El partido gobierna 16 distritos. Caso por caso: macristas puros, bullrichismo mileísta, lobos sueltos y prescindentes. El primo Jorge, factor de desequilibrio.
Mauricio Macri y Patricia Bullrich.
La ruptura del PRO en Buenos Aires se cristalizó en la Legislatura bonaerense con el desprendimiento del sector que responde a Patricia Bullrich del bloque oficial referenciado en el expresidente Mauricio Macri. Pero, ¿cómo quedaron parados en la disputa los 16 intendentes amarillos encargados de juntar los votos? Macristas puros, bullrichistas mileístas, lobos sueltos y prescindentes se reparten en ese universo.
La disputa por el control del PRO esconde la pelea por mimetizarse o no con la fuerza del presidente Javier Milei. La mayoría de los jefes territoriales no está de acuerdo en confluir con La Libertad Avanza, teniendo en cuenta que lo que divide aguas no es la filosofía política o la ideología, sino el momento histórico y el contexto en el que Bullrich propone unir el partido a Las Fuerzas del Cielo. Macri ya avanza en el depuramiento para relanzar la fuerza que fundó.
El jefe comunal de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, fue uno de los que pidió la famosa V, el método electoral para ir enganchado tanto en la boleta de Bullrich como en la de Horacio Rodríguez Larreta el año pasado. Está lejos de todo internismo, pero se sentó a la mesa que armó Macri hace dos semanas, cuando el ingeniero retomó la conducción del partido. El distrito cabecera de la Quinta sección electoral es una perla en el esquema de poder amarillo bonaerense. “Se mantendrá en la orgánica y si tiene que discutir algo, lo hará dentro de ese ámbito”, dijo a Letra P uno de los armadores.
El único alcalde que está abiertamente en favor de confluir con LLA es Diego Valenzuela, de Tres de Febrero. Camina junto a Bullrich y al armador libertario Sebastián Pareja para el diseño de 2025. Los tres compartieron actividad hace un par de semanas en Esteban Etcheverría. La esposa de Valenzuela, Daniela Reich, es la única senadora bonaerense que se abrió del bloque PRO para formar PRO-Libertad. La renuncia en masa ordenada por Macri le hizo perder la presidencia del partido, que -todo hace suponer- recaerá en manos del diputado Cristian Ritondo. Por si hiciera falta, el jefe del bloque PRO en la cámara baja del Congreso fue contundente en las últimas horas: dijo que “el PRO no existe” en Buenos Aires.
Como contó Letra P, el jefe comunal de San Isidro, Ramón Lanús, evita definirse por una de las dos vertientes y en las últimas dos semanas se fotografió con Macri y con Bullrich. “Tiene excelente relación con ambos”, tiran la gambeta en su su entorno. Es un camino que también elige el alcalde de Puán, Diego Reyes, quien prefiere no ser asociado a ninguna terminal política. Así y todo, ninguno seguirá los pasos de la ministra de Seguridad en este momento.
La otra candidata que jugó con la V fue Soledad Martínez, de Vicente López, sucesora de Jorge Macri, el jefe de Gobierno porteño que dejó en sus manos el municipio cuando se mudó a la Ciudad. El triunfo en las elecciones reafirmó su influencia en la mesa provincial del PRO, además de ser vicepresidenta del partido que conduce Macri a nivel nacional. Jorgemacrismo puro no cruza de vereda.
La tribu del primo Jorge también alista a María José Gentile (Nueve de Julio) y Pablo Petrecca (Junín). “No somos La Libertad Avanza, no formamos parte del gobierno. Somos un partido con identidad propia, que tiene intendentes y gobernadores”, le dijo a Letra P el conductor del distrito cabecera de la Cuarta sección electoral. En la misma línea está Fernanda Astorino, jefa comunal de Capitán Sarmiento.
Engrosan la tropa macrista quienes se referencian en Ritondo: Juan Ibarguren (heredó de Martín Yeza la conducción de Pinamar), Marcelo Matzkin (Zárate), Fernando Bouvier (Arrecifes) y Jorge Etcheverry (Lobos), quien en marzo fue anfitrión de una cumbre amarilla que armó el diputado elegido para suceder a Reich.
Como grafica una fuente del PRO bonaerense a Letra P, también hay “mucho lobo suelto”. Es decir, confían en el liderazgo de Macri, pero manejan sus distritos alejados de cualquier polémica. Javier Martínez conduce Pergamino, se referencia en Diego Santilli, tiene sintonía con Daniel Angelici y fue pegado a la boleta de Larreta en 2023, lo mismo que Sebastián Abella, de Campana. Lisandro Matzkin, de Coronel Pringles, jugó en la papeleta de Bullrich, pero no la seguirá en esta cruzada.
El siempre particular caso San Nicolás, gobernada por Santiago Pasaglia, quien jugó fuertemente para Bullrich en las elecciones, se mantendrá en su lugar. La familia gobierna el municipio desde hace 13 años, con Ismael Passaglia primero y su hijo Manuel después, hasta la llegada de Santiago, en diciembre. Es un apellido que controla, además, buena parte de la estructura de la Segunda sección y que evita identificarse con un liderazgo: “Hacen su juego”, explican cerca suyo.