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Donald Trump vs. Elon Musk: la guerra de los mundos

El divorcio del año, a pura campaña sucia: pedofilia, drogas y decepción. Política mata anarcocapitalismo. Balas que pican en la Argentina de Javier Milei.

La renuncia de Elon Musk como funcionario especial del gobierno de Estados Unidos en calidad de ajustador y desregulador en jefe, anunciada a fines del mes pasado, fue la formalización de una ruptura cantada pero impactante entre el hombre más rico del mundo y el político más poderoso, Donald Trump.

Este jueves la sangre llegó al río: el empresario primero acusó al segundo de pedófilo y reclamó que se le haga juicio político, mientras que el jefe de la Casa Blanca amenazó con cortarle al superempresario la totalidad de sus multimillonarios negocios con el Estado. ¿Qué hay detrás de semejante choque de placas tectónicas? ¿Qué significa para la Argentina?

El sorprendente fuego cruzado que se destinaron ilustra la tensión existente entre las ideas anarcocapitalistas de Musk –las de Javier Milei – y las reglas de la política, a las que se allana Trump.

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Los recelos que Musk se ganó por comportarse como un jefe de Estado paralelo se sumaron a la tirria congénita de la facción nacionalista del movimiento MAGA, opuesta a la globalista de los tecnoplutócratas. La primera estaba encarnada por el extremista de derecha Steve Bannon, quien de entrada se juramentó hacer todo lo posible para eyectar al empresario del entorno presidencial.

Ya a principios de abril, según la prensa, Trump estaba convencido de que Musk debía "irse pronto".

Y se marchó.

Guerra sucia en Estados Unidos: sexo, drogas

El último hito, reciente y brutal, se tradujo en una investigación de The New York Times que describió a Musk como un drogadicto perdido. ¿Quién habrá dado luz verde para que tantos miembros del gabinete se convirtieran en fuentes locuaces?

"El consumo de drogas de Musk fue mucho más allá del uso ocasional. Les dijo a diversas personas que estaba tomando tanta ketamina, un anestésico potente, que le estaba afectando la vejiga, efecto conocido de su uso crónico. También consumía éxtasis y hongos psicodélicos, y viajó con una caja de medicamentos de consumo diario que contenía alrededor de 20 pastillas, incluidas algunas con la marca del estimulante Adderall, según una fotografía de la caja y personas que la vieron", escribieron las autoras, Kirsten Grind y Megan Twohey.

Musk se indignó y concluyó que no odia lo suficiente a los periodistas.

Tiros entre dos trincheras digitales

De ida y de vuelta, ambos titanes se dijeron de todo a través de posteos en sus respectivas redes sociales, Twitter y Truth.

Según Musk, Trump le debe a él el triunfo electoral de noviembre del año pasado.

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El mandatario republicano lo ninguneó y se declaró "decepcionado" de su exaliado.

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Donald Trump,

Donald Trump, "decepcionado" con su mecenas Elon Musk.

De acuerdo con el mandatario, el agresivo y público rechazo del megaempresario al plan fiscal del gobierno fue poco menos que un acto de hipocresía, ya que, afirmó, siempre estuvo al tanto del mismo.

Musk lo denunció como peligrosamente dispendioso, pero Trump le devolvió el golpe sin piedad. "La manera más fácil de ahorrar dinero en nuestro presupuesto, miles y miles de millones de dólares, es rescindir los subsidios y contratos gubernamentales de Elon. ¡Siempre me sorprendió que (Joe) Biden no lo hiciera!", puso el dedo en una llaga que hasta ahora había decidido ignorar.

El plan fiscal de Trump, descripto por su autor como "grande y hermoso", aumentaría el déficit estadounidense en 2,5 billones de dólares en la próxima década, producto, sobre todo, de recortes impositivos por cuatro billones de dólares. Según Musk, sí es grande, pero no hermoso, sino "una abominación asquerosa" por su "gasto enorme, escandaloso y lleno de prebendas".

El texto hace permanentes las desgravaciones, especialmente favorables a las grandes corporaciones y los más acaudalados, establecidas de modo temporal en 2017, durante el primer mandato de Trump.

