El 26 de agosto, afuera de su casa en Recoleta, Cristina Fernández de Kirchner condimentó un incipiente operativo clamor que ya no se susurraba: en las mismas veredas en las que seis días después intentarían asesinarla, mientras saludaba a la militancia, la vicepresidenta se puso una gorra negra con la leyenda "CFK 2023". Una igual estaba sobre la mesa entre la audiencia religiosa que, este jueves, participó de la reaparición pública de la exmandataria.
En medio de su monólogo en el Senado, la cámara que grabó el encuentro enfocó la gorra, en el minuto 31 del video de Youtube. Diez minutos antes, Cristina había empezado a contar una anécdota que, como si fuera una bola de nieve subliminal, puede convertirse en algo más grande para los próximos comicios. En resumen, como ya ha hecho en anteriores ocasiones, inclusivo en el prólogo de la jugada electoral de 2019, recordó que ya fue presidenta dos veces. "No son esas las cosas que me seducen ni las cosas que me animan", sentenció, al descartar cualquier repetida aspiración por volver a la Casa Rosada.
¿Cómo llegó a esa frase? Empezó admitiendo su encuentro con el economista Carlos Melconian, revelado meses atrás y llamativo por encontrarse en las antípodas de su pensamiento. "Nadie puede pensar que yo tengo las mismas ideas que Melconian en política, pero esta es la gracia", afirmó la exjefa de Estado. "La gracia no es juntarse con los que piensan igual. La gracia es juntarse con los que piensan distinto y ver si, al menos en economía, podemos tener un acuerdo mínimo", continuó. "Porque todos hablan de la inflación. El problema es que la inflación viene porque no tenemos moneda, que es lo que yo opino, vieron en las conferencias que venía dando de la economía bimonetaria y qué sé yo, del dólar y pim pum pam", agregó Cristina.
"Cuando fui a hablar con él lo hice con esa intención y sigo con la misma intención de siempre. Primero, porque es cierto que todos los dirigentes políticos quieren ser presidentes, como dicen los curas que quieren todos ser papas ¿no?", se preguntó la vicepresidenta y reveló una charla con Francisco: "¿Qué cura no quiere ser papa? Obviamente. Eso lo charlamos una vez con Jorge (Bergoglio) y él se reía. Finalmente yo tenía razón", se jactó.
"La verdad es que yo ya fui presidenta dos veces. O sea: la máxima ambición que tiene un político, una política en Argentina, que es ser presidente, yo ya la tuve por partida doble", argumentó Cristina, antes de recordar a Néstor Kirchner: "Además de eso, mi compañero también fue presidente. O sea: no son esas las cosas que me seducen ni las cosas que me animan. Las cosas que me animan son ver realmente si podemos salir".