Tras una semana de transición con la gestión saliente, el flamante secretario de Derechos Humanos, Alberto Baños, comenzará su gestión con varias promesas: mantener el rango del área y las políticas de memoria y de justicia vinculadas a los crímenes de la última dictadura, así como el trabajo en materia de violencia institucional. El mensaje que distribuyó señaló que llegaba para “ampliar” la noción de derechos humanos e invitó a los cuadros técnicos a continuar en sus puestos. Las autoridades salientes encabezadas por Horacio Pietragalla Corti le respondieron con desconfianza y rechazaron la posibilidad de "ser la cara visible de un gobierno negacionista que implicará retrocesos sustanciales en materia de derechos humanos”, trascendió.
Baños se comunicó con Pietragalla el lunes por la tarde. La primera reunión entre ambos sucedió el martes y durante los días sucesivos continuaron los encuentros con funcionarios salientes en el Espacio Memoria y Derechos Humanos que funciona en la ESMA, donde la secretaría tiene sus oficinas. En tanto, el Directorio de Organismos de Derechos Humanos del Ente Público para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos –la institución a cargo del funcionamiento del Espacio– le solicitó una reunión urgente a la que el funcionario se comprometió.
Su designación en el área, que se formalizó recién este viernes en el Boletín Oficial, es por el momento una señal de que la vicepresidenta Victoria Villarruel habría perdido también la pulseada progenocida. Durante las reuniones “operativas” que mantuvo con el funcionariado saliente, el flamante secretario se encargó de dejar en claro que venía a “ampliar” la concepción de los derechos humanos.
Baños llega desde el círculo de confianza del ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. Se conocieron en la carrera judicial que, en el caso del flamante secretario, comenzó en 1977 y culminó el pasado septiembre, cuando se jubiló como juez penal del fuero ordinario. En esa holgada jubilación radica, se especula, la razón por la que ejercerá el flamante cargo ad honorem.
El último expediente que tuvo a su cargo fue el que debía investigar la desaparición del policía de la Ciudad Arshak Karhanyan, quien fue visto por última vez en febrero de 2019. De hecho, la querella de la Secretaría de Derechos Humanos que ahora dirige solicitó su alejamiento de la causa debido a su inacción y a que se negó a correr a la policía porteña del expediente.
Todos afuera
“Nosotros quisimos tener un espacio para explicar todo lo que hicimos y por qué lo hicimos”, apuntaron en la gestión saliente. Según pudo reconstruir Letra P, Baños aseguró la “continuidad” de las líneas de trabajo y se mostró “sorprendido por la predisposición y por la formación de los cuadros técnicos” que ocuparon cargos hasta el domingo pasado. De hecho, les propuso continuar.
Por el momento, eso no sucederá. Por pedido de Pietragalla Corti, quienes integraron las primeras líneas de su gestión presentaron su renuncia. La decisión estuvo fundada en “no ser parte de un gobierno negacionista que seguramente implicará retrocesos sustanciales en la política de derechos humanos, que va a destruir la economía váyase a saber por cuántas generaciones”, según pudo saber este medio.
En muchos casos, esos cuadros técnicos coincidieron en la lectura, al interpretar que “ampliar la noción de derechos humanos” significa la intención del nuevo funcionario de “instalar la visión de los dos demonios”. El contexto no ayuda. Nadie olvida que el negacionismo y la reivindicación del accionar represivo de la última dictadura fueron y son la plataforma sobre la que se sostiene la vicepresidenta, quien forjó su carrera política en un ataque sistemático a los organismos de derechos humanos y a las políticas de memoria, verdad y justicia. Tampoco que el presidente Javier Milei definió en campaña al terrorismo de Estado como un “exceso”. El nuevo protocolo antipiquetes de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, al que organizaciones de derechos humanos, sociales y sindicales advirtieron como violatorio de la libertad de expresión y el derecho a la protesta, suma otro elemento a un clima espeso.
En otros casos, en tanto, en Derechos Humanos hay quienes se inclinan más por asumir la posibilidad de darle continuidad a las políticas públicas que venían sosteniendo. Las principales áreas de la secretaría vinculadas a las políticas de memoria, verdad y justicia, como las direcciones de Asuntos Jurídicos –que coordina las querellas del Ejecutivo en juicios de lesa humanidad–, de Sitios y Espacios de Memoria o el Archivo Nacional de la Memoria, esperan a que la nueva gestión designe responsables a cargo.
“No hay plata”
Baños desembarcó en la secretaría con el sello de la gestión presidencial: “No hay plata”. Aunque el nuevo funcionario se encontró con una planta menos nutrida de lo que esperaba, confirmó que habrá “achique” y que estará centrado en los ingresos de 2023 que, de todos modos, tampoco fueron numerosos. “Le dejamos en claro que no hay ñoquis y explicamos uno por uno para qué fueron esos ingresos. Le aseguramos que no hay gente que haya sido contratada para nada que no sea una necesidad de llevar adelante tareas vinculadas a la gestión. No sobra ningún trabajador, al contrario faltan”, remarcaron fuentes del área.