UNA PARÁBOLA PERONISTA

Aníbal Fernández, Julián Domínguez, el plato frío y un payador despechado

Los bonaerenses protagonizan un thriller de ocho temporadas. De 2015 a 2023, dos internas feroces y La Cámpora de la discordia.

“Dice una milonga de José Larralde: Hasta parece mentira, pero es cosa señalada, que de una sangre pareja, salga la cría cambiada”. Aníbal Fernández recitó su rencor este lunes en Radio 10. La referencia campera es para Máximo Kirchner, hijo fallido de Néstor y Cristina, según el ministro. El escenario es un thriller político que une, con un hilo rojo, dos internas feroces del peronismo: la de 2015 y la de 2023. Mira Julián Domínguez, mientras saborea el plato frío de la venganza.

En 2015, Fernández y Domínguez se desangraron en una interna cruenta por la candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires.

El primero (Aníbal) acusaba al segundo de estar detrás de la operación que lo sindicó como La Morsa, un personaje de la trama macabra del triple crimen de General Rodríguez, el caso de altísima repercusión pública que marcó el clima de las elecciones de ese año: una semana antes de las urnas, el periodista Jorge Lanata puso al aire una entrevista a uno de los detenidos por ese asesinato múltiple que señaló al entonces jefe de Gabinete de CFK como partícipe necesario del negocio ilegal de la efedrina. Después diría que lo habían "usado" para la campaña.

El segundo (Julián) acusaba al primero (Aníbal) de haberle robado la interna con ayuda de La Cámpora. En aquel tiempo, Fernández militaba con vehemencia el cristinismo y la agupación de la cría cambiada era su aliada inestimable.

El 25 de octubre de aquel año, Aníbal llevó al peronismo a una cástrofe electoral: después de 28 años de hegemonía casi indiscutida, perdió la provincia de Buenos Aires a manos de María Eugenia Vidal, una novata porteña que apenas un año antes, como contó Letra P el 16 de junio de 2014, había juntado 43 personas en un acto que había protagonizado en Berisso. Fernández perdió por cuatro puntos (39 a 35) contra quien él había bautizado Heidi. La Leona sigue esperando que el perdedor reconozca la derrota.

Seis años, un gobierno fallido de Cambiemos -Vidal en La Plata, Mauricio Macri en la Casa Rosada- y medio gobierno fallido del Frente de Todos después, en 2021, Aníbal volvió al gabinete en el marco de la renovación traumática provocada por la derrota oficialista en las PASO legislativas.

El flamante ministro de Seguridad se convertiría, automáticamente, en el primer albertista y pondría sus habilidades de polemista al servicio del Presidente en la guerra a cielo abierto que el mandatario libraría con el kirchnerismo. La Cámpora y Máximo Kirchner en particular serían los blancos predilectos del cacique quilmeño. "Le hacen la vida imposible" al jefe del Estado, se quejaría mil veces.

Este año, Fernández A. patrocinó las precandidaturas de Daniel Scioli a la presidencia y Victoria Tolosa Paz a la gobernación bonaerense. No se quedó en palabras: fue apoderado de la lista, además de espadachín en la pelea por el reglamento interno de Unión por la Patria, en el que Kirchner le coló cláusulas que el albertismo denunció como proscriptivas. Curiosa vulnerabilidad para un viejo lobo de mar.

Se entiende el veneno que corre por las venas de Aníbal. Julián, aquel enemigo íntimo, empezó a volver cuando Eduardo de Pedro lanzó su precandidatura presidencial. En esas horas, el ex ministro de Agricultura ofició de sherpa del jefe de Interior en su brevísima campaña.

La postulación de Wado duró 24 horas, pero Julián cobró: en la lista de la paz armada de UP, aparece como primer precandidato suplente a senador, un puesto marginal pero que lo deja a tiro de una banca premium. ¿Y Aníbal, el apoderado espadachín? Nada. Afuera. El albertismo que abrazó con pasión reservó los dos únicos casilleros que coló en esa nómina para Tolosa Paz y Santiago Cafiero.

Hay más. Sobre llovido, este lunes llovió. Mientras se cerraba esta nota, el Ministerio de Economía le daba más cartel a Domínguez: en el marco del operativo Todos con Sergio (Massa), anunció que será asesor ad honorem del precandidato presidencial, como lo será también, se había anunciado el domingo, Daniel Scioli, el rebelde que dejó a Aníbal en offside, otra vez.

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