En febrero de 2016, Daniel Scioli seguía asimilando su derrota en el ballotage frente a Mauricio Macri cuando se cruzó a un dirigente del peronismo. "A vos te iba a nombrar como viceministro", lo anotició. La anécdota, ya convertida en leyenda, grafica lo que fue el reparto de cargos de aquella campaña presidencial del Frente para la Victoria. Como postulante incómodo con la bendición K, en aquel 2015 el entonces gobernador bonaerense presentó a todo su gabinete -con un mix de colegas provinciales y figuras con peso propio- y sólo le faltó una cosa: ganar. Sergio Massa hizo todo lo contrario este año: no dio ningún nombre de su posible administración.
"No reparto cargos como caramelos", llegó a decir para diferenciarse de su contrincante, Javier Milei, que en plena desesperación por no haber ganado en primera vuelta y encima salir segundo se movió rápido para pactar con Macri, lo que generó un sinfín de rumores acerca de un eventual cogobierno con puestos ya comprometidos para figuras de la era cambiemista.
A poco estuvo igual el candidato de Unión por la Patria (UP) de jactarse al dar un nombre, cuando corría detrás de las encuestas e imaginaba el anuncio como una bomba de distracción en el primer debate presidencial. Circulaba que Roberto Lavagna tendría un rol de coordinador de los equipos económicos, el talón de Aquiles massista. No necesitó tirar la carta sorpresa aquella noche en Santiago del Estero, porque ni Milei ni Patricia Bullrich llegaron a incomodarlo con la inflación, el dólar o la pobreza.
"Sergio no va a hacer lo que hizo Scioli, porque cuando vos nombrás a uno, dejaste a un montón afuera. Es momento de que todos se sientan incluidos para trabajar por esta elección", graficó un dirigente del PJ que podría llegar a ser ministro massista. Nadie tiene todos los números, pero la versiones circulan.
Más de una vez Massa dijo en la campaña que, de ser presidente, la mitad de sus colegas del gabinete actual se debería buscar un trabajo. En cuatro casos ya tienen uno nuevo: Santiago Cafiero (Cancillería), Eduardo de Pedro (Interior), Victoria Tolosa Paz (Desarrollo Social) y Martín Soria (Justicia) ganaron una banca en octubre. Lo mismo Matías Lammens (Turismo), que fue electo legislador porteño, pero es uno de los que se menciona que podría continuar en la administración nacional. Junto a Massa, presentaron un proyecto de ley para institucionalizar el Previaje. Otro ministro, en este caso de su riñón, también obtuvo una banca: Diego Giuliano, hoy a cargo de Transporte, la cartera de donde salió uno de los hit de la campaña del miedo: el precio del colectivo sin subsidios. El futuro del santafesino es, por eso, incierto.
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De buena relación con el candidato, Jaime Perczyk (Educación) también podría continuar en una gestión del tigrense. Lo mismo Gabriel Katopodis (Obras Públicas), uno de funcionarios que más militó por la recuperación del peronismo entre las PASO y las generales.
Opositores y un cuarteto
"Es el mayor desafío para mostrar nuestra voluntad de avanzar en una agenda de transparencia seria”, afirmó Massa en uno de sus últimos actos de campaña, para alimentar su convocatoria a un "gobierno de unidad federal", antes de revelar que aspira a que “la Oficina Anticorrupción la lidere alguien propuesto y aprobado por el Congreso desde el principal bloque opositor”. Desde la época del radical Manuel Garrido, durante el primer gobierno kirchnerista, que eso no ocurre.
No es el único despacho que Massa le prometió a alguien ajeno a Unión por la Patria. "Mi ministro de Economía no va a ser alguien de mi fuerza política, va a ser alguien de otro sector político", sorprendió hace una semana. Llama la atención, ya que ese sillón caliente parecía destinado a Guillermo Michel, actual titular de Aduanas y principal asesor económico del tigrense; o a Leonardo Madcur, jefe de asesores del Palacio de Hacienda. La afirmación movió una danza de nombres que incluyó desde Martín Redrado, Carlos Melconian (que elaboró un plan para JxC que fue a parar a la basura) hasta Diego Bossio, entre muchos otros. Técnicamente Lavagna (padre, no Marco) no pertenece al Frente Renovador.
No serán caramelos, pero durante su visita a la Unión Industrial Argentina (UIA), Massa invitó a la entidad a formar parte de su gobierno de "unidad nacional" en "órganos de contralor". El titular de la entidad industrial, Daniel Funes de Rioja, incluso se permitió con especular qué lugares podrían ocupar: la Comisión Nacional de Valores (CNV) o la Superintendencia de Seguros.
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Massa tampoco deslizó nombres cuando se refirió al Banco Central, pero sí un porcentaje: prometió que la mitad del directorio de la autoridad monetaria sería completado con figuras propuestas por la oposición.
Entre tanto guiño a la dirigencia ajena, algunas figuras opositoras tuvieron que salir a despegarse de los rumores. Uno fue Gerardo Morales, exsocio del tigrense en la época previa al surgimiento de Cambiemos. “El rol en el que nos puso la gente es de oposición”, se plantó el gobernador de Jujuy y titular de la UCR.
Massa sí se permitió mencionar a un cuarteto de figuras ajenas a UP con las que siempre mantuvo dialogo. En una entrevista televisiva, el candidato se entusiasmó con sumar a su eventual administración a Juan Manuel Urtubey, Graciela Camaño, Emilio Monzó y Miguel Ángel Pichetto. Los primeros dos anticiparon que lo votarán este domingo. El salteño hasta se sumó formalmente a sus recorridas de campaña.