Los dictámenes necesitan nueve firmas de la comisión, que tiene 17 miembros. Unión por la Patria (UP) suma siete, por lo que el oficialismo podría dictaminar prescindiendo de esa fuerza y del vocal de otro bloque.
De todos modos, de ir por ese camino, los pliegos tendrían un destino incierto en el recinto, donde requieren dos tercios para ser aprobados, 48 votos sobre 72 bancas. El bloque UP tiene 33 miembros y es el que tiene la llave para completar la Corte.
Este martes a la mañana pasaron cosas: José Mayans, jefe del bloque UP, ratificó en una entrevista que en sus filas no hay una definición respecto a los pliegos.
“En el bloque quedamos en que después de las dos audiencias vamos a esperar para ver qué hacer, porque la Justicia es otro tema”, sostuvo Mayans.
Javier Milei, sin Corte
De esta manera, la discusión por los pliegos de la Corte quedó empantanada, porque nadie quiere tirar la primera piedra. En UP todavía le recriminan a Victoria Villarruel haber avalado en diciembre un reparto de cupos en las comisiones que los dejó a dos firmas de bloquear un dictamen.
Con esa relación de fuerzas, en el peronismo entienden que el mejor mecanismo de presión es que el oficialismo consiga los dictámenes con el resto de los bloques y después se sienten a discutir dos tercios con ellos.
Las bancadas dialoguistas piden lo contrario. Miembros de tres fuerzas distintas consideraron ante Letra P que como los pliegos sólo pueden prosperar en el recinto con la firma de UP, lo ideal es que los dictámenes se negocien primero con ese bloque. Nadie quiere dejar su estampa en un acuerdo fallido.
Lo cierto es que desde la Casa Rosada bajaron una orden clara: dieron plazo hasta el fin de semana para tener los dos dictámenes. De lo contrario, la Corte estará próxima a quedarse con tres miembros, cuando en diciembre tome su licencia el cordobés Juan Carlos Maqueda.
El juez cordobés conforma la actual mayoría automática del máximo tribunal junto a Horacio Rosatti y Juan Carlos Rosenkrantz. Se enfrentan al otro supremo, Ricardo Lorenzetti, promotor de la candidatura de Lijo. Un fallo necesita tres firmas.
Los números del dictamen
La comisión de Acuerdos tiene 17 miembros y de los 10 no peronistas, para dictaminar el Gobierno necesita capturar varios que se resisten a firmar sin un panorama claro. Tiene una silla el salteño Juan Carlos Romero, habitual aliado del oficialismo en el recinto. El único voto de LLA es el del jefe de bloque, Ezequiel Atauche.
Otro integrante de la comisión de Acuerdos es el radical Martín Lousteau, convertido en uno de los opositores más duros con el Gobierno. Se presume que no está dispuesto a firmar el pliego de García Mansilla, por su rechazo al aborto.
La radical Carolina Losada es otra de las vocales de Acuerdos. Anunció que no votará a Lijo y esperará escuchar al otro candidato este miércoles para tomar una definición.
Por la UCR también está la mendocina Mariana Juri, cercana al gobernador Alfredo Cornejo; y el jefe del bloque, Eduardo Vischi, quien la semana pasada reemplazó al díscolo Pablo Blanco.
El PRO tiene el voto de la presidenta de la comisión, Guadalupe Tagliaferri, cercana a Horacio Rodríguez Larreta: es una de las referentes de la fundación que presentó el exjefe dw Gobierno.
Tagliaferri, además, es una militante del aborto legal por lo que difícilmente avale el pliego de Mansilla. También tiene firma la tucumana Beatriz Ávila, aliada del macrismo.
La comisión la completan el correntino Carlos Espínola, quien integra el bloque Unidad Federal y se viene mostrando como un aliado del oficialismo; y el misionero Carlos Arce, funcional al gobierno de la provincia.
El árbitro
Unión por la Patria cuenta con la llave de los pliegos y podrá manejar sus tiempos a gusto. “Nosotros no estamos apurados. En tal caso, ellos (por el oficialismo) pueden conseguir las firmas sin nosotros”, es la frase repetida entre los peronistas que siguen el tema.
La semana pasada, el senador Mariano Recalde, cercano a Cristina Fernández de Kirchner, reconoció que “hay muchas cosas que se pueden hablar” en el marco de una negociación, como “leyes para la gente”.
La expresidenta controla alrededor de 13 de los 33 votos de UP, o sea, ni siquiera llega a bloquear los dos tercios. El resto no funciona con organicidad. Responden a gobernadores y a exjefes territoriales caídos en desgracia.
En su entrevista de este martes, Mayans recordó que hay vacantes en la justicia federal que deben cubrirse, como en la Cámara de Apelaciones, que puede sumar poder si la Corte queda sin consenso para firmar fallos.
“(Mauricio) Macri le dice ‘yo ya tengo mi Corte’ y Milei le va a decir ‘no, pero yo quiero la mía’. Nosotros miramos ahí y decimos todo que sí. Viene discusión por coparticipación, del sistema previsional, del presupuesto, de inversión pública y la Corte actúa ya directamente como una especie de parlamento ejecutivo”, sostuvo el formoseño.
En el kirchnerismo admiten que Lijo es aceptado como parte de una negociación, mientras que García Mansilla no pasa el filtro de la mayoría de la bancada.
De esta manera, si Milei insiste con que sólo acepta los dos dictámenes o ninguno, se quedará sin nada, al menos por ahora. La otra alternativa, como anticipó Letra P, es abrir una negociación para ampliar la Corte, una idea que logra consenso en UP. Las conversaciones empiezan este jueves.