El Gobierno logró poner calma en los mercados financieros con el anuncio de adquisición de los bonos emitidos por parte de la deuda externa y, de esa manera, además de mejorar el perfil de riesgo país ante el mundo, equilibró los valores de los dólares comerciales y logró ponerle tope al blue. Dos días después, Sergio Massa buscará enviar otro doble mensaje: llevar alivios al campo ante la crisis de la sequía que atraviesan las plantaciones y dejar claro que tiene el control de una de las llaves que le aporta divisas internacionales, la clave para cumplir con los vencimientos de deuda y tener poder de fuego para evitar una devaluación brusca y lograr la anunciada jugada de recompra. En ese escenario, la escasez de reservas puede traerle una recesión productiva, el mal menos pensado por el ministro de Economía, ante una ralentización del sistema de importaciones SIRA.
Según los analistas económicos y financieros, la administración de Alberto Fernández deberá enfrentar un año electoral con incertidumbres de mediano plazo. Los pronósticos mostraron que la sequía del campo golpeará con dureza a las reservas del Banco Central y, así su presidente, Miguel Pesce, deberá lidiar este año con la reducción de las liquidaciones más que con el pago de energía. Los que se mantendrán demandantes serán los insumos y bienes de capital para la industria, debido a que ese sector muestra un atraso en su actividad por el cepo a las importaciones, pero fuentes del equipo económico de Massa admitieron, ante una consulta de Letra P, que las restricciones por escasez continuarán. El mundo empresario ya da por descontado ese escenario y se preparó para una menor actividad e incluso una baja del empleo.
Según el último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), "la sequía ya recortó la cosecha de trigo, soja y maíz en 28,5 millones de toneladas, un 23% de la producción inicial esperada" y la pérdida de ingresos netos del sector productor llega a los 10.425 millones de dólares, solo en estos tres cultivos. "Con estos números, se pone en jaque 2,2 puntos del PBI estimado para el 2023. La proyección de recaudación de derechos de exportación del Estado Nacional se ajusta en 1.050 millones de dólares por menores exportaciones de trigo, maíz, soja y productos derivados, a los que se le suma la pérdida de recaudación de otros 2.500 millones de dólares en concepto de menores impuestos a las ganancias, y demás tasas y contribuciones", alertó la BCR.
De cumplirse los peores pronósticos que existen hasta la actualidad, las exportaciones de los principales productos de los complejos soja, trigo y maíz caerán 24 millones de toneladas, por lo que dejarán de ingresar al país 8.000 millones de dólares, el 18% del ingreso total de las divisas internacionales del agro estimada para la anterior campaña 2021/22. Todo esto "puede agravarse de continuar el déficit de lluvias", afirmaron desde la entidad bursátil, que sigue con atención los movimientos de la zona núcleo agropecuaria. Por eso la Mesa de Enlace del campo marcó la cancha antes de sentarse a negociar en la convocatoria realizada por Massa.
Los números de la seca no se reducen solamente a la actividad de un sector, por más dinámico que sea. De esos dólares, que no genera otra exportación local hasta el momento, depende la actividad productiva, que durante 2022 sufrió por la importación de energía, ante el crecimiento de los precios internacionales que provocó la guerra en Ucrania, ya que debió restringir las compras en el extranjero. Para este año, el panorama se verá, incluso, más complejo por el factor climático, como también por la necesidad del país de pagar vencimientos con acreedores externos. A eso se suma el anuncio de recompra de los bonos por la deuda soberana de mediano plazo.
El director de Epyca Consultores, Martín Kalos, sostuvo que la clave de 2023 será la disponibilidad de SIRA para la producción local, que será el margen para la normalización de las variables macroeconómicas del país. "Está en duda el crecimiento económico por falta de dólares. La falta de insumos afectará con mayor énfasis a la actividad industrial; sumado a que también se va a ver afectada la inversión, porque nadie va a querer poner dinero en un negocio que no te da previsibilidad para su funcionamiento, como tampoco te permite planificar la recuperación de los dividendos por falta de divisas para girarlas a la casa matriz", anticipó, en diálogo con este portal.
Kalos vio con buenos ojos la ventana de oportunidad que el ministro Massa aprovechó para el anuncio de la recompra de bonos de la deuda, aunque sugirió seguir de cerca el camino de su implementación. Sucede que debe definirse si los 1.000 millones de dólares a comprar son de valor nominal o de mercado, que en la actualidad cotizan a un 35%, y si tendrá efecto en las reservas internacionales. "Hoy existe liquidez por el proceso de acumulación de reservas que realizó el Gobierno. Ya tuvo efecto y le permitió al BCRA intervenir en el mercado financiero para calmar a los dólares comerciales. Se pueden usar los dólares del préstamo del BID, vender los Derechos Especiales de Giro (DEG's) o bien concretar el swap de monedas con Brasil", analizó el economista. Entre todo, advirtió que derrochar una medida acertada solo para sortear el año electoral sería sostener la teoría de la "semicrisis permanente".