Hipólito Yrigoyen y Vélez Sarsfield, la icónica intersección del centro de la ciudad de Córdoba fue el epicentro de último acto de campaña presidencial de Javier Milei. Anárquica y efervescente, la marea antikirchnerista del centro del país decidió abrazar al candidato de ocasión, como lo hizo con Mauricio Macri en 2015 y también en 2019, cuando en el mismo punto del mapa una multitud coreó un bis de un “Sí, se puede” que aquel año no pudo. Sin el fundador del PRO, hubo representación amarilla en el escenario este jueves con la aparición sorpresa de Patricia Bullrich, hasta hace poco rival del libertario en los comicios.
Milei hizo su movimiento final con el registro de las huellas digitales del expresidente, pese al empeño en negar la impronta. El contraste con su última plaza pública -la de febrero de 2022, en las escaleras del Coniferal del Parque Sarmiento- fue evidente y refuerza la línea especulativa.
Aquella vez avisó que si llegaba a la presidencia iba “a subir el precio de los antidiarreicos porque estarán todos los políticos cagados”. El decálogo de frases oscuras continuó en alza con un punto de quiebre que llegó con el primer puesto del ministro-candidato Sergio Massa en octubre. Desde entonces, Milei debió acudir al refugio de la “montonera tirabombas” y lo más granado de lo que él nombra como “casta”.
Bullrich fue la invitada especial para el bautismo libertario cordobés. Utilizó la figura del patriotismo para explicar su presencia en un bastión que la relegó a un tercer lugar. El remate llegó con el acorde final de Panic Show, de La Renga, que sonó al comienzo y al final del acto de Milei. Macri publicó un extenso texto argumentativo en redes donde explica por qué vota a Milei. Puso su sello digital en un distrito en el que se mueve como si fuera su casa.
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Seguramente, Macri siguió la transmisión en vivo del acto y debe haber sentido cierta melancolía cuando la extensa columna de adherentes a La Libertad Avanza coreó su “Sí, se puede” en varios momentos de la noche. Es probable que se haya divertido con el altisonante antikirchnerismo local al grito de “Massa, basura, vos sos la dictadura”.
El expresidente le prestó a Milei esa épica que alguna vez fue suya en Córdoba. Seguramente el préstamo no será gratis.
Milei, adaptado
El libertario se adaptó al auditorio cedido con un discurso ajustado al contenido que intenta mostrar. Su acting más agresivo contrastó con conceptos de sentido común, muy alejado de las irreverencias que propuso hasta hace poco. Inflación o estabilidad; decadencia o Argentina como potencia mundial; corrupción K u honestidad liberal, entre otras antítesis fueron condimentando un pedido de dejar el miedo atrás y una rápida descripción de la situación del país.
La economía discursiva no es azarosa. En el búnker mileimacrista manejan encuestas de último minuto que muestran una tendencia positiva a favor de Milei. De hecho, este medio pudo acceder a un estudio de uno de los consultores políticos que pronosticó el triunfo de Massa y advierte ahora que el minarquista tiene una ventaja significativa sobre el aspirante oficialista. Entre otras conclusiones muestra que el debate no habría movido la aguja y el bajo nivel de aprobación de la gestión nacional (en el orden del 26%) opera como principal limitante para el ministro-candidato.
Con todo, las encuestas no han logrado captar el pulso social y sobran ejemplos para sustentar lo dicho en cada turno electoral. Por eso Milei aceptó mixturar su identidad política con la épica de Cambiemos y dejó un objetivo claro a los cordobeses para el domingo: un 60%.
Macri usó su olfato para el juego final de Milei. Además, aquí no habría resistencia alguna. Como sucede con la dupla amarilla que lo apoya abiertamente, el economista sabe que cuenta con algunos popes que se ilusionan con su triunfo, como el gobernador Juan Schiaretti y su sucesor Martín Llaryora, que autorizaron un operativo de seguridad especial y modificaron la cotidianeidad de vecinos y vecinas de la capital para el gran evento político del día.
Los anfitriones del cordobesismo no sólo no cuestionaron a Milei en la campaña. También contribuyeron a instalar el temor puertas adentro de su partido que entre el libertario y el peronista, prefieren al segundo. Casi en simultáneo con el arribo del minarquista y su hermana Karina Milei pasadas las 14, el equipo de Llaryora confirmó a dos macristas de la vieja guardia, Pedro Dellarossa y Darío Capitani, como flamantes integrantes de su gabinete de gobierno. Durante la tarde circularon otros nombres que este medio chequeó uno por uno, sin convite confirmado aún. Lo cierto es que el mensaje pareció dirigido a aquellos funcionarios con ambiciones de gestión que moverán para Massa de cara al ballotage.
Milei recibió los avales, resta esperar para ver si el electorado lo convierte en ese heredero legítimo.