Aunque ninguno lo blanquea públicamente y en sus entornos insisten en que todavía falta una eternidad, dos albertistas de la primera hora caminan la provincia de Buenos Aires con el objetivo de suceder en el cargo al gobernador Axel Kicillof.
Gabriel Katopodis y Jorge Ferraresi, ministros en la era Fernández, caminan Buenos Aires con la gobernación entre ceja y ceja. La excusa de la reorganización del partido.
Aunque ninguno lo blanquea públicamente y en sus entornos insisten en que todavía falta una eternidad, dos albertistas de la primera hora caminan la provincia de Buenos Aires con el objetivo de suceder en el cargo al gobernador Axel Kicillof.
Se trata del ministro de Infraestructura Gabriel Katopodis y el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, exministros y defensores del expresidente Alberto Fernández devenidos kicillofistas fervientes y miembros estables de la mesa política del mandatario. Mismo objetivo, estilos diferentes: si se los catalogara bajo la lógica que dividió al PRO durante años, Ferraresi sería un halcón y Katopodis una paloma.
Como sea, cada uno por su lado comenzaron a recorrer el territorio bonaerense con plenarios y reuniones. En ambos campamentos dicen que el objetivo es el reordenamiento del peronismo, detonado con la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada, y darle músculo al armado del gobernador, a quien impulsan como próximo candidato a la presidencia.
Son quienes más militan la necesidad de una renovación y reordenamiento del peronismo tras el gobierno fallido de Fernández, aunque en aquel entonces fueron dos de los principales sostenes del presidente en el gabinete y en el territorio. Con todo, el albertismo nunca logró consolidarse.
Durante su paso por el gabinete, Ferraresi fue el primero en postular a Fernández para la reelección y las fuertes diferencias con Cristina Fernández de Kirchner estaban a la vista. Katopodis no se movió un centímetro durante toda la gestión y permaneció alejado de las críticas que le llovían al primer mandatario desde las huestes de La Cámpora.
El intendente de Avellaneda es uno de los dirigentes bonaerenses que se mostró más activo desde la llegada de Milei a Balcarce 50. Encabeza reuniones a las que convoca sobre todo a la dirigencia que no comulga con Máximo Kirchner y es el principal impulsor de la candidatura presidencial de Kicillof. Después de agitar el albertismo que nunca nació, también fue parte del operativo clamor para que CFK fuera candidata.
Además de las reuniones chicas y cerradas que encabeza a diario, Ferraresi comenzó una serie de actividades en Avellaneda y fuera de su distrito. En el pago chico inició un ciclo de charlas bajo la consigna “¿Qué nos faltó?”. Participan exministros de Néstor Kirchner y CFK. No para de generar polémica con sus visitas a distritos gobernados por La Cámpora -como Quilmes y Lanús- o el Frente Renovador -San Fernando-.
Katopodis es un ferviente militante de la unidad y los consensos. Comenzó a recorrer la provincia con los encuentros que denominó “¿Peronismo para qué?”. A ellos llega acompañado del escritor y guionista Pedro Saborido. Evita confrontar con otras tribus y tampoco ahonda en los déficits políticos y de gestión de su viejo jefe político. Fue miembro del gabinete durante los cuatro años de gestión del Frente de Todos y reivindica lo realizado en materia de infraestructura cada vez que le preguntan.
Katopodis es de los que creen que la pelea interna a cielo abierto perjudica al peronismo. Aunque está alineado con Kicillof, también tiene diálogo y mantiene reuniones con Máximo Kirchner e intendentes del conurbano que prefieren, por ahora, no elegir bando en la interna.