LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) Si hay una foto que exhibe de manera acabada lo variopinto de la composición del Frente de Todos (FdT) en permanente ebullición es la que se dio este martes en la Cámara de Diputados con la salida de Sergio Massa de su banca y la asunción en su lugar de Juan Marino. “Sale un ex-Ucedé, entra un ex-PO”, grafica entre risas un dirigente del peronismo a Letra P. Es que el flamante diputado nacional tiene poco en común con su predecesor en la banca y futuro superministro de la cartera de Economía, Producción y Agricultura. Viene de la militancia del Partido Obrero (PO), se autodefine trotskista y revolucionario, creó el movimiento Unidad Piquetera y abona al proyecto de Salario Básico Universal que empuja Juan Grabois.
Marino llegó al lugar número 29 de la lista de diputados nacionales del Frente de Todos (FdT) de la mano del ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, Andrés Larroque. Junto a él trabajó hasta asumir su banca en el gabinete de Axel Kicillof como director provincial de Organización Territorial, cargo que abandonó el lunes para asumir la banca en la Cámara baja.
Sus inicios en la actividad política se dieron en la escuela secundaria, cuando llegó a presidir el Centro de Estudiantes del Carlos Pellegrini, en 2006. En esos años ya militaba en el Partido Obrero que conducía Jorge Altamira. Fue el espacio político que lo albergó hasta 2009, cuando en medio de la agitación por la toma del Indoamericano decidió alejarse del partido por diferencias internas con la conducción y crear el movimiento Tendencia Piquetera Revolucionaria.
Al kirchnerismo llegó varios años después, cuando la nueva realidad política con Mauricio Macri gobernando el país encontró a ambos sectores juntos peleando en las calles contra las medidas de ajuste. “Juan es una de las primeras personas que empieza a militar el Chau Macri y ahí fusiona con las columnas de La Cámpora en las movilizaciones y establece el vínculo con Larroque”, relata una persona cercana al ahora diputado, quien por ahora prefiere no hacer declaraciones a la prensa. La incorporación definitiva -y en esto coincide con Massa- se concretó en 2019, cuando se sumó al Frente de Todos (FdT) para sacar a Juntos por el Cambio del gobierno.
Marino tiene 34 años y está estudiando abogacía en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), transitando la mitad de la carrera con excelentes resultados académicos: 9.29 de promedio entre las 14 materias aprobadas. De su gestión al frente de la Dirección provincial de Organización Territorial se destaca el trabajo que llevó adelante en los barrios de Azul e Itatí en Quilmes y Avellaneda durante la pandemia. Fue la referencia provincial en el lugar cuando estallaron los casos y el barrio debió cerrarse. Le quedó allí un fuerte armado territorial.
Dirige el Partido Piquetero que fundó y la agrupación Unidad Piquetera y se autodefine trotskista. Milita fervientemente el proyecto de Salario Básico Universal impulsado por Grabois, congelado, por ahora, ante la crisis económica y la necesidad de avanzar en un ajuste de los gastos del Estado, acción a la que abona Massa y que rechazan muchas de las organizaciones sociales que integran el FdT. “Los militantes trotskistas del Partido Piquetero acompañamos la movilización en homenaje a Evita. Por más que les pese a Rosenkrantz, al macrismo, a Milei, al FIT-U y a todo el gorilaje, donde hay una necesidad nace un derecho. ¡Salario Básico Universal YA!”, publicó Marino en sus redes sociales con motivo del 70 aniversario del fallecimiento de Eva Duarte.
También participó de la reunión que un conjunto de organizaciones políticas y sociales celebraron con Pablo Moyano en la Central General de los Trabajadores (CGT) para organizar la movilización del próximo 17 de agosto, hoy en suspenso.
El flamante diputado reclama “medidas que protejan el bolsillo popular”, el diputado saliente tendrá que aplicar un fuerte ajuste fiscal para ordenar una economía desmadrada y darle un mensaje a los mercados. Dos caras de una misma moneda con el sello todista que explica, en parte, el porqué de una alianza en constante ebullición.