La sentencia –dictada por los jueces Carlos Mahiques, Diego Barroetaveña y Ángela Ledesma– declara lo ocurrido el 18 de julio de 1994 como un crimen de lesa humanidad, lo que lo convierte en imprescriptible y universalmente perseguible. Lo mismo corre para todas las causas conexas, relacionadas, por caso, con intentos de entorpecimiento de la investigación, algo que tendrá repercusiones en el país.
En lo que hace a las responsabilidades individuales, el exreducidor de autos Carlos Telleldín resultó absuelto, en tanto que, a través de un fallo en paralelo, el exjuez Juan José Galeano y el exjefe de la entonces SIDE Hugo Anzorreguy fueron condenados a cuatro años de prisión por su responsabilidad en las irregularidades y el insólito manoseo de la causa. Los exfiscales José Barbaccia y Eamon Müllen quedaron condenados a dos años en suspenso, entre otras decisiones.
Hay fallo; en buena hora. Advertir sobre posibles consecuencias no sugiere que haya que meter la cabeza bajo la tierra. Sí que conviene entender el vendaval al que queda arrojada la Argentina y, más allá de las acciones judiciales que se inicien, qué orientaciones de política internacional habría que sopesar dadas las fragilidades de los aparatos locales de inteligencia y seguridad.
Por si le faltaran zozobras domésticas, la Argentina suma ahora una internacional y de seguridad. Pareciera que se ha hecho realidad la más terrible maldición china: "Que vivas tiempos interesantes".
Un choque con el corazón del poder de Teherán
En el fallo de Casación, la más alta instancia penal, Mahiques insta a los poderes Ejecutivo y Legislativo a adecuar el marco normativo para avanzar en juicios en ausencia a los iraníes acusados.
Se trata del entonces presidente –ya fallecido– Alí Akbar Hashemi Rafsanjani; del excanciller Alí Akbar Velayati; de quien fuera ministro de Información, Alí Fallahijan; del exjefe de la Guardia Revolucionaria, la fuerza de élite del régimen, Mohsen Rezai; del entonces comandante de la Fuerza Quds y actual ministro del Interior Ahmad Vahidi; del exagregado cultural de la embajada iraní en Buenos Aires Mohsen Rabani y de otros diplomáticos asignados a la Argentina. Demasiados pesos pesados.
Juzgar a esos personajes, aquí o en la CIJ, supondría una confrontación con el corazón del poder de la teocracia persa, algo que, dado el historial de la misma, no debería minimizarse en sus consecuencias.
Por lo pronto, exultante, la DAIA ya habló de su intención de acudir a la Justicia internacional.
AMIA, la aldea…
Como Casación pide celeridad en las causas conexas, análisis veloces pusieron la mira en la situación de Cristina Fernández de Kirchner. Hay que recordar que la Sala I de la Cámara de Casación Penal –compuesta por el mencionado Barroetaveña y por Daniel Petrone– anuló en septiembre del año pasado el sobreseimiento de la expresidenta en el proceso por el Memorándum de Entendimiento con Irán, una decisión fallida de gestión, pero que resulta difícil de entender como un posible delito. Alberto Nisman sonríe desde algún lugar.
¿Cuánto vale ahora, incluso más que antes, seguir el destino de la iniciativa de Milei de completar la Corte Suprema con Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla? ¿Cómo habrá que entender los quiebres y requiebres de esas postulaciones y, en particular, el llamativo silencio público de CFK, quien no se ha expresado sobre el modo en que el primero de los nominados expresa ese antro que es Comodoro Py?
… y el mundo
Como se dijo: en buena hora hay una certeza judicial –por parcial que resulte– sobre este tema lacerante. Sin embargo, no se puede ignorar que Casación tocó un escenario internacional incandescente.
Irán acelera su programa nuclear, destinado a la obtención de "la bomba". Ese país, que se declaró liberado de los controles internacionales desde la decisión de Donald Trump de restablecer las sanciones en su contra, es considerado por Israel –otro Estado nuclear– "una amenaza existencial".
