JUNTOS EN EL BARRO

Larreta empezó en Córdoba el juego de las diferencias con Macri y Bullrich

El alcalde se presentó como el garante de JxC en 2023. Evitó favoritismos y alentó la autonomía de la interna provincial. Territorio y puente a la rosca.

CÓRDOBA (Corresponsalía) El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, prefiere que su cuerpo diga lo que su boca calla. Aún no se presenta en público como presidenciable, pero entretiene a la tribuna al admitir que su voluntad “no va a depender de lo que hagan otros dirigentes del espacio como Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Facundo Manes o Gerardo Morales”. Juega en los grises, con movimientos propios de un dirigente lanzado a la aventura electoral de 2023.

 

En la gira cordobesa que inició el jueves, el dirigente del PRO reafirmó su identidad por contrastes. Se trata de un trabajo artesanal que tiene a las PASO –todavía vigentes– en el horizonte. Larreta trató de desmarcarse del expresidente exhibiendo un modelo político de construcción radial, que pondera la suma del todo por encima de las partes.

 

“La unidad de Juntos por el Cambio (JxC) es innegociable”, repitió durante sus escalas en Marcos Juárez, San Francisco, Arroyito y la capital provincial. Detrás del aforismo se esconde la estrategia de no intervención en la vida interna de los aliados en las provincias, en especial, en aquellas de una centralidad electoral como lo es Córdoba.

 

A fines de agosto, Macri instó a la dirigencia mediterránea a terminar el reglamento para la definición de las candidaturas para la gobernación y la intendencia. Incluso ofreció pagar la interna si fuera necesario. Con la última exhalación para expresar la bajada de línea, se desmoronaba la supuesta foto de unidad que intentó con los tres precandidatos Luis Juez, Rodrigo de Loredo y Gustavo Santos, apenas descendió del avión para apoyar a Sara Majorel y Pedro Dellarossa, exponentes del “kilómetro cero del cambio” que se medirán en las urnas este domingo 11 de septiembre.

 

La pausa estratégica en la buena relación de Macri con el gobernador Juan Schiaretti -al admitir que no lo imagina en JxC- quedó bajo el escrutinio interno del juecismo. Los operadores del senador no ocultaron entonces su malestar con Macri e insisten que someter las candidaturas al designio de las urnas sigue siendo funcional al peronismo.

 

Marcos Juárez. Caminata con Majorel y Dellarossa en el inicio de su minigira cordobesa

Larreta prometió federalismo político al aliancismo cordobés. La autonomía en las decisiones electorales no ingresa en los márgenes de la discusión mientras esté garantizada la unidad. En cambio, Macri les pidió que digan “para qué” quieren gobernar Córdoba. El jefe porteño prefirió congraciarse con la dirigencia con la declaración de un grito de guerra electoral al delfín de Hacemos por Córdoba (HxC), Martín Llaryora.

 

El brazo benefactor de Larreta se apoyó sobre Juez y De Loredo durante toda la gira. Les reconoció el mérito de haber ganado la elección de medio término y, con esto, el liderazgo tácito de la alianza para 2023. Con todo, en su rol de equilibrista, dispensó trato ecuánime al precandidato a gobernador de Macri, el diputado Santos, gran ausente en la parte diurna de la gira del jueves como parte de un premeditado desplante a Juez. Junto a otro larretista antijuecista, Darío Capitani, se sumaron a la cena de camaradería PRO prevista para el cierre de la jornada, ya sin intrusos a la vista.

 

El hombre detrás de esta malla contención interna es el exdiputado Marcelo Wechsler, integrante de la mesa chica que arma para el proyecto presidencial del jefe de Gobierno porteño. En cierta forma, si Larreta pudo mostrar territorialidad –equiparable a los mejores momentos de Macri– tiene que ver con ese trabajo subterráneo que viene realizando desde hace meses e incluyó tareas non sanctas como atraer a varias figuras filopatricistas cordobesas a las filas del alcalde.

 

Larreta obtuvo respaldo interno y acompañamiento necesario para profundizar las diferencias de estilo con Bullrich. Como contó Letra P, la jefa del PRO tuvo inconvenientes para componer la foto de unidad que buscó durante su estadía en la provincia el 4 y 5 de septiembre. Juez y De Loredo eclipsaron el vaciamiento que intentó casi todo el partido amarillo cordobés en las actividades previstas en Jesús María. Igual, el piquete fue evidente. A su vez, el coqueteo con el sector rural confirma que el armado territorial clásico seguirá pendiente y la prioridad de “la piba” es sintonizar con el Círculo Rojo local.

 

Juntos. Larreta convocó a casi toda la coalición y se mostró como garante de la unidad

La muestra de que la guerra por el voto entre Larreta y Bullrich es total se encontró en la ausencia de la diputada y referente de Bullrich en Córdoba, Laura Rodríguez Machado. No fue invitada por los organizadores larretistas del ágape con la dirigencia de la noche del jueves. La coartada: el presidenciable no es jefe del PRO, por lo tanto, solo invitó a quienes lo respaldan.

 

Dicen en el larretismo que Bullrich, pese a ser la titular del sello, no convoca al partido amarillo en sus incursiones provinciales. “Le niega al PRO sistemáticamente la presencia institucional”, disparan. A buen entendedor…

 

Fue en esa cena que Larreta puso en claro cuál es el rol que desempeñará dentro de una alianza abrumada por la ausencia de liderazgos claros; jaqueada por acusaciones recíprocas entre sus integrantes. Mientras Macri mantiene la incógnita sobre su futuro y prefiere mostrarse como el árbitro de la PASO y Bullrich sostiene que será candidata a presidenta “en cualquier circunstancia”, Larreta se presentó en Córdoba como “el garante de JxC” para disputar el poder al kirchnerismo el año que viene.

 

Mariano Cúneo Libarona.
Marcelo Matzkin, intendente de Zárate.

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