El hijo del Gallego Álvarez, histórico dirigente peronista, deberá resolver un punto central en materia educativa: el presupuesto 2024 para las universidades.
Alejandro Álvarez
Alejandro Álvarez fue designado por el gobierno de Javier Milei como subsecretario de Políticas Universitarias, un organismo dependiente del ministerio de Capital Humano que conduce por Sandra Pettovello.
Docente de las universidades de Buenos Aires (UBA) y de La Matanza (UNLAM), abogado y con experiencia en el exministerio de Ciencia y Técnica, el flamante funcionario es hijo de Alejando “El Gallego” Álvarez, fundador de Guardia de Hierro, la organización peronista conformada en los años '60 que confrontó con Montoneros y el ERP por su rechazo a la lucha armada y con la que comulgó en su juventud Jorge Bergoglio.
A pesar de su descendencia peronista, se acercó a La Libertad Avanza (LLA) a partir de reuniones con diputados de esa fuerza y una intensa actividad en las redes sociales libertarias, lo que incluye su incursión como streamer.
Como anunció Letra P, Álvarez y el secretario de Educación, Carlos Torrendell, tuvieron su primer encuentro cara a cara con rectores y rectoras en la sede del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y tomaron nota de los temas más urgentes. Ahora, tendrán que resolver uno de los puntos centrales que prometió el Gobierno libertario: la prórroga del presupuesto 2023, de 892.227 millones de pesos para el año entrante.
Ante esta intención, las autoridades universitarias alertaron sobre el sostenimiento de las clases este año al precisar que, con la inflación y la última devaluación del 12 de diciembre, esa cifra no permitirá hacer frente al funcionamiento de las instituciones en el corto plazo.
En cuanto a la perspectiva de Álvarez sobre el sistema que conducirá, puede encontrarse en un artículo titulado “Romper la inercia corporativa universitaria o el reino del ‘No se puede’”, en el que cuestiona a los sindicatos y a las organizaciones políticas de las universidades nacionales. Además, criticó la creación de universidades de los últimos años y afirmó que “a partir de 2018 en los claustros universitarios se vivió un clima de sovietización”.