Mientras el gobernador Córdoba presiona para cambiar la ley, el sector crece en su ciudad natal. El desembarco de Green Diesel. La apuesta a la expansión.
Martín Llaryora le prometió a la Mesa de Enlace de Córdoba que presionará en el Congreso para la modificación de la ley de biocombustibles.
Green Diesel es un emprendimiento familiar que se plantea abrirse al mercado local y regional.
Es conocido el pedido de Martín Llaryora por una modificación de la ley de biocombustibles, un tema que quedó relegado de la discusión en el Congreso de este año. El gobernador de Córdoba define el marco normativo vigente como "malo" porque “atrasa y genera incertidumbre”. En San Francisco, su pago chico, están atentos a este debate y apunta a la expansión.
Llaryora quiere pelear por la nueva ley con con uñas y dientes, como ha demostrado. El objetivo es lograr una mayor competitividad de los productores de biocombustibles en un escenario dominado por las provincias petroleras. Actualmente, la normativa que rige es la que impuso la administración de Alberto Fernández, que establece un porcentaje obligatorio de bioetanol de 12% para las naftas y reduce al 5% el corte de biodiésel para el gasoil.
La reforma a la Ley 27.640 que busca Córdoba cuenta con el aval de la Liga Bioenergética, que integra junto a Tucumán y Santa Fe, entre otras provincias. La iniciativa interprovincial genera rispideces con las petroleras que se ven obligadas a aceptar el corte con “bios”.
Leonardo Beccaría, gerente del Parque Industrial Tecnológico y Logístico San Francisco S.A, ratificó la buena letra que se hace en el este cordobés y el deseo de expandirse.
“Ya contamos con una planta de biodiésel inaugurada a inicios de este año (Green Diesel) y estamos en conversaciones para expandirla y llevarla a distintos puntos de la provincia”, explicó a Letra P.
El licenciado en Administración de Empresas, también vicepresidente de la Mesa Provincial de Parques Industriales y hombre de confianza de Llaryora, entiende que hay dos ejes importantes cuando se habla de generación de combustibles “bio”.
Por un lado, marca la importancia en el cuidado del medioambiente y el reemplazo progresivo de los combustibles fósiles. Aquí surgía la necesidad de contar con una empresa como Green Diesel en el Parque Industrial, institución que además trabaja pensando en la onda verde. Gestiona, por ejemplo, la huella de carbono ante el Gobierno provincial. Obtenerla sería un plus ya que adquiría un sello importante a la hora de exportar.
El otro eje es el valor agregado a la materia prima. Beccaría explicó que el contexto económico nacional está cambiando, lo que reconvierte al escenario industrial.
“Los próximos años serán cruciales respecto al valor agregado en los productos de campo, en el sector alimenticio o en este caso en el de biocombustibles. Debemos tratar de apalancarnos haciéndonos fuertes en la materia prima que sale casi sin valor agregado y poder generarlo. Ahí estaríamos también trabajando en pos de un ambiente sustentable”, consideró.
Hasta el 2022, se exportaba casi el 30% de la soja argentina con destino a biocombustible. Sin embargo, si ese “bio” que se genera en el exterior se empieza a producir dentro del país, como lo promueve Córdoba, lejos de exportar los granos, estos se procesarán y venderán con el valor agregado de su transformación energética.
El cordobesismo busca coronar con la nueva reglamentación una trayectoria de defensa de la industria que se refleja en el apoyo cerrado que las compañías y cámaras de biodiesel y etanol reflejaron al ceder la posta política a Llaryora y a la espada de Juan Schiaretti en el Congreso, el diputado Carlos Gutiérrez. Otro de los funcionarios que hoy juega con todo énfasis en este aspecto es el ministro de Servicios Públicos, Fabián López.
Esa confianza se fue construyendo con medidas concretas. No sólo con el lobby para aumentar el corte de los biocombustibles, sino con acciones de fomento.
Por ejemplo, el rally internacional se hace con un corte del 17% con etanol, mientras que la flota del transporte público y de dependencias estatales se abastece con el 70%.
Antes, la ley provincial de biocombustibles fue la muestra de que el compromiso era asunto serio. Quedaron eximidas de ingresos brutos, entre otros beneficios impositivos.
En abril de este año fue inaugurada la planta de Green Diesel en el Parque Industrial San Francisco, en la cabecera del departamento San Justo. Es la primera planta productora de este combustible en la región.
Se trata un emprendimiento de la empresa Aivel S.A., dedicada a la ingeniería y la construcción, de muy buena relación con el municipio. Esta fue una de las ocho beneficiarias del Programa de Autoconsumo de Biodiésel que obtuvo asistencia económica para la adquisición de una planta para elaboración del fluido.
La tecnología de esta empresa fue desarrollada por una pyme cordobesa y tiene capacidad para generar hasta 6.000 litros diarios de combustible que son consumidos en primera medida por la flota de la empresa.
No obstante, su puesta en marcha trajo un convenio con la Municipalidad de San Francisco, donde el intendente Damián Bernarte se comprometió, de manera progresiva, a la migración del consumo de combustibles fósiles hacia biocombustibles en su flota pública.
Hasta septiembre, Green Diesel había despachado desde el inicio de actividades más de 60.000 litros de biodiesel. La empresa comenzó procesando aceite neutralizado de soja, pero luego pasó al aceite crudo de este grano.
Green Diesel produce biodiesel B100, 100% limpio que cuenta con el sello otorgado por la provincia de Córdoba. También ofrece en su surtidor B50, es decir, 50% de biodiesel y 50% de combustible fósil, y B20, mezcla compuesta por 20% de biodiesel y 80% de combustible fósil, que recientemente fue probada por Pauny, empresa de Las Varillas, en uno de sus últimos modelos de tractores.
“A nivel municipal ya usan B20 y B50, en el Parque Industrial el corte es 50 y 50. El municipio en breve va a extender esto y las reparticiones públicas de la provincia también. Los resultados son muy positivos”, explicó Beccaría.