El milmillonario no se opone a esas ventajas tributarias ni a los incrementos del gasto en defensa –150.000 millones de dólares– y seguridad fronteriza contra la inmigración ilegal –otros 175.000 millones–. Lo que deplora es que se le haya impedido meter la motosierra –simbólico regalo de Milei– más a fondo.

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Elon Musk empuña en la CPAC la motosierra que le regaló Javier Milei.

Elon Musk empuña en la CPAC la motosierra que le regaló Javier Milei.

Según el dueño de Starlink, son insuficientes las compensaciones del ajuste en el programa Medicaid de atención sanitaria a los sectores más pobres, los recortes de las ayudas alimentarias y la derogación de las facilidades establecidas por los demócratas para aliviar las deudas de estudiantes universitarios. Bajar impuestos está bien, pero en paralelo hay que destrozar el gasto social. ¿Te suena?

Hay, sin embargo, algo más en el fondo, a lo que aludió pícaramente Trump al mencionar las prebendas de su enemigo íntimo. El paquete, inspirado en su negacionismo sobre el cambio climático, deja de subsidiar las energías limpias y, en concreto, elimina o recorta dramáticamente las desgravaciones tributarias que se concedían hasta ahora a quienes compraran autos eléctricos, de hasta 7.500 dólares para los cero kilómetro y de 4.000 dólares para los usados.

Así, las acciones de Tesla se desplomaron este jueves casi 15% en Wall Street, una pérdida de 100.000 millones de dólares de valor en bolsa.

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El desplome de las acciones de Tesla, la compañía de autos eléctricos de Elon Musk (Fuente: Yahoo! Finance).

El desplome de las acciones de Tesla, la compañía de autos eléctricos de Elon Musk (Fuente: Yahoo! Finance).

La réplica fue con munición gruesa. "Es hora de arrojar la gran bomba: Trump está en los archivos de (Jeffrey) Epstein. Por eso no se difundieron", posteó Musk, quien, al vincular al mandatario con ese notorio pederasta, lanzó el globo de ensayo de un juicio político. ¿Habrá algo de cierto en eso, germen de tsunami político? El FBI –policía federal– podría difundir ese material, se dice, sin cortes ni edición. Atención a esto.

Esta guerra promete capítulos espeluznantes.

Elon Musk, el anarcocapitalista prebendario

Además de un hombre sin dudas genial, Musk es un fraude. Su relato anarcocapitalista omite que parte considerable de su fortuna y, más que eso, de sus proyectos más asombrosos fueron producto de masivos subsidios y contratos con el Estado. Tal dualidad no es ajena a la Argentina.

La combinación de libre mercado para los demás y estatismo en beneficio propio se dio con las subvenciones que convirtieron a su empresa de Tesla en un gigante mundial, pero no solamente con eso.

Uno de los elementos centrales de la ruptura fue la decisión del presidente de echar de la NASA a Jared Isaacman, hombre del magnate. El republicano justificó el hecho en que el director defenestrado es "totalmente demócrata".

Sólo SpaceX, la empresa con la que Musk pretende colonizar Marte y que, de modo más concreto, le ha permitido dominar el mercado de los satélites de baja órbita, se ha hecho con 14.500 millones de dólares en contratos con la NASA desde 2008.

Donald Trump vs. Elon Musk: el choque no se podía evitar

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Justo antes de Navidad, este medio describió el ascenso de una tecnoplutocracia, cómo Musk había logrado encaramarse en el círculo íntimo del entonces presidente electo con un financiamiento de campaña que finalmente se cifró en 290 millones de dólares, del modo en que se había metido al Congreso en el bolsillo amenazando a numerosos legisladores con financiar a postulantes rivales en sus distritos y de la manera en que, desde esa influencia, había extendido su largo brazo sobre procesos electorales en toda Europa.

Asimismo, advertió sobre el enorme poder que adquiría ese personaje por sumar munición política a su incomparable riqueza de –a valores de ayer– 368.000 millones de dólares y a su capacidad para viralizar contenidos desde Twitter, la red social más política del ágora global.

