En el calendario de la campaña de Axel Kicillof para las PASO hay una fecha señalada en rojo. El miércoles 19 es el día límite que marca el Código Electoral para dar a conocer actos de gobierno antes de ir a las urnas. El gobernador se quedará, entonces, sin su principal activo proselitista, la agenda de gestión que viene desplegando frenéticamente en el último mes y medio, y se meterá de lleno en el último tramo de la carrera hacia el 13 de agosto en modo 100% candidato.
En el comando de campaña montado en La Plata trabajan sobre los lineamientos y la agenda del último tramo de dos semanas y media antes de una elección clave. Será una segunda etapa de proselitismo más política, de actos militantes y con una señal clara sobre la que Kicillof volverá una y otra vez: aunque compartirá algún encuentro con Juan Grabois, dará todas las señales de apoyo y pedirá el voto para la lista 2 de Unión por la Patria (UP), la que lleva a Sergio Massa como precandidato a presidente.
El gobernador ya tiene en agenda para esa última instancia tres actos de campaña en ciudades consideradas claves en el mapa de objetivos políticos trazados en la gobernación: La Plata, junto a Julio Alak; Mar de Plata, con Fernanda Raverta, y Bahía Blanca, con Federico Susbielles, los tres aspirantes de UP que intentarán dar el batacazo en municipios del PRO.
Habrá, además, mucho foco en el conurbano con candidatos locales, sobre lo que Kicillof se apoya en la estrategia territorial con el diagnóstico de que el peronismo se enfrenta a una elección que se ganará con la tracción de votos "desde abajo hacia arriba". Es la idea que compartieron el gobernador y su asesor de campaña Ignacio Ramírez en el encuentro con referentes del Gran Buenos Aires días atrás en La Plata.
En el entorno de Kicillof está instalada la idea de que la carrera es muy pareja, más allá de que las encuestas puedan mostrar hoy una leve ventaja a favor suyo frente a los candidatos de Juntos por el Cambio (JxC) Diego Santilli y Néstor Grindetti. A diferencia de 2019, cuando el gobernador ganó las PASO y después aumentó su caudal de votos en la general, esta vez puede ocurrir un escenario diferente.
En La Plata reen que la perfomance en las primarias es fundamental. Kicillof necesita emerger el lunes 14 de agosto como el candidato más votado y, además, hacerlo por una diferencia importante. Aunque en Buenos Aires no hay segunda vuelta, el tránsito entre las PASO y la general de octubre puede traer problemas si, por ejemplo, se cae la figura de Javier Milei y esos votos migran hacia una oferta de derecha de JxC, como podría ser Patricia Bullrich si ganara la interna. Entonces, Kicillof podría sufrir el impacto.
La campaña no tendrá sorpresas. El gobernador seguirá aferrado a su marca "derecho al futuro", que le sirve para ubicarse confrontativo con el discurso de la derecha. El camino tiene riesgos. Días atrás, en un acto en La Plata junto a Alak, Kicillof replicó los comentarios de Elisa Carrió sobre los peligros de un giro autoritario en el país si ganara Bullrich y dijo que la oposición "habla de muertos en la calles". Fue apuntado por fogonear una campaña de miedo.
El objetivo será hablarles a los electores de 2019. En aquella elección, Kicillof obtuvo el 52,4% de los votos. "No hay secretos -dicen en la gobernación-. Tenemos que lograr que nos vuelvan a votar los que ya nos votaron. No tenemos que salir a hablarle a nadie extraño ni a buscar votos en otros lados. La elección que se gana con eso".