OPINIÓN

José Luis Espert: demasiado tarde para lágrimas

Los escándalos en el gobierno de Javier Milei se multiplican y copan la agenda de campaña. El efecto en las urnas. Show mediático y "si querés llorar, llorá".

Sobre llovido, llorado. Los episodios que se encadenaron como en una serie de Netflix alrededor del diputado nacional y candidato José Luis Espert tienen todos los recursos para capturar la atención del público: sospechas de tráfico de drogas, miles de millas liberadas en aviones privados, fotos y videos desarchivados, testimonios resentidos de allegados, investigaciones judiciales en EEUU, una dudosa consultoría en Guatemala, versiones de renuncia, lágrimas y relanzamiento de campaña con el casi solitario apoyo presidencial. Y una defensa que apela como único argumento a señalar complots promovidos por personajes caracterizados como siniestros.

Así, entre los ecos enfrentados de Narcos y El código Da Vinci, se construye una historia verosímil y peligrosa para La Libertad Avanza. Porque el contexto económico viene complicado entre la recesión y la búsqueda de rescates financieros desesperados. Mientras tanto, la política no para de dar malas noticias al oficialismo entre derrotas en el Congreso y urnas esquivas en casi todo el país. Javier Milei pensaba en otra cosa cuando llamó a plebiscitar su gestión.

José Luis Espert mirando al suelo
José Luis Espert | (Foto: AGLP).

José Luis Espert | (Foto: AGLP).

La campaña que soñaba Javier Milei

Soñaba teñir el país de violeta, no en la oscuridad de este presente de pesadillas. Bajar la inflación, la apuesta exclusiva basada en el dólar barato para llegar al 26-O, resultó insuficiente. Mirar el descenso del índice de precios e ignorar la caída de los ingresos y el consumo disponible de la mayoría de los hogares tiene costos. Aplicar la motosierra a jubilados, discapacitados, universidades y provincias también. Y perder la castidad en la lucha contra la casta por causa de un hilo de sospechas (Libra, ANDIS, Banco Nación y OSPRERA) complementa viciosamente la inequidad del ajuste con la opacidad en la administración. Una propuesta política que nació como fiscal aparece ahora en el banquillo de los acusados.

Quizás el núcleo libertario puro se identifique con esta versión propia de la resistencia con aguante. ¿Acaso sucederá lo mismo con quienes adhirieron en 2023 a una esperanza de renovación con expectativas más terrenales que las enarboladas por las Fuerzas del Cielo? A juzgar por la conducta en las urnas, los desencantados se manifiestan absteniéndose. El voto plebeyo y pragmático que aportó la diferencia en el ballotage presidencial se diluye frente al más ideológico y pendenciero.

Los escándalos y las elecciones

¿Hasta dónde alcanzará su volumen? ¿Permitirá obtener el anhelado tercio de las bancas en Diputados o se recluirá en las orillas del 30% alcanzado en las PASO de dos años atrás? Cualquiera de esas opciones reabre los interrogantes sobre las características de la segunda mitad del mandato. Ya se admite que se necesitarán cambios. Inclusive voceros del FMI y del Tesoro norteamericano -sponsores explícitos del experimento libertario- exigen modificaciones sustantivas post elecciones.

Hasta aquí, la naturaleza del liderazgo del primer mandatario se muestra resistente a los consejos. En sus veintidós meses de gobierno se ha alejado de propios y extraños, revistiendo a sus derrotas de una épica endogámica y hermética. ¿Conmoverá el llanto de un candidato que se suponía duro a los electores blandos? En una de sus tantas célebres frases, Moria Casán imprimió su popular “si querés llorar, llorá”. En su reality, la fórmula funcionaba. En la realidad argentina, probablemente sea demasiado tarde para lágrimas.

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Javier Milei y José Luis Espert en el penal de Ezeiza.
 José Luis Espert.

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