Después de casi dos meses sin apariciones en público, Alberto Fernández y Axel Kicillof volvieron a mostrarse juntos el mediodía de este jueves en Ensenada para lanzar la obra de construcción del Canal Magdalena, en un acto con muy pocas presencias de intendentes y ministros, en el que el Presidente lanzó un mensaje sobre el “barullo político” en el Frente de Todos y un pedido por la unidad del espacio contra la “derecha maldita”.
Frente al Río de La Plata, con el puerto y la terminal de contenedores de fondo, el Presidente y el gobernador compartieron escenario con el ministro de Transporte Diego Giuliano y los intendentes Mario Secco (Ensenada) y Fabián Cagliardi (Berisso), entre otros. La convivencia forzada se tradujo en un trato distante entre ambos. En sus discursos apenas se nombraron mutuamente y cada uno pareció estar en su propia sintonía. Mientras Kicillof al hablar de quienes empujaron la obra rescataba las figuras de Cristina Fernández y Héctor Timmerman, Alberto reivindicaba la figura de su vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos.
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La obra del Canal Magdalena, de una inversión de 40 mil millones de pesos, es financiada por la administración central, pero el gobernador bonaerense la muestra como una medalla de su gestión, continuidad de una iniciativa que había intentado poner en marcha la vicepresidenta en su último gobierno. Se trata de la apertura de un canal navegable frente a las costas de la provincia de Buenos Aires para evitar que, como ocurre hoy, los buques de carga tengan que pasar por aguas y puertos uruguayos para entrar y salir de la Hidrovía.
Las apariciones públicas del Presidente con el gobernador se hicieron cada vez más raras desde la ruptura abierta de la Casa Rosada con el kirchnerismo. A fines de febrero volvieron a compartir un acto en Morón, pero en las diez bajadas anteriores de Fernández a suelo bonaerense Kicillof no estuvo, un síntoma claro de la tensión entre ambos. La lógica que parece mover esos encuentros es la de mostrarse junto a obras que pudieran impactar en las dos gestiones, más allá de la interna.
El acto de este mediodía tuvo algo de color militante, con algunas columnas movilizadas por Secco y los gremios, pero muy pocas presencias de la primera línea política del oficialismo. El Presidente llegó acompañado por su entorno político más cercano: Victoria Tolosa Paz, ministra de Desarrollo Social; Julio Vitobello, secretario general de la Presidencia, y la vocera Gabriela Cerruti. Por el lado de los intendentes, solo estuvieron los locales Secco y Cagliardi, además de Facundo Diz, jefe comunal de Navarro. En el palco se sentó el ministro de Defensa, Jorge Taiana. Y poco más. Ningún legislador nacional y pocos ministros bonaerenses. No estuvieron ni la vicegobernadora Verónica Magario, ni el Jefe de Gabinete Martín Insaurralde, ni los ministros de obras públicas de la Nación y de la provincia, Gabriel Katopodis y Leonardi Nardini.
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Cada uno de los oradores pareció estar en una sintonía distinta de la del otro. Giuliano mencionó a su jefe político, Sergio Massa, en medio de horas turbulentas para el ministro de Economía, a quien la disparada del dólar blue -este jueves tocó los 440 pesos- lo pone contra las cuerdas. Kicillof hizo un largo repaso por la historia del Canal Magdalena, subrayó que es una obra que tuvo empuje en la gestión de Cristina y fue dejada en el freezer por Mauricio Macri e hizo un emotivo homenaje al fallecido excanciller Héctor Timmerman (“alquien que hizo mucho para que esto sea posible”, dijo, entre aplausos de pie de los invitados). Y Alberto, al final, reivindicó a Olmos y pidió “unidad”.
“En estos tiempos en que se aproximan elecciones y tenemos mucho barullo en la política, que haya todo el barullo que quiera haber, pero nunca nos olvidemos que tenemos que estar más unidos que nunca”, pidió Fernández en el final de su discurso. “Por favor, miremos hacia el futuro, trabajemos unidos para que la derecha maldita nunca mas vuelva a gobernar la Argentina”, cerró con un grito esforzado.