por Villa Gesell, Pinamar y La Costa y visitas previas a Bragado, 9 de julio, Trenque Lauquen, Carlos Casares y Chivilcoy, pretenden regresar al conurbano bonaerense, ese amplio territorio que les será muy difícil pintarlo de amarillo, pero donde pretenden hacer una buena elección puesto que es determinante si quieren retomar el poder en Buenos Aires y en la Casa Rosada.