ESCOBAR (Corresponsalía Buenos Aires) A horas de la hermética cumbre en la que Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa parecen haber comenzado la tarea de remiendo del maltrecho Frente de Todos (FdT) y en la antesala de la presentación de la vicepresidenta en El Calafate, el diputado Máximo Kirchner reapareció este jueves en esta ciudad con un discurso en el que volvió a recetar el modo 2019 para ganar en 2023, lanzó críticas quirúrgicas hacia afuera y hacia adentro de la coalición de gobierno y mandó un mensaje cifrado a la flamante titular de la cartera económica, Silvina Batakis. Mauricio Macri y el FMI, por un lado, y el renunciado Martín Guzmán y dirigentes sociales, por el otro, fueron sus blancos predilectos, mientras que, a contramano del fuego a discreción que durante meses lanzó la tropa del kirchnerismo duro, el líder de La Cámpora suavizó sus críticas al Presidente. Una ventana en la guerra de Todos contra Todos.
La primera aparición de Kirchner tras la semana más turbulenta de la coalición, marcada por el portazo de Guzmán, se dio en el acto organizado en el marco del Partido Justicialista (PJ) bonaerense por el presidente del Ente Nacional de Control y Gestión de la Vía Navegable e intendente en uso de licencia de Escobar, Ariel Sujarchuk. Fue un acto con toda la liturgia peronista. “Máximo te reciben todas las agrupaciones del Frente de Todos de Escobar, están todos por igual, es un acto de responsabilidad, madurez política, convivencia”, dijo el anfitrión al presidente del PJ, mientras flameaban las banderas del PJ, La Cámpora, el Movimiento Evita, agrupaciones locales y sindicales en el Microestadio de Garín.
Al tomar el micrófono, el hijo de la vicepresidenta dio un discurso de media hora con críticas hacia adentro de la coalición gobernante, aunque sensiblemente diferente a las que venía haciendo en sus apariciones anteriores, exhibiendo un cambio de aire en la turbulenta coalición oficialista. “No basta que nos una el espanto” porque de esa manera “no va a alcanzar”, analizó. “Nos tiene que unir entender que nuestra sociedad tiene que vivir mejor todos los días. No me alcanza con que Mauricio Macri esté del otro lado”, lanzó.
Fueron meticulosamente dirigidas las críticas a su espacio, al que después de mucho tiempo volvió a llamar “nuestro gobierno”. Recordó su renuncia a la jefatura del bloque oficialista en la Cámara de Diputados para criticar nuevamente al ahora exministro Guzmán, uno de sus habituales blancos desde la firma del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). “No lo hice pensando en mi destino personal, en falsos protagonismos que después construyen grandes frustraciones, sino entendiendo que podríamos haber hecho las cosas mucho mejor”, descargó para reiterar sus dardos al refinanciamiento que alcanzó el entonces ministro y que la tropa kirchnerista votó en contra en el Congreso.
Sobre este tema, el gran parteaguas del FdT, Kirchner también apuntó contra el primer contacto que tuvo la flamante ministra Batakis con la directora del Fondo, Kristalina Goergieva, quien, en declaraciones a la agencia Reuters, dijo que la Argentina debe “tener claro que las acciones dolorosas a veces son necesarias para cosechar los beneficios de estas acciones”. “Esas declaraciones en boca de (el expresidente) Mauricio Macri eran lo mismo: sacrificio, sacrificio y sacrificio y nunca resultados. Es hora de que el sacrificio de un pueblo tenga valor y pueda tener registro en el día a día de su vida”, agregó Kirchner y profundizó: “Al Fondo no lo trajo el Presidente ni la vicepresidenta (…) gobernar no es soplar y hacer botellas, pero también tenemos muy claro y aprendimos que la Argentina puede. La Argentina pudo sacarse al FMI de encima. Hay que volver a construir la idea de que se puede salir adelante”. Teléfono para Batakis.
Kirchner también dedicó un párrafo a los líderes de los movimientos sociales que durante los últimos días se refirieron “de muy mala manera” a la vicepresidenta, con el cristinismo apuntando directamente al Movimiento Evita de Emilio Pérsico y Fernando Navarro -que, como contó este medio, se abandonan el ring-, luego de que la exmandataria criticara la tercerización del manejo de los planes sociales. “Escuché a referentes de nuestro espacio referirse de muy mala manera a la compañera Cristina y se abrazaron a Guzmán. Los dejó tirados y ahí está Cristina, otra vez poniendo la cara para sacar esto adelante”, disparó y se preguntó: “¿A ver cuándo aprenden que dar debates y discusiones internas no significa ponerse del lado de Drácula si es necesario para tener razón?”. El disparo roza al Presidente.
De cara al futuro, aseguró que él no va a “aflojar” porque no le interesa “lo que digan los medios”, sino “saber que podemos levantar la voz, defender lo que queremos y construirlo”. “Si alguien quiere saber cómo se gana en 2023, es entendiendo cómo se ganó en 2019”, dijo volviendo sobre una idea que ya había plasmado en el acto que encabezó con líderes sindicales en Baradero.
Esa fue la única mención que Kirchner hizo a la pelea electoral, pese a que los dos oradores previos -la ministra Cristina Álvarez Rodríguez y el anfitrión- habían hecho una fuerte arenga a la militancia presente en modo campaña. Sujarchuk afirmó que asumía el mando del PJ local para “empezar a armar políticamente para ganar las próximas elecciones” con la “contundencia de hace tres años” y la titular de la cartera de Gobierno dijo que es importante que frente a la derecha empiecen “a construir, acá desde Escobar, el triunfo del peronismo en 2023”.
El acto cerró con la marcha peronista y Kirchner tomándose fotos y saludando a la militancia presente. Luego se retiró rápidamente del lugar. Los dichos del diputado nacional sucedieron en la previa de una nueva aparición pública de la CFK, quien hablará este viernes desde El Calafate, en un discurso que promete ser de alto calibre luego del restablecimiento de los contactos que estableció con el Presidente y que ya incluyeron una conversación telefónica y dos reuniones presenciales en la Quinta de Olivos, a la que se sumó el líder del Frente Renovador.