PROYECCIÓN '23

Schiaretti se aferra al mantra de la gestión para pasar el temblor

El gobernador le atribuyó a quienes lo vencieron en Marcos Juárez las mismas virtudes que le adjudica a su administración. Estrategia y ruido interno.

CÓRDOBA (Corresponsalía) Pese a los reclamos internos que se empezaron a hacer escuchar la misma noche del domingo tras la contundente victoria de Juntos por el Cambio en Marcos Juárez, Hacemos por Córdoba está decidido a hacer pasar rápidamente el traspié y enfocarse en los desafíos por venir. El principal reto es empezar a construir una victoria electoral que le permita al peronismo cordobés conservar el poder en la provincia en 2023. Como quien se aferra a lo conocido en momentos de incertidumbre, el oficialismo cordobés se aferra a su caballito de batalla, la gestión, mientras empieza a recalcular su estrategia futura.  

 

Carlos Massei, el ministro de Desarrollo Social sindicado como el responsable intelectual del armado que llevó a Verónica Crescente a la cabeza de la lista de la alianza entre el peronismo y la Unión Vecinal en el sur provincial, fue el primero en lanzar la piedra. O en realidad, en esconder la mano. “Sabíamos que iba a ser una elección difícil porque el intendente Pedro Dellarossa tiene una imagen positiva del 70%”, dijo a la prensa mientras en el bunker partidario las caras de la militancia y la dirigencia provinciales daban cuenta del sopapo electoral que Juntos por el Cambio le había asestado al cordobesismo.

 

Juan Schiaretti se llamó a silencio durante el lunes, inauguró un polideportivo social junto a Martín Llaryora en la Capital y eligió seguir mostrando gestión conjunta, el principal paso estratégico para el paso de mando que espera el PJ cordobés. El martes, en una nueva visita a la ciudad de Bell Ville, el gobernador se refirió por primera vez a la caída en el “kilómetro cero del cambio”.

 

“Se dio la lógica. Si hay una elección a intendente y alguien tiene una aprobación del 70%, la sociedad le va a seguir confiando la conducción de la ciudad. Lo mismo pasa cuando se elige al gobernador. Es algo que los cordobeses aplicamos siempre, y siempre distinguiendo cuando se elige una cosa u otra”, señaló el mandatario provincial encolumnándose en un recurso al que ya había echado mano Llaryora en la noche del domingo.

 

“Esta elección ha dejado en claro que cuando una gestión es bien valorada por sus vecinos, aún con buenos candidatos al frente, es difícil derrotarla”, había escrito el intendente capitalino en Twitter al felicitar a Sara Majorel y Pedro Dellarossa. Hubo quienes leyeron allí un primer reclamo respecto de la estrategia. No es el único y habrá más.

 

Majorel y Dellarossa con Larreta tras el triunfo en Marcos Juárez

Con la lógica de la gestión como bandera para postergar los debates sobre la política, en el PJ nadie quiere volver a recordar el domingo y, cada uno a su manera, asume el siguiente paso en clave ganadora. Mientras el binomio triunfrante en Marcos Juárez ya visitó a Horacio Rodríguez Larreta en Buenos Aires, tanto Schiaretti como Llaryora se concentran en el trabajo por venir. “No va a ser muy distinto a lo que venía pasando”, señalan.

 

De la boca para afuera, la foto del lunes es la misma que la del viernes. Internamente, todos saben que hay cosas para conversar. Mientras, como un boxeador que acusa un golpe demoledor y abraza a su adversario para que corra el tiempo mientras recupera un poco de aire, el cordobesismo se aferra al mantra de la gestión para surfear el temblor y hacerle chapa y pintura a su estrategia de cara a 2023.

 

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