Desde el 10 de diciembre, el dirigente de La Cámpora Julián Álvarez comenzará a gobernar Lanús después de ocho años de gestión macrista de la mano de Néstor Grindetti, uno de los hombres fuertes del PRO. Logró ordenar a las tribus y recuperar para el peronismo el único territorio populoso de la Tercera sección electoral que no comandaba. El dirigente incondicional a Máximo Kirchner, algo parco, abogado de profesión y mago aficionado, se mira ahora en el espejo de Mayra Mendoza, quien fue reelecta con el 51 por ciento de los votos en Quilmes, para transitar con éxito su primera gestión.
Es un dirigente acostumbrado a convivir con la presión. En 2010, con 29 años de edad se convirtió en el secretario de Justicia de la nación de Cristina Fernández de Kirchner. Quienes lo frecuentaban en ese entonces recuerdan el alto nivel de estrés con el que supo convivir.
Estuvo en La Cámpora desde los inicios de la agrupación, adonde llegó junto con el ministro de Interior, Eduardo de Pedro. Wado fue su socio en el primer estudio jurídico que abrió apenas se recibió de abogado, en 2006. Un tiempo, mientras cursaba sus estudios en la Universidad de Buenos Aires (UBA), había conocido a varios de los miembros fundadores de la organización, como el senador Mariano Recalde.
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Desde el 10 de diciembre tendrá el desafío de gobernar uno de los populosos distritos de la Tercera, bastión histórico del peronismo donde Sergio Massa se impuso en el ballotage con Javier Milei por una diferencia de 16 puntos. Tendrá, como el resto de sus pares de todos los partidos, el desafío de gestionar con mínimos recursos si el libertario aplica el brutal recorte que volvió a prometer luego del domingo de coronación.
Espejo quilmeño
“Nosotros planteamos un gobierno con la gente, como Mayra en Quilmes, que está todo el día caminando, resolviendo los problemas de los vecinos. Para nosotros es un ejemplo y allá queremos ir”, dijo Álvarez al sitio El Termómetro días después de la elección. Muchos de quienes trabajaron o trabajan hoy junto a Mendoza lo están haciendo ahora en Lanús para armar el gobierno.
Uno de los articuladores centrales, primero en Quilmes y ahora en Lanús, es el senador bonaerense Emmanuel González Santalla. A él se suman otros funcionarios y dirigentes que están colaborando o incluso se mudarán de un distrito al otro para replicar el modelo de gobierno, algo que ya se hizo en campaña cuando, por ejemplo, se copiaron los denominados Foros Participativos de Gestión que Mendoza implementó en la campaña de 2019 y que mantiene en su gestión.
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El que pierde acompaña
El intendente electo sumará a su gobierno a quienes fueron sus rivales internos en las primarias. El triunfo es atribuido, en gran parte, a que lograron ordenar el peronismo local, primero en la interna y luego en la campaña para la elección general. Estarán integrados el massismo, que llevó como candidato al ex presidente del Club Lanús Nicolás Russo; al Movimiento Evita, que postuló a Agustín Balladares; y a Unión Popular, comandada por Víctor De Gennaro.
Esta fue la revancha de Álvarez. En 2015 sufrió una derrota ajustada contra Grindetti luego de un tenso cierre de listas que dejó afuera al por entonces intendente Darío Díaz Pérez. En 2019, no pudo ser candidato: Kirchner eligió a Edgardo Depetri, quien ganó la interna de cuatro candidatos pero cayó derrotado en las generales. El peronismo aprendió de esa experiencia y, tras un largo proceso, llegó unificado a la elección.
“Algo parco” en público, Álvarez es una persona “carismática” en la intimidad y se divierte haciendo trucos de magia. “Es mago, siempre está haciendo magia. Lo hacía en los casamientos y fiestas. No sé si hasta trabajó de eso”, dijo a este medio una persona cercana al intendente electo.