El Gobierno confía en aprobar en la mañana de este martes la totalidad de la ley ómnibus y el paquete fiscal, aunque al cierre de esta nota los negociadores de La Libertad Avanza y el PRO seguían contando los votos para sostener algunos artículos. Los números estaban muy justos para la Reforma del Estado, el Registro de Inversiones, la reversión de Ganancias y el blanqueo.
A las 19 de este lunes, el ministro del Interior, Guillermo Francos, visitó al presidente de la Cámara baja, Martín Menem, para hacer cuentas. Participaron de la reunión el secretario de Interior, Lisandro Catalán, y el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, quien estuvo a cargo de las negociaciones con la oposición dialoguista. También se reunió con el riojano Karina Milei. La clave para llegar con tranquilidad era la presión a gobernadores de todas las fuerzas políticas.
En los campamentos de LLA y el PRO, que trabajaban en equipo, aseguraban que no hay artículos en riesgo, aunque reconocían que algunos no reunían la mitad más un voto del recinto y dependían de ausencias y abstenciones.
El primer test del oficialismo fue ni bien se inició la sesión, cuando pidió definir en el recinto que la votación fuera por capítulos. Ganó con 140 votos a favor, 11 más que la mayoría. Ese número sería similar a la votación en general de los proyectos. La pelea es por el articulado, como pasó con la versión original de la iniciativa.
Polémicas en la ley ómnibus
Para imponerse, el oficialismo contó con 29 de las 34 bancas radicales, muchas de ellas dispuestas a rechazar varios artículos. También estuvo en ese cálculo el sexteto de la Coalición Cívica, que este lunes armó bloque propio y quiere voltear varios capítulos.
Un dato: no estuvo la libertaria Marcela Pagano, con problemas de salud. La última lista de oradores indicaba que la votación en general de ambos proyectos llegaría a las seis de la mañana. Recién después se hará la particular, que es donde se define la suerte de cada artículo.
En la ley ómnibus, como anticipó Letra P, el capítulo de reforma del Estado tiene escaso consenso en el team dialoguista. Se trata de una de las principales atribuciones que pide Javier Milei para usar las facultades delegadas.
Un sector de la UCR y la Coalición Cívica no aceptan habilitar al Presidente a disolver organismos e intervenirlos por un año. Los gobernadores radicales presionaban a su bloque para sostener este capítulo. Lograron el compromiso de incluir a la lista de organismos a proteger, en el artículo tres, al Banco Nacional de Datos Genéticos. Hacemos Coalición Federal pedirá sumar otros, como el Instituto del Teatro. LLA creía que tiene los votos para aprobarlo como está y hará el intento.
El otro capítulo que tiene muchos detractores es el Registro Nacional de Grandes Inversores, el RIGI. El sector dialoguista exige reducir el mínimo de inversión prevista, que es de 200 millones de dólares, y permite grandes beneficios fiscales y cambiarios.
Otras polémicas
Al cierre de esta nota, oficialistas y opositores creían que el capítulo del Rigi sería aprobado y sólo sería rechazado el artículo 162, que declara las inversiones de interés en los municipios. No pasaba el examen de autonomía provincial que necesita cada ley en el Congreso.
Había consenso entre la UCR, HCF y los partidos provinciales en incorporar un artículo para aumentar el impuesto interno del tabaco y obligar a pagar a la empresa Sarandí. El PRO no quería apoyarlo. Unión por la Patria será el árbitro de la votación y no había decidido qué postura tomar.
El destino del articulado estaba sujeto a las internas opositoras. En la UCR, por caso, el jefe del bloque, Rodrigo de Loredo, contabilizaba no más de 24 de sus 34 votos. O sea, cinco más de los que se aliaron con UP para pedir que los proyectos sean votados por capítulos.
LLA no descartaba que el grupo díscolo de la UCR pueda agrandarse, pero confíaba en abstenciones y ausencias que sean funcionales a la aprobación. Trabajaban para lograrlo los gobernadores del partido, en diálogo con Francos. Por la tarde hubo gestiones para sostener la reversión de Ganancias, eje del paquete fiscal. Los bloques patagónicos y un sector de la UCR no quiere apoyarlo y los votos están justos.
Carrió y Zamora
La salida de la Coalición Cívica de HCF complicó los cálculos para el paquete fiscal. Hasta el viernes, el grupo de Elisa Carrió sólo había anticipado el rechazo al blanqueo, pero nada había dicho sobre el resto de los capítulos: la moratoria, la reversión de Ganancias, la reforma de Bienes Personales y los premios a los pequeños contribuyentes.
Al cierre de esta nota, la CC seguía sin definición sobre si votaría en general el pacto fiscal. Su rechazo al blanqueo estaba generando efecto contagio y preocupaba. En el recinto, el diputado Maximiliano Ferraro anticipó que en la votación en particular de la ley ómnibus pediría por el impuesto al tabaco, un impuesto al juego y una reducción de las exenciones tributarias, un tema en el que también acompaña HCF.
En LLA creían que, sin la CC ni la UCR díscola, los votos para todos los artículos estaban, porque, si en algún caso no llegara a los 129 que requiere una mayoría, la oposición no se estaba organizando para ganar ganar; mucho menos había una coordinación para dejar la sesión sin cuórum.
Francos seguía con esperanza de sumar a los siete votos de Santiago del Estero, favorecida con la reversión de Ganancias.Le alcanza con que dejen sus bancas vacías. Más difícil era contar con ayuda de Catamarca, pese a la voluntad de su gobernador, Raúl Jalil. Sus representantes no lo toman en cuenta. Había versiones a presiones a sanjuaninos de UP, que son oposición en sus provincias. Los amenazan con acusarlos de perder ingresos si no se aprobaba Ganancias.