El discurso que prepara Daniel Passerini para el inicio de su gestión como intendente de la ciudad de Córdoba tendrá diferencias sustanciales respecto del que imaginaba en la transición de otoño–invierno, cuando trajinaba su candidatura municipal. Aunque mantendrá ejes básicos de su campaña, como la conformación de una fuerza policial municipal y una extensión de las prestaciones médicas en la ciudad gracias a una concertación entre efectores públicos y privados, deberá afrontar las mismas incertidumbres que todos los funcionarios que inauguran agenda propia en simultáneo con Javier Milei y su plan motosierra.
Mesurado, el aún viceintendente sabe que difícilmente cuente con todos los recursos que proyectaba cuando la aventura del minarquista parecía reducida a la dinámica de paneles televisivos en que presentaba sus ideas. Por ende, deberá mantener algunas iniciativas en conserva.
No obstante, recorriendo la huella que trazara la pasada semana Martín Llaryora, el exlegislador dejará claro que no concibe un "parate" en la obra pública, el sello distintivo que ha caracterizado, a nivel provincial y municipal, a las gestiones del peronismo cordobés.
En palabras de sus asesores, “Daniel no va a parar la obra pública”. En consecuencia, buscará alternativas para mantener el ritmo “sostenido” del cuatrienio bajo mando del futuro gobernador.
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Deudas
Passerini asumirá por la tarde del sábado 9 de diciembre. Lo hará en el Teatro Comedia (pleno centro de la capital), un lugar cuya reconstrucción, postergada por 16 años, se convirtió en insignia de la gestión Llaryora.
Sólo tres meses después, el médico espera iniciar el período de sesiones ordinarias del Concejo Deliberante en la nueva sede del Legislativo, ubicada a nueve cuadras de allí, en la zona conocida como Ex Mercado de Abasto.
Ideado en 2005, el proyecto atravesó diversas etapas que incluyeron la edificación de su estructura y su posterior abandono hasta convertirse en un “elefante blanco” de necesaria recuperación. Su concreción supondrá un impacto inicial para una administración que en campaña prometió un ambicioso plan de obra pública para alumbrado, pavimento, cloacas y agua potable.
A tal fin, necesitará atraer y/o mantener inversiones ya comprometidas, sin descuidar la deuda de 150 millones de dólares que el municipio acarrea desde la gestión de Ramón Javier Mestre.
En esa dirección, el viceintendente que será intendente impulsa una renegociación. En sus palabras, una redefinición de los plazos con los acreedores. Ofrecerá como aval la continuidad de una gestión municipal que ha mantenido un superávit corriente, mayor al 20%, por cuarto año consecutivo.
Acorde a las prédicas de ajuste que acompañan el giro político que dará el país desde el 10 de diciembre, Passerini también prevé una reducción de “gastos administrativos”. Los mismos podrían contemplar una reducción, vía fusión, de áreas de segunda línea.
Por el momento no prevén recortes específicos a las partidas destinadas a entes y empresas municipales, como las encargadas del transporte urbano y la recolección de residuos. “La continuidad no debería implicar ajustes para esas áreas, tampoco para las secretarías”, afirman desde el entorno del exministro de Desarrollo Social.
Tampoco se auguran conflictos con los empleados municipales. La voluntad del nuevo alcalde es respetar el acuerdo firmado en octubre pasado y ajustado a fines de noviembre. Por el momento no se restablecerá la séptima hora de jornada laboral para el plantel estatal, decisión impulsada durante la pandemia y que aún motiva reclamos.
“La consigna es no volver para atrás. Hoy hay un 47% del presupuesto afectado a sueldos y gastos corrientes, antes llegó al 90%. Vamos a mantener el equilibrio. Los trabajadores van a seguir estando bien, como hasta ahora. El diálogo es correcto, con tiempo. Ellos entienden, no hay conflictos en vista”, dicen las fuentes consultadas.
Dos ejes
Los primeros anuncios apuntarán a cumplir sendas promesas de campaña. Por un lado, Passerini anticipará la adhesión a la creación de cuerpos de policías municipales que impulsará Llaryora.
Tal iniciativa, que será presentada el domingo 10, en la asunción del nuevo gobierno provincial, deberá tener tratamiento legislativo. Dando por descontada su aprobación, el alcalde capitalino ratificará que la seguridad será una de sus prioridades, por lo que se plegará al ambicioso plan que en la materia impulsa su socio en la renovación del peronismo.
La otra prioridad será la salud, para la cual se anunciarán los primeros pasos para la concreción del denominado "pacto sanitario", “un modelo de atención de pacientes integrado por diversos actores de la salud de la ciudad, articulando al sector municipal, provincial y privado”
Admiten los nuevos funcionarios, tal articulación público-privada supone un enfoque integral, sin reparos de gestión, para el que se requerirán modificaciones que van más allá del marco legal.
Como ya contara Letra P, el primer presupuesto que manejará el exintendente de Cruz Alta contempla un incremento del 30%, en términos reales, para Salud. El texto aprobado prevé una partida de casi $100 mil millones para el rubro, el que más crece dentro de los que forman parte del gasto social.
Para el resto regirá el mantra que resuena en Córdoba desde hace años: austeridad para mantener el equilibrio fiscal.
“Será prioritario que en las primeras semanas mantengamos la sintonía con lo hecho con Martín. No se tiene que notar el cambio de mando. Lo que funciona tiene que seguir tal cual. Seremos racionales”, sintetizan voces que se reacomodan en la sede municipal.