Fue la gota que casi colma el vaso. La incomodidad de Pablo Moyano en la CGT no es nueva, al punto de quedar plasmada en la interna que vive la central sindical en recientes desavenencias públicas, pero la exclusión de la cita con Alberto Fernández del lunes por la noche por parte de sus colegas en el secretariado general parecía que iba ser la excusa perfecta para oficializar la salida del camionero. Después de un extenso cónclave, el primogénito de Hugo Moyano dejó trascender que no dejará esa silla vacía, al menos por ahora.
En medio del conflicto automotriz, que enfrenta al sindicato conducido por Alejandro Crespo con los fabricantes de neumáticos, al punto de paralizar la producción, la CGT se tomó un respiro para evitar generarle un nuevo dolor de cabeza a la Casa Rosada mientras sigue el debate gremial por un bono de fin de año y la reactivación paritaria. El pico de tensión cegetista se destapó luego de que Fernández recibiera a la "mesa chica" de la central obrera sin cursarle invitación a Moyano. Distanciado de sus pares Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (Estaciones de Servicio), desde temprano, el camionero agitó la amenaza de romper la entidad con sede en la calle Azopardo.
Moyano invitó para las 15 de este martes a un plenario para evaluar su renuncia. Si bien no trascendieron los nombres de quienes se acercaron al edificio del sindicato, ubicado en San José 1700, el dirigente cuenta con el respaldo de Omar Plaini (Canillitas), Héctor Manrique (SMATA), el nuevo ministro de Trabajo del gobierno de Axel Kicillof en la provincia, Walter Correa (Curtidores), Juan Pablo Brey (Aeronavegantes), Raúl Durdos (SOMU), Graciela Aleñá (Viales) y Cristian Jerónimo (Vidrio).
Otros de sus aliados estratégicos llevan ADN kirchnerista, como Sergio Palazzo (La Bancaria), Vanesa Siley (Judiciales) y Abel Furlán (UOM). En plena crisis del neumático, con el ministro de Economía, Sergio Massa, apuntando contra el SUTNA, Moyano se acercó a Crespo. La del camionero es una de las pocas voces del oficialismo que le pone condiciones a la gestión del tigrense, haciéndose oír incluso por encima del coro camporista que apuntaba contra el extitular de Hacienda Martín Guzmán.
Luego de un año y medio de este segundo triunvirato, si bien por ahora se mantiene un tenso status quo, la novela de desencuentros promete continuar y sumar un nuevo capítulo más temprano que tarde.
Durante toda la jornada, no sólo se especuló con una carta de renuncia de Moyano Jr. para abandonar su silla en la conducción; también, se evaluó la conformación de una CGT paralela, como existió hasta la reunificación de 2016. A falta de dos, llegaron a existir tres centrales durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner: la de Hugo Moyano (CGT Azopardo), la de Antonio Caló (CGT Alsina) y la de Luis Barrionuevo (CGT Azul y Blanca).