El radical Eduardo Galaretto asumirá el 10 de diciembre próximo, a los 74 años de edad, su tarea política más resonante: por su condición de primer suplente, ocupará una banca en el senado nacional tras la salida anticipada de Dionisio Scarpin. Médico, ex presidente de la Unión Cívica Radical de Santa Fe, fue diputado provincial entre 1999 y 2003 y cuatro años más tarde representó al departamento San Lorenzo en la Cámara alta local.
Sus correligionarios destacan su bajo perfil y lo definen como un “dialoguista” capaz de sentarse con representantes de todos los sectores partidarios. Aunque jugó en el equipo de Carolina Losada desde 2021, supo tejer una relación de mutuo afecto con Maximiliano Pullaro. El gobernador lo llamó para felicitarlo luego de confirmarse que Scarpin, electo en septiembre como diputado provincial, le dejaba su lugar en el senado. Luego, mantuvo una reunión de la que participaron también Losada y Scarpin para afinar la agenda santafesina en la Cámara alta.
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Con Julián Galdeano, armador clave en el desembarco de Losada en la política, tiene una antigua amistad. Cuando Galaretto era el presidente de bloque en la Cámara de diputados, casi 25 años atrás, Galdeano era el secretario.
Su padre, también llamado Eduardo, fue dirigente radical y luego desarrollista. Llegó a ser ministro de Gobierno y de Bienestar Social durante las dos gobernaciones santafesinas de Carlos Sylvestre Begnis (1958-1962 y 1973-1976). Aunque pretendía que su hijo no se dedicara a la política, y lo inscribió en un colegio religioso pensando que de esa manera lo alejaría de esa actividad, no lo consiguió.
Galaretto inició su militancia ya en el colegio secundario y luego en la facultad católica de Córdoba, donde cursó sus estudios de medicina y fue presidente del centro de estudiantes. Eran tiempos turbulentos, con alternancia de gobiernos democráticos y dictaduras, y el futuro senador adhería a agrupaciones independientes y se interesaba en el mensaje de los curas tercermundistas.
Ya recibido, se dedicó a la actividad privada –es especialista en diagnóstico por imágenes– y durante años su trayectoria militante estuvo más vinculada al campo gremial y a su profesión, que lo llevó a comandar entre otros cargos la Confederación Médica de la República Argentina.
Con el retorno de la democracia, en los 80, comenzó su participación político partidaria. Afiliado a la UCR, fue invitado a acompañar el segundo intento a la gobernación de Horacio Usandizaga, en 1999. Terminó el mandato en 2003 y no quiso ir por la reelección.
Como presidente de Convergencia, una de las líneas internas del radicalismo liderado por Usandizaga, participó en la conformación de la alianza que unía a la UCR, al socialismo y a la Democracia Progresista, entre otros partidos. El embrión de lo que años después sería el Frente Progresista.
Hermes Binner llegó a la gobernación y Galaretto al senado provincial representando al departamento San Lorenzo. Terminó en 2011 y comenzó una militancia silenciosa, alejado de los cargos públicos. Si bien fue uno de los armadores por el radicalismo en la conformación del gobierno de Antonio Bonfatti, finalmente no integró ninguna cartera.
Comandó la UCR santafesina entre 2012 y 2014 mientras continuaba atendiendo pacientes. Hace ya cinco años no lo hace, aunque tiene la matrícula activa y hasta el lunes pasado continuaba informando el resultado que arrojan los estudios practicados con el diagnóstico por imágenes.
Desde el 10 de diciembre deberá ocuparse de los asuntos de la política y por ahora evita contar cuáles serán sus proyectos. En diálogo con Letra P explicó que prefiere esperar hasta que asuma su banca. Por ahora le gana el bajo perfil que muchos le destacan dentro del radicalismo provincial.