El gobierno de Benjamín Netanyahu viene de bombardear el consulado iraní en Damasco, Siria, hecho en el que murieron ocho personas, entre ellas el general Mohamad Reza Zahedi, alto comandante de la Fuerza Quds –el brazo operativo de la Guardia Revolucionaria en el exterior– y principal enlace con el partido-milicia libanés Hizbulá, chiita como los iraníes.
Aunque Israel no confirmó las presunciones que lo señalan, el canciller persa, Hosein Amir Abdolahian, prometió que ese país "será castigado".
¿Más? Yahya Rahim Safavi, asesor de Asuntos Militares del líder supremo, ayatolá Alí Jameneí –quien también estaba acusado por Nisman–, avisó que "ninguna de las embajadas del régimen sionista son ahora seguras". Toda una admisión de modus operandi.
En este contexto, Estados Unidos se declaró en alerta ante posibles atentados contra intereses propios o israelíes, y el Estado Judío dijo que si la represalia iraní es militar, habrá guerra, por costosa que sea.
Israel sigue empeñado en la destrucción de la infraestructura del grupo palestino Hamás –otro aliado de Teherán– en la Franja de Gaza y, en rigor, del propio territorio y de su población. Estados Unidos acaba de dejar pasar, en un hecho inédito, una resolución del Consejo de Seguridad llamando a un alto del fuego en un conflicto que amenaza cada vez más con un desborde que involucre a actores como el mencionado Hizbulá y la propia República Islámica. El extremista de derecha Netanyahu bramó.
Contraindicaciones del alineamiento
Milei viene de proclamar su alineamiento incondicional, más allá de Israel, con los Estados Unidos, "aunque gobiernen demócratas o republicanos". El Presidente lee mal la realidad. Si algo le pide –hoy y siempre– Washington a países como la Argentina es cooperación contra el terrorismo, el narcotráfico y el lavado de dinero. El resto es yapa.
Además, no todo es lo mismo: Joe Biden quiere parar la guerra en Gaza y, empeorando un vínculo ya tenso, le manifestó a Netanyahu su molestia por el ataque inconsulto a Damasco.
El fallo de Casación y las zozobras que puede incubar llegaron, paradójicamente, mientras el ultraderechista recibía un premio de la ultraortodoxia judía en Miami: él y la todopoderosa Karina Milei serán desde ahora "embajadores de la luz" del grupo Jabad Lubavitch.
El problema con los alineamientos acríticos surge cuando se pasa de los dichos a los hechos.
Milei dio por tierra con el acuerdo de palabra sellado por Diana Mondino y los senadores que responden a Martín Lousteau, de quienes depende la confirmación del rabino personal de aquel, Axel Wahnish, como embajador en Israel. Para allanar la cuestión, espinosa en lo que hace al reclamo por las Malvinas, la canciller había prometido que la embajada argentina no sería trasladada de Tel Aviv a Jerusalén, lo que evitaría poner en entredicho una postura obligada de la Argentina: el rechazo a la implantación de población en territorios ocupados. Días después, el mandatario ratificó su porfía inicial y dejó a Wahnish pedaleando en el aire.
El derecho palestino a instalar la capital de su futuro Estado en el este de la Ciudad Santa, ocupado por Israel, es un tema extremadamente sensible en todo el mundo musulmán y una de las banderas más taquilleras no sólo de Hamás, sino también de Hizbulá e Irán.
Letra P dio cuenta el miércoles de una inquietante definición del jefe de Estado en una larga charla con Alejandro Fantino. "Es falso que eso (el alineamiento) ponga a la Argentina en el radar" de Hizbulá, dijo. "¿De dónde te creés que vinieron los dos atentados? Nosotros ya estamos en el mapa. La diferencia es si somos cobardes o nos plantamos del lado del bien", añadió.
Milei, que supedita los intereses y la seguridad de los argentinos a sus caprichos y dogmas, no deja hormiguero sin patear. Una cosa es un fallo judicial sobre el ataque a la AMIA y otra los alineamientos automáticos anunciados al voleo, la falta de razonabilidad y la bravuconada de ponerle el pecho al terrorismo internacional.