“Horacio (Rodríguez Larreta) tiene una particularidad a la hora de armar equipos. Le gusta poner a varias personas a hacer tareas similares. Es su forma de que se peleen por su amor”. Esta frase repetida entre su tropa, palabras más, palabras menos, resume el armado político del jefe de Gobierno durante los dos primeros años de su segundo mandato. Toda la situación cambió después de las elecciones generales, cuando, sostienen, hubo un ordenamiento. El diputado nacional por la provincia de Buenos Aires Diego Santilli quedó como el ceo del equipo que se encarga de recorrer el territorio. El exvicejefe comenzó con la labor de ordenamiento de la tropa en diciembre del año pasado, cuando mantuvo diferentes reuniones, algunas muy tensas, con otros de los funcionarios que se dedicaban a esa cuestión.
Lo que antes era un triángulo conformado por Santilli, el secretario de Asuntos Estratégicos de la Ciudad, Eduardo Macchiavelli, y el secretario general, Fernando Straface; ahora se convirtió en un cuadrado con la incorporación de Augusto Larreta, hermano del alcalde porteño. No hay mujeres en la mesa chica.
Cada uno de ellos tiene una cuestión troncal a la que se aboca y respectivos funcionarios que los secundan. Santilli, por ejemplo, cuenta con sus históricos colaboradores Bruno Screnci Silva, que tiene todos los números puestos para ser director del Banco Provincia, y el exlegislador Agustín Forchieri, quien recientemente abandonó su cargo en Uspallata.
Tejedor de todo lo que suceda con el armado, sentado a la cabeza de las reuniones de coordinación (se realizan cuatro o cinco a la semana), Santilli mira con atención lo que sucede en la provincia de Buenos Aires, donde está dedicado a su postulación a gobernador. “Por ahora, hace ambas funciones, aunque poco a poco se va a centrar en su candidatura", analizan cerca de Larreta.
En Uspallata le reconocen su ordenamiento, la división de tareas y la especialización con cada una de las ramas de la construcción de la campaña, motivo por el cual no creen que tenga apurar su salida para dedicarse de lleno al territorio bonaerense. “Todavía es la persona que se sienta a firmar los acuerdos necesarios”, remarcan.
La lógica partidaria y la situación con los candidatos y las candidatas del PRO es labor exclusiva de Macchiavelli, que se convirtió en la persona señalada para neutralizar el avance de la presidenta del partido, Patricia Bullrich. El exviceministro de Desarrollo Social Carlos Pedrini, el exdiputado nacional Marcelo Wechsler y el subsecretario de Asuntos Interjurisdiccionales Maximiliano Corach son, entre otros, quienes se encargan del territorio para asistir a los cuadros que tiene el PRO.
La lógica del trabajo, según explican, hace que tengan no sólo autonomía, sino, también, miradas distintas a las de otros miembros del espacio, motivo por el cual muchas cuestiones terminan en debates en la mesa que comanda Santilli para definir las formas a seguir.
El rol de Straface fue mutando. Hasta el año pasado, era la persona encargada de mantener satisfechas las necesidades del conglomerado de Juntos por el Cambio en la Ciudad: era quien escuchaba los reclamos, los canalizaba y buscaba dar una solución. La campaña presidencial de Larreta generó que eso vire hacia una especialización en cuestiones vinculadas a las relaciones internacionales.
Apodado el “canciller” del alcalde porteño, comenzó a levantar el perfil en esos temas y a acompañar a Larreta en las giras internacionales y, también, en los encuentros con el Círculo Rojo, además de trabajar para dar a conocer la visión que tiene el espacio de la relación de la Argentina con el mundo a partir de 2023 de resultar victoriosos en los comicios.
De buena relación con casi todas las terminales del armado, el hermano Augusto se sumó a la mesa de armado nacional de Larreta a mediados del año pasado con el objetivo de tener una persona de extrema confianza para que supervisara todo lo que sucede allí. Quienes lo frecuentan remarcaron que rápidamente tuvo buena sintonía con el resto de la mesa.
Asimismo, dentro de ese esquema pero más suelta se encuentra la diputada nacional y exgobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal, que la semana pasada volvió a blanquear sus intenciones de competir por el sillón de Rivadavia. En una charla reservada que compartió con Larreta a fines del año pasado. acordó con el alcalde que tendría vía libre para recorrer todas las provincias que quisiera, pero con una condición: siempre bajo la prédica de que, si alguno de los dos no llegaba con fuerza a las presidenciales, todo lo caminado sería para el otro.
Por fuera del armado tradicional, también hay divisiones de tareas en otros aspectos. El exsecretario de Transporte devenido en asesor general, Juan José Méndez, se convirtió en la sombra de Larreta, al punto de que es una de las personas con las cuales el candidato presidencial habla y debate casi todos los temas.
En la gestión, el jefe de Gabinete, Felipe Miguel, ocupa el mismo rol que Larreta tenía entre 2014 y 2015 debajo del poco más tarde presidente Mauricio Macri. Tiene a su cargo el control total de la gestión para que el alcalde porteño pueda concentrarse en los pormenores de su candidatura. El qué, el cómo y el cuándo se comunica sigue siendo potestad exclusiva del secretario de Comunicación, Contenidos y Participación Ciudadana, Federico Di Benedetto, y del secretario de Medios, Christian Coelho, cultores como pocos de la idea de que la moderación es el camino que tiene que seguir su jefe.
A este anillo se sumó una última incorporación, el ministro de Gobierno, Jorge Macri. Sin ocultar sus intenciones de ser jefe de Gobierno, el alcalde de Vicente López en uso de licencia se sentó en la mesa de armado de Larreta, donde tiene voz y voto en cada medida que se toma.