Martín Menem quedó entre la espada y la pared. A través de un comunicado, Javier Milei criticó un aumento del 80% en las dietas de la Cámara de Diputados que, en verdad, nunca se votó en el recinto. En rigor, era una decisión que el riojano había tomado luego de negociar con los jefes de todas las bancadas.
Las declaraciones del Presidente surtieron efecto: al cierre de esta nota, Menem no había firmado la resolución y, según informaron a Letra P fuentes del Congreso, en caso de suscribirla sería con un incremento menor al que trascendió el martes. Como explicó este medio, el titular de la cámara baja necesita subir las dietas para sancionar la ley ómnibus.
Poco antes que la oposición reuniera cuórum para aprobar una suba de las jubilaciones, se supo que el riojano tenía a la firma un incremento del 80% en tres cuotas, para llevar la dieta de un diputado a $ 2,2 millones mensuales de bolsillo.
Había formas de justificarlo: con el congelamiento de marzo, el incremento anual es menor a la inflación y al que percibieron los jubilados. Sin información oficial, la difusión de la cifra fue suficiente para activar a los trolls antipolítica en las redes sociales.
El aumento de Martín Menem
En los pasillos de Diputados quieren saber si la filtración de la noticia fue obra de Menem o, como sospechan, se hizo desde la Casa Rosada, en represalia a la unión opositora que aprobó un aumento de las jubilaciones. Esta última hipótesis cobró fuerza con el comunicado del la oficina del Presidente y porque, se sabe, el riojano no hace nada sin preguntarle a Karina Milei.
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El dietazo en Diputados comenzó a gestarse en una reunión de autoridades de bloque en el despacho de Menem, realizada el 22 de mayo, el mismo día del acto de Milei en el Luna Park. Asistieron varias segundas líneas, como Karina Banfi (UCR), Cecilia Moreau (Unión por la Patria), Nicolás Massot (HCF) y Silvana Giudici (PRO); y jefes como Juan López (Coalición Cívica).
Menem había recibido el reclamo de subir las dietas desde todos los bloques: se quejaban de que sus sueldos habían quedado muy por debajo que los del Senado, donde reciben en mano cinco millones de pesos.
El riojano prometió resolverlo. “Yo tengo que tomar la decisión”, se ufanó. Como explicó Letra P, luego tuvo una crisis en su bloque porque varios miembros no querían viajar desde las provincias, bajo el argumento de que pierden plata.
La rebelión se traslada a todas los bloques, que empezaron a dividirse entre autosuficientes y dependientes de la dieta. “La mayor bronca es que estamos inhibidos de ejercer algunas profesiones por conflicto de interés. Y eso nadie los sabe”, remarcó a Letra P la autoridad de una bancada.
Las firmas que no llegan
Moreau le contó a Menem que, cuando ocupaba su lugar, pedía un acta con la firma de todos las autoridades de bancada avalando el incremento, para evitar que luego dijeran no estar al tanto. Cuestión de códigos: nadie dijo nada y esos documentos nunca trascendieron.
La propuesta de Moreau fue tomada por Menem y el lilito López fue a juntar las firmas. Germán Martínez, de UP, firmó, pero luego nadie más quiso poner el gancho. Rodrigo De Loredo (UCR), Miguel Pichetto (HCF) y Cristian Ritondo (PRO) dijeron que no iban a adherir si no lo hacía Gabriel Bornoroni, de LLA.
El cordobés, que maneja estaciones de servicio, nunca quiso firmar y el documento de reaseguro que quería Menem no pudo ser. Por esa demora, no fue posible definir el aumento para este mes, cuando las dietas volvieron a ser iguales a las de diciembre.
La idea del riojano sigue siendo aumentarlas para que se liquiden con nuevos valores en julio y evite los reproches durante el tratamiento de la ley ómnibus. Pero deberá asumir los costos en soledad.
Con Milei en contra, no le será fácil a Menem hacerse cargo de un dietazo que redundará en vídeos virales y memes de las Fuerzas del Cielo. Por ahora, no tiene otra opción.