Retomó el centro de la escena. Dijo que el Gobierno “no tiene plan de estabilización” y criticó el “anarco colonialismo”. El Presidente, su némesis.
Cristina Fernández de Kirchner
Cristina Fernández de Kirchner
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner acaparó este sábado la atención de la política y retomó el centro de la escena opositora. Fustigó a Javier Milei, opinó que “no tiene un plan de estabilización” y le pidió que dé “un golpe de timón” porque “la gente se caga de hambre”.
La excusa de su reaparición fue la inauguración de un polideportivo en Quilmes al cumplirse 21 años del triunfo que clasificó a Néstor Kirchner para el fallido ballotage con Carlos Menem. El lugar elegido, los gestos, algunos pasajes de su discurso y las fotos fueron la otra mitad del mensaje, el que dio hacia adentro del peronismo estallado.
“Hermano, te pudo haber votado el 60%, pero si cuando sos gobierno la gente se caga de hambre, pierde el trabajo y aumenta la desocupación y no puede llegar a fin de mes, ¿de qué sirve?”, dijo en uno de los pasajes más álgidos de su exposición, que arrancó con puntualidad suiza y duró 70 minutos.
Mechado con mensajes cifrados -y no tanto- a la interna que protagonizan su hijo Máximo Kirchner y el gobernador Axel Kicillof, dedicó gran parte de su ponencia a cuestionar el rumbo económico libertario. “Por más que el Presidente se enoje y haga caritas, no tiene plan de estabilización, (un plan) que sí tuvo el gobierno anterior, que fue la convertibilidad”, dijo en referencia al gobierno de Menem, el mejor mandatario desde la vuelta de la democracia, según Milei.
“Es solo un plan de ajuste”, aseguró Cristina, quien al calificar al Presidente dijo que “no es neolilberal” ni “anarcocapitalista” sino “anarcocolonialista”. “En vez de anarcocapitalismo, esto me suena a anarco colonialismo”, insistió.
También apuntó contra el equipo de gobierno de Milei. “No quiero ser peyorativa, ni mala, pero además de todas esas condiciones (en los ‘90) había un Congreso, un presidente con un partido político sólido, la CGT… y había un equipo. Cuando uno mira lo que hay hoy en todos los ámbitos… no es que le falta uno para el peso, le faltan 30, 40 o 50 para el peso”.
En otro pasaje de su discurso defendió la educación pública y destacó la marcha del martes pasado. “No recuerdo en los últimos tiempos una movilización tan grande y transversal como la del otro día por la universidad”, afirmó y negó que durante su gestión se haya “adoctrinado” en las escuelas. “Si hubiéramos adoctrinado en los colegios, él no sería presidente. ¿De qué habla este hombre?”, levantó el tono.
Como en época de campaña, se sirvió de filminas para reforzar su discurso en números y cuestionó las políticas libertarias que golpean a la mayoría y beneficias a “cuatro vivos”. Entre los ganadores de la era Milei, mencionó a Marcos Galperin, el dueño del gigante Mercado Libre que recibió beneficios impositivos millonarios: “Con esos 103 millones de dólares (de beneficio) nos sobran para pagar los gastos de funcionamiento de las universidad y los hospitales”, disparó. Y más: “¿Es normal que el más rico tenga estas exenciones?”.
“El problema es que (el presidente Milei) es dogmático y no entiende. Cuando el sombrero no entra, no achique la cabeza, agrande el sombrero y lo vamos a ayudar, porque si le va mal a usted, le va mal a todos los argentinos”, indicó CFK.
Fue allí cuando lanzó la advertencia: “Si quieren convertir a la Argentina en un país donde se extraigan sus riquezas, ahí me voy a declarar avatar celeste y azul, como la bandera, para defender a la patria. Avatares, de colonia otra vez, no”.
Para CFK, en la cadena nacional del lunes Milei “dio pistas” de lo que piensa hacer, cuando dijo que “la recuperación va a venir de cuatro lugares: petróleo, gas, minería y el campo”. “Nos preanuncia una economía de carácter extractivista. Llevarse todos los recursos naturales, o sea, el precapitalismo. Me hace acordar a la Argentina del Virreinato, más que anarcocapitalismo, suena a anarcocolonialismo”, dijo.