CÓRDOBA (Corresponsalía) Desde comienzos de septiembre, una comisión normalizadora está a cargo de llevar adelante un proceso de institucionalización de la CGT Regional Córdoba, que hasta ese momento era conducida por el titular del Sindicato de Empleados Públicos (SEP) provincial, José Pihen. Luego de meses de negociaciones internas, Horacio Otero, el delegado de Abel Furlán que desde su desembarco en la estructura cegetista comenzó un proceso de normalización en las diferentes regionales provinciales, puso en funciones en Córdoba un triunvirato integrado por el metalúrgico Rubén Urbano, el camionero Edgar Luján y el secretario general de ATSA Córdoba, Ricardo López, el alfil del jefe de la central obrera Héctor Daer que se hizo un lugar en la renovación sindical mediterránea.
Mientras la nueva conducción intenta arribar a un esquema de unidad y Pihen quiere revalidar su liderazgo histórico a través de sus vínculos políticos y sindicales, la celebración por el Día del Empleado de Comercio se convirtió este fin de semana en el escenario del primer gesto de acercamiento del peronismo provincial a la nueva organización de la Regional. El intendente capitalino Martín Llaryora se sentó a la par de Pablo Chacón, el secretario general del gremio anfitrión, y habilitó una foto en la que también se sumaron Urbano y Otero, dos dirigentes con cargos nacionales, cuyo rol fue central en el proceso que terminó desplazando a Pihen.
Así como Urbano y Luján aparecían en casi todos los bocetos que se ensayaron durante las negociaciones previas a la normalización, el alfil de Daer en Córdoba quizás sea el menos conocido del tridente que llevará a cabo un proceso cuyo horizonte no plantea plazos, sino objetivos. “Tenemos que lograr la unidad, es nuestra principal apuesta”, dice el secretario general de la filial cordobesa de ATSA a Letra P. Para esa unidad, no solo trabajan los triunviros sino que hay una especie de grupo de acción entre los que se encuentran Chacón; el secretario general de la Asociación Obrera de la Industria del Transporte Automotor (AOITA), Emilio Gramajo; el lucifuercista Gabriel Suárez; Leandro Arévalo, del gremio que nuclea a los expendedores de combustible; y el médico Hugo Zárate.
La historia personal de López está íntegramente ligada al gremialismo. La interna contemporánea de la Regional Córdoba de la CGT, también. Asumió al frente de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina de Córdoba en 2020, tras la muerte de su padre, de quien heredó su mismo nombre y quién había estado 36 años al frente de la secretaría general.
Junto con Chacón y Urbano, López padre protagonizó una de las rupturas más recientes en la organización de la central cuando, en desacuerdo con Pihen, crearon el Movimiento de Trabajadores Córdoba (MTC) y comenzaron una actividad diferenciada dentro del sindicalismo cordobés. Desde ese momento, a fines de 2019, comenzó la discusión sobre el ahora desplazado jefe cegetista cordobés. Como ya contó Letra P, las impugnaciones a su figura giraron en torno a su situación como jubilado y a su rol como legislador oficialista. “No se puede estar de los lados del mostrador”, le achacaban los sectores más críticos.
En abril de este año, ATSA volvió a la CGT. La decisión fue parte del proceso que se había iniciado a nivel nacional y que había sugerido la necesidad de una mayor unidad en Córdoba. Para hacerla posible había que lograr encolumnar al movimiento obrero bajo una misma sigla. Así se hizo.
López tiene además una cuenta histórica con Pihen. Quienes se enrolan en ATSA desarrollan su actividad en los sectores privado y público, área en la que el extitular de la CGT cordobesa sostiene su activo más importante. Allí, las diferencias se acentuaron en el último tiempo. De hecho, Sanidad no firmó el último acuerdo paritario estatal que se cerró con el visto bueno del SEP.
Obstáculos
López observa en la situación económica uno de los principales problemas que encuentra la Regional Córdoba para arribar a un esquema de unidad. Reconoce que hay “enojos internos” por el proceso que impulsó la conducción nacional, pero entiende que la cuestión política podría encaminarse con mucha mayor facilidad si la situación de la clase trabajadora cordobesa fuese distinta. “Cada sector tiene demasiados frentes abiertos por los tiempos conflictivos que vive el país”, afirma.
En un plano más personal, también lo apena que la relación con Pihen, a quien respeta pese a las diferencias coyunturales, se haya tensado hasta llegar a la actual situación. “Nadie quiere que se vaya por la puerta de atrás, queremos a todos los sectores adentro”, dice.

Chacón encabezó el acto por el Día del Empleado de Comercio flanqueado por Llaryora, Urbano, Otero y Gramajo.
En ese espejo se mira también y, pese a que reconoce sus aspiraciones, no las desliga de la representación que hoy ostenta. Actualmente, también encabeza el brazo de la juventud de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina (FATSA) y entiende que ha logrado acumular mucho en poco tiempo. Tiene mandato hasta diciembre de 2025 en su gremio de base y se propone acelerar las transformaciones para comenzar un proceso de renovación interno. Repite que no quiere estar más de dos o tres mandatos a la cabeza de ese proceso porque “es demasiado desgaste” y advierte que quienes ponen sus intereses personales por sobre el colectivo atentan contra la unidad. Con todo, confía en que el proceso normalizador cumplirá con el objetivo propuesto.
Conjugando todos esos elementos, se aboca al trabajo que encomendó la conducción nacional y le resta relevancia a las imágenes que en el último tiempo mostraron a Pihen junto a las 62 Organizaciones y referentes provinciales como Alejandra Vigo. “Me parece que es más figurativo que otra cosa”, afirma ,comprendiendo que la puja por lugares en la próxima estructura cegetista no estará exenta de ese tipo de situaciones en la que cada sector pondrá a jugar sus relaciones y su peso específico.
De la misma forma en que el schiarettismo metió la cuña una vez consumado el desplazamiento de su alfil sindical, Llaryora saludó el nuevo proceso con su participación en el almuerzo del fin de semana. La puja por la renovación aparece entonces como una discusión transversal a la política cordobesa en la que el gremialismo, naturalmente, no queda exento.