La trastienda de la apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura de Santa Fe tuvo episodios para destacar: el gesto de Maximiliano Pullaro con sus predecesores, los pastelitos en la plaza Italia, cómo cayó la ausencia de Amalia Granata, dónde quedó la Corte Suprema y la presencia sugestiva de un juez federal en la primera fila.
Pastelitos en plaza Italia
La plaza Italia, al frente de la Legislatura, fue preparada desde temprano para recibir el último acto de apertura de sesiones un 1° de mayo -será modificado en la reforma constitucional-. La (escasa) militancia se ubicó detrás de la valla donde se colgaron solo dos banderas: una de la Juventud Radical -aunque los jóvenes eran minoría- y otra del partido UNO, que responde al pastor Walter Ghione.
La Sinfónica de la Policía de Santa Fe amenizó la espera con hits de Chayanne, Bersuit Vergarabat y hasta Los Palmeras. Aunque la multitud no desbordaba, el gobierno provincial estableció tres gazebos con servicios: en uno había un consultorio médico; en otro -de la estatal Aguas Santafesinas- se repartía el vital elemento; y en el tercero, lo más importante: pastelitos de membrillo y batata. “Un éxito”, comentó un funcionario del gobierno.
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El puesto de pastelitos en Plaza Italia, cuando ya había sido "saqueado" por el público y la militancia.
Más allá de la buena recepción, los cantitos brillaron por su ausencia: sólo se escuchó el ya clásico “boróm bombóm / Maxi Pullaro gobernador”, cuando el hughense llegó secundado por Felipe Michlig y Juan Cruz Candido y se acercó a saludar. A la salida, la militancia repitió el canto, pero se entregó a pedir fotos a los gritos a funcionarios y personalidades. ¿La más requerida? Alejandra “Locomotora” Oliveras, flamante convencional electa.
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Las bancas del bloque de Amalia Granata, ocupadas por senadores de Unidos.
Sin embargo, las bancas no quedaron vacías. Fueron ocupadas por cuatro senadores de Unidos para Cambiar Santa Fe: Ciro Seisas, Esteban Motta, Hugo Rasetto y Rodrigo Borla. La bronca de la coalición oficialista con la mediática no amaina. “Mejor, que la banca la ocupe alguien que viva acá y tenga ganas de laburar”, comentó, mordaz, otro legislador cercano al gobernador.
La Corte al fondo y una presencia judicial sugestiva
El protocolo manda, por lo que la primera fila estuvo poblada de representantes de Santa Fe en el Congreso: Esteban Paulon, Mónica Fein, Mario Barletta, Melina Giorgi, Eduardo Toniolli, Carolina Losada, Eduardo Galaretto y Marcelo Lewandowski, sentado a escasos dos metros de Omar Perotti-; los intendentes de Rosario y Santa Fe -Pablo Javkin y Juan Pablo Poletti-; el exgobernador Antonio Bonfatti, el exvicegobernador Carlos Fascendini y el ministro de Gobierno, Fabián Bastía.
Hay dos detalles relacionados con la primera fila. Sólo hubo lugar para Roberto Falistocco, presidente de la Corte Suprema de Santa Fe. A diferencia de años anteriores, el resto de los supremos tuvieron que sentarse al fondo, en la última fila: Daniel Erbetta, Margarita Zabalza, Mario Weder y Jorge Baclini. Como si supiesen que no les tocaría un lugar principal, Rafael Gutiérrez y Eduardo Spuler no se hicieron presentes. La que sí asistió fue María Angélica Gastaldi, que dejó el tribunal cimero hace un mes. Paradójicamente, estuvo sentada más cerca del gobernador que los actuales cortesanos.
El otro detalle vino acompañado de una frase en el discurso del gobernador. Con un impecable saco gris claro y pantalón color crema, el juez federal de Reconquista, Aldo Alurralde tuvo su silla en primera fila y fue saludado personalmente por Pullaro: “Queridísimo doctor Alurralde, usted realmente nos honra”, dijo al iniciar su monólogo. Un gesto que no pasó desapercibido para aquellos que están al tanto del lobby que ejercen poderosas figuras del norte santafesino para que sea el representante de esa región en el próximo recambio de la Corte Suprema santafesina.
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Los ministros de la Corte Suprema de Santa Fe no tuvieron un lugar de privilegio.
Algunos recordaron, también, que Alurralde fue el primer juez federal en dar lugar a un recurso de amparo que exigía a la Nación hacerse cargo del mantenimiento de una ruta nacional, la 11, en el norte de Santa Fe, donde el magistrado tiene su jurisdicción.
Legisladores aplicados y un funcionario obsesivo
El miércoles a la noche, en una reunión que mantuvo con los convencionales electos de Unidos, el gobernador adelantó que el discurso sería corto y no superaría los 45 minutos. Sin embargo, no todos lo siguieron atentamente y a más de uno se lo vio mirando al teléfono. A diferencia de los distraídos, el socialista Leonardo Calaianov y el peronista Marcos Corach tomaron nota atentamente. Corach lo hizo sobre el documento acerca del nivel de actividad y empleo en Santa Fe que cada legislador tuvo sobre su banca.
El gabinete, que ocupó de la segunda a la cuarta fila, sí se mostró atento tanto al discurso como a comenzar los aplausos tras las frases más determinantes de Pullaro. De hecho, el secretario general de la gobernación, Juan Cruz Candido, sacó una tablet -similar a la que utilizó el gobernador- donde tenía el discurso escrito y lo fue siguiendo mientras el mandatario hablaba. No es para menos: fue uno de los encargados de recolectar los datos de gestión y darle forma al texto final.
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Juan Cruz Cándido, siguiendo al pie de la letra el discurso de Maximiliano Pullaro.
Los mimos de Maximiliano Pullaro
Si algo busca Pullaro en estas ocasiones es mostrar institucionalidad. Por eso se extremaron las formas y no se perdió oportunidad en mimar a quienes lo precedieron en el cargo. Recordó a Miguel Lifschitz cuando saludó a su esposa, la presidenta de la Cámara de Diputados y Diputadas, Clara García: ”En vos recuerdo su figura, que fue la persona que nos formó en la gestión pública”, le dijo. También se refirió al “amigo” Antonio Bonfatti y hasta agradeció a los exgobernadores por haber administrado la provincia de manera tal que las cuentas públicas no llegaron a quebrar.
La selfie del peronismo
El peronismo asistió a la apertura de sesiones habiendo anunciado el jueves temprano que presentaría un proyecto para eliminar los fueros y crear la Oficina Anticorrupción. Revitalizados tras el resultado en las elecciones constituyentes, hubo buena onda entre todas las tribus, que se materializó en una charla que tuvieron en la explanada Eduardo Toniolli, Lucila de Ponti -ambos del Movimiento Evita-, Diego Giuliano -del Frente Renovador-, Florencia Carignano -de La Cámpora- y Celia Arena -espada de Omar Perotti-. El momento se inmortalizó con una selfie sacada por De Ponti.
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Eduardo Toniolli, Florencia Carignano, Diego Giuliano, Lucila de Ponti y Celia Arena -de espaldas-. La charla del peronismo en la previa.
A la charla se la perdió Juan Monteverde, que llegó algo más tarde, saludó efusivamente a Toniolli y se dedicó a atender a los medios. Tampoco participó Lewandowski, que llegó sobre la hora junto al diputado provincial Miguel Rabbia. Como si fuese una referencia poética, los rivales peronistas en la elección de constituyentes, Lewandowski y Monteverde, se sentaron uno en cada punta del recinto.