ELECCIONES 2023

Bomba de campaña: la pelea por los modelos abre más la grieta económica

Deuda en pesos versus deuda en dólares. Al round entre Rubinstein y los economistas de JxC se sumaron terceros en discordia. Asoma una profecía autocumplida.

La pelea entre los economistas de ambos lados de la grieta por la herencia económica que Sergio Massa le podría dejar al próximo gobierno se profundizó. El jefe del Palacio de Hacienda envió a su viceministro, Gabriel Rubinstein, a confrontar con Hernán Lacunza, Ricardo López Murphy, Eduadro Levy Yetaty y Luciano Laspina por la sostenibilidad de la deuda en pesos. En el medio, se colaron distintos analistas para alertar por la complejidad de la situación, como también para advertir por las consecuencias de la "profecía autocumplida" que la oposición anunció. El contrapunto marcó el inicio de los argumentos económicos de la campaña electoral.

 

Sin la intervención de referentes del kirchnerismo, Rubinstein salió en defensa del modelo económico de Massa, que evitó un salto devaluatorio brusco como lo reclamaba el mercado, y profundizó la estrategia del endeudamiento en pesos para reducir las presiones de la deuda en dólares que tomó la gestión de Mauricio Macri. El ministro le hizo alzar la voz al funcionario más ortodoxo del equipo económico, que había llegado a la gestión con críticas a la expansión monetaria y que fue el encargado de hacer funcionar las tijeras del gasto fiscal.

 

"Endeudarse en dólares es más riesgoso que endeudarse en pesos. Pero el Estado Argentino no debería endeudarse, ni en dólares ni en pesos. Ello requiere ir al superávit fiscal primario lo más rápido posible. Lo cual debería ser una política de Estado", fijó Rubinstein en su cuenta de Twitter. Luego, le apuntó directamente a Lacunza, último ministro de Economía de Macri, a López Murphy, a Levy Yetaty y a Laspina: "Y si el problema son los vencimientos 2023, por qué no cambian el discurso? Qué tal si dicen que de ninguna manera piensan reperfilar? Y así nos ayudan a diluir, ahora, las torres, y a baja tasa de interés, para 2025, 2026, 2027, 2028, 2029, 2030...si ganan, será bueno para ustedes. Y en todo caso será bueno para el país".

 

Los idas y vuelta incluyeron a otros dirigentes de Juntos por el Cambio, como el último expresidente del Banco Central de Cambiemos, Guido Sandleris. Sin embargo, el mayor contrapunto fue con Lacunza, a quien le respondió a las acusaciones de profecía autocumplida: "Que no explote ahora, ni el año que viene, ni nunca. Porque sufren los pobres. Entonces, no festival de bonos en pesos indexados, duales (seguro de cambio gratis), bonos pago imp. 2024, bonos a Anses y BCRA (a jubilados y pesificados), repos usurarios, impos a pagar desde dic", dijo, casi en clave.

 

El debate dejó claro que la campaña electoral se lanzó, con base en la economía. El impacto de la inflación, afectado, en parte, por la inestabilidad cambiaria, es la preocupación principal de la población, según las encuestas que manejan dirigentes oficialistas y opositores. Es por eso que del éxito o del fracaso de Massa al frente del quinto piso del Palacio de Hacienda dependerá la estrategia del Frente de Todos e, incluso, podría empujar a la candidatura del propio ministro de Economía que, hasta el momento, esquivó esa posibilidad.

 

Lacunza debió salir al cruce de las acusaciones de golpe al mercado lanzado por Juntos por el Cambio con la campaña de la herencia-bomba. De hecho, en medio de ese debate, el dólar blue retomó su actividad alcista y los bonos globales del último canje de deuda encadenaron la tercera jornada en rojo. La tarea de Rubinstein fue contraponer el modelo económico, en una suerte de avanzada técnica de una discusión electoral que promete ganar terreno en la campaña, una vez que se cristalicen las candidaturas presidenciales de cada espacio.

 

Temores existen de sobra, según los analistas. Según un informe de la asociación civil agropecuaria CREA, "con el financiamiento de dólares limitado únicamente a organismos multilaterales, la deuda en moneda local continúa incrementando su participación, creciendo en el último año 23 mil millones de dólares (+21,7% i/a), alcanzando los 131 mil millones de dólares (26% del PBI). En ese sentido, una característica de la deuda en pesos es su corto plazo de vencimiento: en 2023 vencen el equivalente a 70 mil millones de dólares. Es decir, la deuda en pesos aparece como un problema urgente y, para la renovación de estos instrumentos, frente a la inflación y la desconfianza de pago, el gobierno ha ido concediendo tasas de interés cada vez más atractivas".

 

El economista y profesor universitario Julio Gambina alertó que, detrás del debate por la deuda en pesos, existe en marcha un proceso de empeoramiento de las variables de actividad económica, y que algunos denominan la tormenta perfecta con estanflación. "En rigor, sea en moneda extranjera o local, en los dos casos se requiere del esfuerzo del trabajo social local para generar un excedente económico destinado a pagar ambas cuentas. Es cierto que la deuda en pesos remite a la capacidad del propio estado Nación por la emisión de moneda, pero ello no debe olvidar que la renegociación supone costo oneroso en intereses que limitan la expansión de otros gastos públicos, caso de los gastos sociales o la propia inversión pública", alertó.

 

Gambino volvió a plantear la necesidad de discutir la legalidad y legitimidad de las deudas, en pesos y en dólares, como fondo de las prioridades del gasto. "El debate entre oposición y oficialismo escamotea la cuestión de fondo que remite al tipo de orden económico local, a un estancamiento que puede explicar el porqué de la inflación. Es que, ante la escasa expansión productiva, la disputa por el excedente económico favorece la lógica de la ganancia, en contra de los ingresos fijos por el trabajo, las jubilaciones y los beneficios sociales", sostuvo.

 

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