Finalmente, habrá que tomárselo en serio. El presidente Javier Milei es un converso. Por lo general, estas personas tienen una relación de literalidad con las palabras. No es broma cuando dice que quiere destruir el Estado. Ese es su objetivo y, a menos que alguien se lo impida, lo concretará.
El caso de las universidades públicas es un ejemplo. La saña comenzó apenas asumió la presidencia, cuando repitió el presupuesto de 2023 para las casas de estudios. Con una inflación anual cercana al 300%, esto significa una reducción del 72%, como lo afirma el último informe del Centro de investigación de la Economía Nacional (CIEN), instituto que monitorea los presupuestos universitarios. En lo que va del año, los docentes ya perdieron un 50% de sus ingresos, a lo que se agrega el desmantelamiento del Conicet y la eliminación del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
A esa política de ahogo económico, se le suma la campaña de desprestigio. Con la letanía del adoctrinamiento, el presidente Milei pretende deslegitimar una de las instituciones de mayor prestigio de la Argentina, con tres universidades (las de Buenos Aires, Córdoba y La Plata) en el podio de las 100 mejores universidades del mundo. Junto con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), un faro científico-cultural en toda la región, las universidades nacionales tienen su propio sistema de gobierno basado en la autonomía, la autarquía y el cogobierno, base del trípode de enseñanza, investigación y extensión que les legara la Reforma Universitaria de 1918.
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Las universidades expresaron su rechazo a los recortes presupuestarios del gobierno de Javier Milei
Por supuesto, un sistema que está muy lejos de las verdades reveladas que inspiran al Presidente, una megalomanía que rinde culto a los próceres de la “neorreacción global” como Murray Rothbard y Von Mises, cuyo único objetivo es abolir el Estado.
Con hitos inestimables como la gratuidad de la enseñanza de grado impulsada en 1949 por el general Juan Perón, la normalización democrática restituida por el presidente Raúl Alfonsín, la creación de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Académica (Coneau), promovida por Carlos Menem; la ampliación de las ofertas académicas tanto en el campo de las ciencias como en el territorio, desarrolladas por los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, hoy, el sistema alberga los sueños de más de dos millones de estudiantes repartidos en todo el país.
El objetivo de Javier Milei
Las universidades públicas no sólo son un servicio educativo, sino, también, un servicio social como el que cumple el reconocido Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires y la atención odontológica que brindan gratuitamente las facultades de Odontología a comunidades que no podrían acceder a estos bienes por otro medio.
Milei no está atacando solamente un modo de enseñar e investigar; también está atacando, con su perspectiva mercantilista decimonónica, un espacio de formación de ciudadanía política de enorme trascendencia. Las universidades han sido instituciones clave en la recuperación democrática, en la defensa de los derechos humanos y en la formación social de un país más solidario.
Desde hace años, quienes formamos parte de las universidades públicas las defendemos en las aulas, en los laboratorios, en los claustros... Hoy nos toca defenderlas en la calle. Marchemos este martes 23 de abril por las universidades públicas; también lo hacemos por la democracia y un modelo inclusivo de desarrollo.