El duelo por la muerte del papa Francisco todavía pesa entre los muros del Arzobispado de Córdoba, pero Ángel Rossi ya activó una agenda doble. Antes de partir al Vaticano para participar de la elección del nuevo jefe de la Iglesia Católica, dio un paso estratégico para posicionarse como actor central del debate político y social de la provincia.
Lo hizo a su modo, sin estridencias, pero con mensaje claro. Designó por primera vez un vocero oficial, el presbítero Munir Bracco, referente de la Pastoral Social. Lo acompañará en la gestión comunicacional Melania Martínez, que quedó al frente de la Oficina de Comunicación del Arzobispado.
El objetivo manifiesto es lograr “una Iglesia más cercana, transparente y comprometida con la verdad”, pero el movimiento tiene una lectura más profunda.
“Rossi quiere una Iglesia con incidencia real en la discusión social y política cordobesa. No le interesa el poder para dominar, le interesa poder servir”, afirma un conocedor de los pasillos clericales.
Comunicación como acto pastoral en Córdoba
La decisión no es coyuntural. Según pudo reconstruir Letra P, el arzobispo viene trabajando en este rediseño desde hace meses, con apoyo de una comisión asesora. La particularidad es que el área comunicacional depende directamente de la Pastoral, un punto que anticipa el lineamiento ideológico: comunicar es pastorear, pero también habilitar el debate, incomodar.
La elección de Bracco va a tono con esa idea. Si bien no viene del periodismo, su experiencia en temas sociales complejos lo convirtió en una figura respetada dentro y fuera de la Iglesia.
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El titular de la Pastoral Social, el sacerdote Munir Bracco, será el nuevo vocero oficial del arzobispo Ángel Rossi.
“Demostró ser un buen comunicador en cuestiones muy delicadas como la convivencia social, política y económica; también fue un buen articulador interno entre al Arzobispado y los curas de la Arquidiócesis”, expuso otra fuente consultada por este portal.
Bracco toma posiciones políticas con frecuencia. La más reciente fue su rechazo a la baja de la edad de imputabilidad. “En un año electoral estas cosas son rimbombantes, pueden generar entusiasmo en algunos ciudadanos, pero no solucionan nada. ¿Queremos más escuelas o más cárceles, proyecto de vida, con capilla, club, colegio, plazas limpias?”, dijo.
En tiempos donde la palabra eclesiástica aparece como una referencia posible ante el ruido político y el desborde económico, Rossi apuesta a ordenar la voz institucional y, al mismo tiempo, hacerla llegar a espacios con poder de decisión.
El legado del papa Francisco
La muerte del papa argentino no sólo deja un vacío afectivo para Rossi. Bergoglio era su padre espiritual y su mentor. En el libro Aquel Francisco, de Javier Cámara y Sebastián Pfaffen, se menciona que el propio pontífice lo mencionó como uno de sus cinco hijos del alma.
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Ángel Rossi y el papa Francisco.
Con la muerte del papa, el impacto en el arzobispo es personal, pero opera como un mandato político. En Roma, Francisco usó la palabra para disputar sentido en un mundo fragmentado. En Córdoba, Rossi toma la posta: quiere que el Arzobispado vuelva a tener peso específico.
La coyuntura lo empuja. La crisis económica golpea fuerte, las políticas públicas crujen y el mapa del poder local está en plena reconfiguración. Rossi ya jugó fuerte en distintas ocasiones marcando una clara oposición al cordobesismo, por ejemplo, con la regulación del juego online. Después, contra el ajuste de Javier Milei a los jubilados, al que calificó como una "eutanasia encubierta".
Ángel Rossi, perfil bajo e incidencia alta
Quienes lo conocen repiten una frase que lo define: “Rossi no busca el poder para sí, pero tampoco lo rehúye si es para servir.” Desde su llegada al Arzobispado evitó el protagonismo político directo, pero no dejó de tejer vínculos. Hoy, con la reestructuración comunicacional y una vocería activa, se prepara para jugar en la cancha en un año cargado por la compulsa electoral de octubre.
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Sus palabras antes del cónclave dicen un poco más de la apuesta local, que elige plantear como una continuación de la misión del Francisco. “Esperemos que no haya un cambio brusco y que aquel que suceda a Francisco tome su legado, más allá de su propia impronta”, expresó Rossi,
El jesuita fue ordenado cardenal hace dos años por Bergoglio. Será uno de los cuatro argentinos menores de 80 años que participarán del cónclave. Los otros son el prefecto de la congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, Víctor Fernández; el arzobispo de Santiago del Estero, Vicente Bokalic; y el exarzobispo de Buenos Aires, Mario Poli.