En meses en los que el gobierno de Javier Milei ya debería haber comenzado a mover expedientes para garantizar la realización exitosa de las elecciones legislativas del año que viene, la cúpula del Correo Argentino dio un giro sorpresivo y desplazó al director de Servicio Electoral de la empresa.
Se trata de Diego Fernández Oliver, un funcionario designado en ese puesto clave a principio de año tras la renuncia masiva de funcionarios y directivos que habían llegado a la empresa de la mano del gobierno anterior. La excepción fue Camilo Baldini, el experonista que permaneció en la compañía y por la propuesta de un plan de ajuste salvaje hizo buenas migas con las nuevas autoridades libertarias y logró ser ascendido a presidente.
Fernández Oliver, un contador que fue funcionario en la gestión bonaerense durante la gobernación de María Eugenia Vidal, tenía una función muy desdibujada en el área que concentra las responsabilidades de gestión electoral, desde la llegada a la compañía de Alejandro Tullio, un exfuncionario de todos los gobierno que desembarcó en el Correo en formato de asesor.
Pese a no tener cargo formal, Tullio, que manejó la Dirección Nacional Electoral durante casi tres lustros y después, durante el macrismo, asesoró al Correo, participa activamente de las reuniones de coordinación y de las decisiones más relevantes en materia electoral.
La salida del jefe del área electoral sorprendió, no sólo porque aún no se conoce un reemplazante, sino porque la puesta en marcha del enorme movimiento burocrático que implican las firmas de resoluciones y la realización de las licitaciones millonarias para concretar el proceso electoral, está en tiempo de descuento. Sobre todo porque, como anticipó Letra P, el Ejecutivo resolvió en las últimas semanas que las principales contrataciones se trasladen al Correo, como se hizo durante el macrismo.
Alerta por el achique del Correo
En marzo pasado, cuando comenzó a concretarse el plan de ajuste ideado por Baldini, informalmente la justicia electoral comenzó a transmitir su preocupación por el impacto que podría tener ese achique en el dispositivo electoral. El alerta tenía razón de ser dado que si bien en algunas provincias los telegramas de resultados electorales se transmiten desde las sedes de votación, las sucursales del Correo mantiene un importancia central en esa transmisión, pero también en el acopio y distribución de los insumos el día de los comicios.
En su comparecencia ante el Congreso, el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, informó que el cierre de sucursales rondó el medio centenar, desde esa exposición hasta ahora el proceso de liquidación se aceleró. En las últimas semanas, jubilados y beneficiarios de prestaciones sociales estatales fueron notificados que en adelante no seguirán cobrando en las sedes del Correo, donde lo hacían habitualmente ya que dejaba de existir.
Vecinos de localidades de Trenque Lauquen, General Pinto, Alberti, Adolfo Alsina, General Villegas, Salto, San Pedro y Saavedra fueron informados del cierre de 11 sedes del Correo y se les notificaron nuevos lugares de cobro que, en promedio, están ubicados a 30 kilómetros del lugar original donde realizaban sus trámites. La incógnita, entonces, es qué pasará con las sedes electorales de esas 11 localidades bonaerenses y del resto de las que perdieron su sede postal.