LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) El poder territorial representado en los intendentes e intendentas peronistas de la provincia de Buenos Aires, motor de la cosecha de votos del Frente de Todos (FdT), no tiene una postura unificada respecto de una posible candidatura presidencial de Cristina Fernández. Si bien el respaldo es unánime frente al avance de la justicia en su contra en el marco de la causa denominada Vialidad, el clamor por CFK 2023 no es transversal. Hay dos grandes posicionamientos: el del ala ultra K, que afirma que “con Cristina alcanza”, y el de otra que considera que su techo electoral no permite su postulación, que su radicalización bloquea la llegada del voto moderado, imprescindible para el peronismo en ebullición. Al mismo tiempo, hay una preocupación que subyace en todos los sectores a excepción de los primeros: la ausencia de una figura fuerte para enfrentar a la oposición.
La figura de Cristina como competidora para buscar un tercer mandato cobró relevancia la última semana a caballo de dos hechos que se encadenan. Primero, el pedido del fiscal Diego Luciani de 12 años de prisión y prohibición de ejercer cargos públicos de por vida más la negativa a ampliar la declaración indagatoria de la vice; el segundo, el vallado que Horacio Rodríguez Larreta dispuso en torno a la casa de CFK en el barrio de Recoleta, adonde, consecuentemente, se trasladó la militancia. Como contó Letra P, con su decisión, el jefe de Gobierno porteño terminó armándole su 17 de Octubre.
Un grupo de dirigentes con responsabilidad de gestión está envalentonadó con la candidatura de su jefa política y líder del movimiento. “Con Cristina sí alcanza”, dijo la intendenta de Quilmes, la camporista Mayra Mendoza, en un plenario con la militancia y ratificó la postura en un tuit: “La más maravillosa música”, citó en un video donde se escuchaba el clamor de la militancia bajo el cántico “Cristina presidenta”. En el mismo lote se ubican los jefes comunales ultrakirchneristas Mario Secco (Ensenada) y Pablo Zurro (Pehuajó), quienes en varias ocasiones expresaron su deseo de que CFK vuelva a pelear por la presidencia. El mismo clamor que en tiempos de disputa interna frentetodista agitaron -como reveló Letra P- el jefe de Asesores bonaerense, Carlos Bianco, y el ahora ministro de Trabajo provincial, Walter Correa, entre otros.
De ese grupo también forma parte el sabatellismo que conduce Morón. “Siempre creemos que Cristina es la mejor candidata”, aseguró a Letra P un funcionario cercano al intendente Lucas Ghi. Argumentan que, ante los malos resultados posteriores, la memoria del bienestar de gran parte de la sociedad durante los gobiernos kirchneristas toma fuerza. Qué candidato es mejor que Cristina, se preguntan.
Otro grupo de intendentes pone reparos y plantea que el techo “bajo” de votos que tiene la expresidenta impide ir en busca del voto independiente o incluso de arrebatarle alguno a la oposición, como sí podría ocurrir con un candidato “más moderado”. “Cuando radicalizás, perdés votos”, afirmó el intendente de un distrito de la Tercera sección y analizó que, si la vicepresidenta reúne entre el treinta y el treinta y cinco por ciento de los votos, hay que salir a buscar entre un diez y un veinte más. Razonamiento idéntico hacen en el entorno de un jefe comunal de la Primera sección: “Hay que tratar de ser lo más amplio posible y captar el voto independiente”, lo que sería complicado con Cristina candidata.
Bajo la misma lógica, otras fuentes vinculadas con el intendentismo repreguntaron ante la consulta de este medio: “¿Por qué si en 2019 la vicepresidenta era consciente de que con ella no alcanzaba, ahora sería diferente”? La misma dirigencia destaca que, hoy, las condiciones son incluso peores.
En lo que sí coinciden es en que en la coyuntura actual la centralidad de Cristina le dio un aire inesperado al peronismo, quitando del foco de atención los problemas económicos y los recortes que está aplicando el ministro de Economía, Sergio Massa. Por primera vez desde que asumió el gobierno Alberto Fernández, el Frente de Todos está unificado en torno a algo.
Un dato preocupa a todos por igual, a excepción, claro, del ala ultra K que bate el parche de CFK presidenta: la ausencia de una figura competitiva. Ya ninguna tribu piensa en la reelección del Presidente, quien, además de hacer sus propios méritos para caer en la consideración de la población, sufrió el embate brutal del kirchnerismo en épocas de grieta todista.
Para la dirigencia -a excepción de la propia, claro- Massa tampoco es garantía de nada. Su eventual postulación está atada a los resultados que pueda conseguir, un territorio demasiado incierto como para arriesgar pronósticos. Daniel Scioli, que tuvo su momento de esplendor con su llegada al gabinete, quedó eclipsado por su viejo enemigo renovador y con su vuelta a Brasil salió de las luminarias.
Las coincidencias son claras para las tribus peronistas: todavía falta mucho para la elección, Cristina Kirchner, una vez más, le devolvió vida a un peronismo que se ahogaba en su propia sangre. Lo que pasó la última semana “fue un golazo” como tildó los sucesos un intendente. Pero la pregunta de la mayoría peronista no K tiene respuesta: con Cristina no alcanza.