CITA CON EL FONDO

La hora de la verdad en la gira de Massa

El ministro enfrenta a pesos pesado en Washington. A la tarde, reunión clave con Georgieva. Obsesión: dólares. La esperanza soja y la espina de la inflación.

Sergio Massa mantendrá este lunes encuentros clave en Washington, corolarios de una visita en la que abrió puertas, consiguió recursos, sembró la idea de inversiones en energía, dejó una impronta personal fuerte y dio la impresión –¿será un espejismo?– de que la economía dio un paso hacia atrás a la vera del abismo.

 

Las reuniones de la mañana serán con tres pesos pesados del Departamento del Tesoro: el asesor David Lipton, el secretario adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael Kaplan, y el subsecretario de Asuntos Internacionales, Andy Baukol.

 

Lipton es un consejero top de la secretaria Janet Yellen  y un duro en lo que respecta a la Argentina. En 2018, con todo, se mostró más tierno y ejecutó, como número dos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el designio trumpista de que el organismo le otorgara a la Argentina el mayor préstamo de su historia, uno que, según admitió tiempo después el actual titular del BID, Mauricio Claver-Carone, fue básicamente un megaaporte de campaña para "frenar al populismo".

 

A Kaplan, el ministro de Economía tratará de venderle un acuerdo para el intercambio de información impositiva que permita dar con 100.000 millones de dólares evadidos y fugados por compatriotas.

 

Por mejores terminales que tengan en Washington, Massa y quien oficia en su gira como su sherpa, el embajador Jorge Argüello, el propósito es de difícil concreción, al menos en la medida de las expectativas nacionales. Igual, el intento vale: es, por un lado, un elemento de disuasión para personas con escasa propensión marginal al pago de impuestos; por el otro, en caso de resultar exitoso, ampliaría significativamente el zoológico en el que caza la AFIP.

 

Cita en el Fondo

Temprano a la tarde, Massa se verá con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, quien ya está mareada con las visitas que le depara la puerta giratoria del Palacio de Hacienda. Como sea, la anfitriona y el visitante tratarán de darle el toque final al desembolso de 4.000 millones de dólares previsto para el mes que viene, destinado a hacer frente a vencimientos del paquete que Donald Trump, Lipton y Claver le encajaron al país.

 

En la previa, Massa señaló que “el programa con el Fondo Monetario tiene objetivos y hay que cumplirlos". Aunque sea con fórceps y contabilidad creativa, se presentará con los deberes hechos y hasta con mejores posibilidades que hasta hace poco para no reprobar la materia más difícil: la acumulación de reservas.

 

El Gobierno debería terminar el año con un déficit fiscal primario –antes del pago de deuda– del 2,5% del producto bruto interno (PBI). ¿Complicado? Claro, pero para eso Massa tomó medidas como el recorte de partidas no ejecutadas en toda la administración pública nacional. Más difícil es, a priori, sumar 5.800 millones de dólares a las reservas netas del Banco Central, pero el desbloqueo del BID anunciado la semana pasada y el éxito del dólar soja hacen que el objetivo no luzca ya tan inalcanzable.

 

Aprobar el examen trimestral del Fondo sería un elemento más de descompresión para una economía que vive al borde de un ataque de nervios. Confiado, el superministro promete incluso mantener sin cambios las metas del año que viene, puntualmente bajar el rojo fiscal a 1,9% del PBI, y hasta la quimera de rebanar la inflación por la mitad. Decir eso y pensar en una candidatura es casi lo mismo. Por ahora, todo frío.

 

El éxito de la primera semana del dólar soja, que motivó liquidaciones por casi 1.500 millones de dólares –50% más que lo estipulado– debería reeditarse en la que comienza este lunes. Ahora, el objetivo es ir por 2.000 millones más y, quién dice, acaso avanzar hacia un sobrecumplimiento de la meta mensual de 5.000 millones.

 

Sin embargo, no son todas buenas. La inflación de agosto pinta para un 7% y el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), la encuesta que realiza cada mes el Central entre economistas, arrojó una proyección del 95% para el año, que se estira a 99,4% entre los mejores pronosticadores de dicha variable.

 

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