"Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera". Esa frase del Martín Fierro está grabada a fuego en la mayoría de los argentinos. Y como no podía ser de otra forma, también en la política, donde comienzan a emerger dirigentes de primera línea que buscan en su misma sangre no sólo confidentes, sino la confianza delegada para ejecutar alianzas y hasta manejarles el día a día.
Entre los diferentes casos de hermandad hay tres que sobresalen, sobre todo porque cada uno mantiene indisimuladas aspiraciones para el 2023. Se tratan de los diputados nacionales Javier Milei y Facundo Manes, junto al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Envuelta en una reciente polémica por la poca convocatoria del acto en el estadio de El Porvenir y la interna revelada por el autodenominado "puntero gratuito" Carlos Maslatón, la figura de Karina Milei dejó de estar en un segundo plano. El economista liberal decidió incorporar a su hermana progresivamente a su esquema de trabajo. Después de las PASO, ella comenzó a ser la encargada del manejo de su agenda de prensa. Pero fue escalando en poder.
Él la apoda “El Jefe”, sobrenombre que usó por primera vez cuando tenía 11 años. La historia es conocida: un grupo de compañeros de colegio le estaban propiciando una verdadera tunda, su hermana llegó y respondió con un nivel de agresión mayor. Entonces los chicos terminaron en el suelo y desde ese momento, ella fue la “jefa” en la sociedad.
Con caminos profesionales diferentes, a medida que crecía el nivel de exposición de Milei, también aumentaba la influencia de su hermana, que derivó en cambios en la mesa chica libertaria. Poco a poco, como contó Letra P, junto a Carlos Kikuchi, ella se encargó de desplazar a los anteriores armadores que tenía el liberal: los legisladores Ramiro Marra y Eugenio Casielles. ¿El impacto? Quienes le dedican reproches a Karina destacan que desde hace más de un mes Milei no para de acumular errores no forzados sumados a la salida de dirigentes de su ecosistema enemistados con el dúo.
Hay otro caso que también inició su carrera el año pasado. Desde que decidió incursionar en la política, Manes tuvo en claro que su hermano iba a ser una pieza clave. Esto quedó en evidencia en la Convención Radical en la que el mayor del clan, Gastón Manes, fue elegido como su presidente. Cerrada esa negociación, el diputado nacional entendió que era una cortesía del partido que ya lo ve como un presidenciable.
Militante radical desde siempre, a diferencia de su hermano, Gastón estudió Derecho. Luego se cruzaron profesionalmente con la creación de INECO. Cuando se incrementaron los sondeos para que sea el candidato legislativo del radicalismo, su hermano ya había asomado la cabeza en el partido. Fue meses antes cuando apoyó y trabajó para que el diputado provincial Maximiliano Abad fuera el titular del radicalismo bonaerense, que enfrentó al caudillo de Vicente López, Gustavo Posse. El paso siguiente de los Manes fue establecer las reglas de convivencia. La lógica con la que se mueven hace que el titular de la Convención Radical tenga la libertad para decir y hacer cosas que su hermano a veces no.
“Gastón se encarga de todas las cuestiones vinculadas a la rosca. Es quien negocia en la UCR, con los otros partidos. Es el cerebro del dúo, Facundo es el corazón”, describió una fuente al tanto de cómo funciona el esquema de ambos hermanos.
Como no hay dos sin tres, hay un tercer caso que debutó en 2021. Fue el año pasado cuando el jefe de Gobierno porteño decidió que era necesario tener “ojos y oídos” en su esquema de armado político, pensando en su futura campaña presidencial. Fue así que le solicitó a Augusto Rodríguez Larreta que ocupara un lugar en la mesa que en ese momento coordinaba el diputado nacional Diego Santilli, quien terminaría recorriendo territorio bonaerense con sus propias aspiraciones. Con Eduardo Macchiavelli y Fernando Straface en la mesa, el triángulo de colaboradores encargados de la empresa nacional del alcalde pasó a ser un cuadrado.
Además del aval de su hermano, otro de los puntos que hicieron que rápidamente entrara en cohesión con el resto de los integrantes de ese equipo fue la amistad de años de militancia que compartió con varios de ellos. Inseparable del subsecretario de Asuntos Interjuridiccionales del Ministerio de Gobierno, Maximiliano Corach, Augusto Larreta recorre provincias, recibe dirigentes y rubrica acuerdos. Tiene un extenso pasado en las relaciones institucionales, que incluyó en el sector privado a la empresa de desarrollos inmobiliarios IRSA y en el público al Ministerio de Gobierno porteño.
La lógica de su nombramiento ahí es simple. Conocedor de los planes de su hermano, procurará mantener a todo el equipo a raya. “Nadie se va a atrever a hacer alguna jugarreta estando él ahí”, explicó uno de los integrantes de esa mesa, que es controlado por Augusto.
Bonus track
Ellos no son los únicos tres dirigentes con hermanos en sus equipos. La senadora nacional por la provincia de Santa Fe, Carolina Losada, dijo en reiteradas ocasiones que la razón por la que incursionó en la política el año pasado fue su hermana Georgina. Militante radical con varios kilómetros recorridos a cuestas, fue ella la que convenció a la periodista para dar el salto. Desde entonces se convirtió en su principal asesora en todo sentido.
Otro caso conocido es el de los hermanos Urtubey. Juan Manuel y Rodolfo se encargaron de dominar la política en la provincia de Salta hasta 2019. Con ganas de volver a las primeras planas, los movimientos de ambos se acrecentaron en las últimas semanas.
Las relaciones de sangre en la política no son exclusivamente de hermanos. Santilli desde sus inicios en la Ciudad siempre tuvo a su lado al exvicepresidente primero de la Legislatura, Agustín Forchieri, su primo, su jefe de campaña en la provincia de Buenos Aires. Jorge Macri es otro de los primos famosos de la política.