Las ínfulas de Musk y sus jóvenes ingenieros del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), su prepotencia e intromisiones en todas las áreas del gobierno, sus decisiones inconsultas de eliminar programas y dependencias, y sus torpezas ya le habían generado un ambiente interno hostil.

Musk jamás entendió que, pese a su gigantesca fortuna, su poder no era propio sino uno apenas delegado en ese ámbito ajeno que es la política.

El partido de Elon Musk

En su salida, el dueño de Twitter, Tesla, SpaceX y Starlink se declaró "decepcionado" por el final de su cruzada con la motosierra y por el plan fiscal de Trump, aprobado ya en la Cámara de Representantes y en curso en el Senado.

Musk tenía, ciertamente, incentivos para volver a su vida empresarial. Su salto a la política, las controversias resultantes, una transición de los negocios hacia manos menos confiables para los inversores y la guerra comercial desatada por Trump contra China–muy lesiva para todo el sector tecnológico– se tradujeron en pérdidas accionarias significativas. Especialmente las de los autos eléctricos Tesla, cuyas ventas, además, se desplomaron en Europa como boicot por los gestos de apoyo de Musk a cuanto partido neonazi encontró. En la escalada arancelaria radica otro elemento de enfrentamiento político, comercial e ideológico entre nacionalistas y globalistas, sobre cuya interna Trump no pudo nunca erigirse en árbitro populista.

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El largo brazo nazi de Elon Musk financia derechas extremas en Europa.

El largo brazo nazi de Elon Musk financia derechas extremas en Europa.

Escupido por el poder político, Musk cuenta con sus millones para buscar revancha. En ese sentido, pareció este jueves amenazar a Trump y a todo el sistema con la fundación de un partido nuevo y propio, ni republicano ni demócrata.

"Encuestada" la idea en su cuenta de Twitter, registraba a poco de su lanzamiento millones de opiniones, favorables en más de un 80%. ¿Intentará comprarse otro presidente?

Ecos fuertes en la Argentina de Javier Milei

Es conocida la sintonía que se ha dado entre Milei y Musk, pero, cauto, el Presidente se ha precavido, por ahora, de tomar partido en una pelea que lo excede. El caso, de hecho, resulta revelador en varios sentidos para la Argentina.

En primer lugar, el poder político vale más que cualquier cosa, al menos por ahora y para un gobierno que sobrevive "gracias" al rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI), posible solamente con el visto bueno de la Casa Blanca. Para Milei, Trump es un amigo irreemplazable.

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Javier Milei, en el fuego cruzado entre Elon Musk y Donald Trump.

Javier Milei, en el fuego cruzado entre Elon Musk y Donald Trump.

Segundo, la pelea presupuestaria entre los dos gigantes resulta reveladora de los límites de un proyecto político que tiene arraigo popular y una base a la que satisfacer, pero que, a la vez, es de vocación plutocrática. Eso hace que Trump se aleje un poco de los experimentos extravagantes de la motosierra y que, al combinar desgravaciones para los ricos con algún límite al ajuste del gasto social –que de cualquier modo existe–, encuentre como resultado un déficit fiscal mayor –y una deuda pública más abultada y, por tanto, menos confiable y más cara– que el recibido de los "comunistas" del Partido Demócrata.

De la mano de lo anterior, cabe destacar otra lección para entender el rumbo nacional de un modelo de corazón elitista y, en simultáneo, labia y artificios "populistas". Esto significa que para cumplir con sus objetivos económicos –desregulación, mercado y desestructuración del Estado nacional–, primero debe asegurar su sustentabilidad política.

Por último, importa por ilustrar la colisión inevitable entre la narrativa de un mercado libérrimo y el peso de los intereses de personas enchufadas al poder y con baja propensión al pago de impuestos.

Javier Milei con Donald Trump
Mark Zuckerberg (Meta), Jeff Bezos (Amazon) y Elon Musk (Tesla y Twitter) en la asunción de Donald Trump.

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