El último sábado, cuando el presidente Alberto Fernández aterrizó en Ezeiza luego de hacer equilibrio en en la IX Cumbre de las Américas, que se realizó en Estados Unidos, no supo que a pocos metros, en la zona de carga, un Boeing 747 con conexiones pasadas con Irán, Rusia y Venezuela y un cargamento de autopartes comandado por una tripulación con inconsistencias judiciales lo esperaba con un aire de malos augurios que cebarían las usinas anti-K y lo obligarían a enfrentar los demonios con los que ha debido lidiar el socio mayoritario del Frente de Todos.
“Hay una investigación judicial en curso”, repiten en la Cancillería argentina ante el fuerte ruido que generó el avión que llegó con la matrícula YV3531 y que derivó, con el correr de los días, en un culebrón mediático que amenaza con someter a la administración peronista a una posición internacional incómoda. En privado, el oficialismo esquiva las definiciones sobre el tema porque considera que, por ahora, la palabra la tiene el juez federal Federico Villena, quien ordenó secuestrar los pasaportes de los cinco iraníes de la tripulación (no de los 12 venezolanos que también llegaron) para determinar sus posibles vínculos con la fuerza Quds, una rama de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, organización considerada “terrorista” por los Estados Unidos, pero no por la Casa Rosada.
A medida que el revuelo mediático crece y la alianza opositora Juntos por el Cambio (JxC) avanza con pedidos de informe y denuncias, el Gobierno espera el desarrollo de la investigación, que a estas horas busca responder dos preguntas principales. La primera es sobre la hoja de ruta de la aeronave. La misma llegó el pasado 6 de junio a Córdoba, ya que no pudo aterrizar en Ezeiza por cuestiones climáticas, y el 8 partió hacia Uruguay, pero 20 minutos después regresó porque se le negó el ingreso. El ministro de Defensa vecino, Javier García, explicó que se debió a “una información de agencias extranjeras”. Es decir, ¿Uruguay contó con información que Argentina no? Según el ministro de Seguridad argentino, Aníbal Fernández, ninguno de los tripulantes tenía alguna “restricción que impidiera su ingreso”. Entonces, ¿por qué del otro lado del charco existieron limitantes y de este lado no?
En las últimas horas, el ministro del Interior de Paraguay, Federico González, generó más zozobra al asegurar, en una entrevista, que en mayo su gobierno alertó a la Argentina y a la región acerca de las sospechas que generó el mismo avión durante una breve estadía de tres días que realizó en su país. Según autoridades argentinas, como el propio Aníbal Fernández o el líder de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, la notificación llegó cuando el avión ya estaba en Ezeiza, ¿Esa es la información que generó un accionar distinto en las dos costas del Río de La Plata? ¿Montevideo coordinó mejor que Buenos Aires el accionar de sus agencias?
Estas dudas están conectadas con el segundo y más importante interrogante del avión. ¿Sus tripulantes están relacionados directa o indirectamente con la Guardia Revolucionaria de Irán o, más precisamente, con la fuerza Quds? La Guardia es una organización militar oficial destinada a mantener el sistema político iraní establecido por la Revolución Islámica de 1979, responde directamente al líder supremo, Alí Jamenei, y en 2019 el expresidente norteamericano Donald Trump la calificó como una “organización terrorista”. En este caso, la atención cae sobre el capitán del avión, Gholamreza Ghasemi, quien sería uno de sus miembros activos. Oficialmente, esto no está confirmado y Aníbal Fernández se ajustó a decir que el nombre de “uno de los tripulantes coincide con (el de) uno de los miembros de la Guardia”. ¿Es la misma persona? “Hay una investigación judicial en curso”, repiten fuentes oficiales.
A este escenario se le suma una serie de inconsistencias puntuales de este vuelo y la historia de la aeronave. Sobre este tema, Fernández confirmó que se encontraron “complicaciones en cuanto a los papeles” de vuelvo porque la tripulación declarada en un primer momento fue superior a la que desembarcó. Esto podría ocultar una de los principales temores. ¿Entraron al país más personas de las que llegaron a Ezeiza? Esto derivó en el secuestro temporal de los pasaportes iraníes ya que, consideró el juez de la causa, existe una “sospecha razonable de que la razón esgrimida al ingresar podría no ser la real o verdadera”.
Además, en el pasado el avión de la discordia también realizó vuelos sospechosos entre Ciudad del Este y Venezuela e Irán y Rusia. La primera ruta es la que llama la atención en la Justicia argentina, porque la ciudad paraguaya -limítrofe argentina- es un punto histórico en el cual Estados Unidos alegó la supuesta presencia de células terroristas de Hezbolá, otra organización político-militar iraní considerada “terrorista” por Occidente y, a la vez, la principal sospechosa por los atentados a la embajada de Israel en 1992 y contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994, en territorio porteño; un tema espinoso para el kirchnerismo por la causa judicial de supuesto "encubrimiento" que le costó la cárcel a más de una de sus figuras y, también, sensible para toda la sociedad local.
Ante este escenario, las fuentes oficiales consultadas por Letra P coincidieron en dos puntos. Por un lado, la voz cantante es la de la Justicia, que buscará deslindar responsabilidades. Por el otro, en que, a nivel diplomático, “por ahora” no hay conflictos en puerta ni a la vista porque las respuestas que podrían constituir inconvenientes de este tipo todavía no se constituyeron. Si efectivamente se confirmara en los papeles que Ghasemi es miembro de la fuerza Quds, como ya lo aseguran los medios más hostiles al Gobierno, podría generarse un problema internacional para la Casa Rosada, pero eso, “por ahora”, repiten las fuentes oficiales, no está confirmado.
A la espera de la investigación judicial, hay una pregunta que la administración del FdT puede responder: ¿Por qué dejó entrar un avión que Montevideo rechazó? ¿Con qué información contó Uruguay -un país más pequeño y con menor presencia en el tablero de la seguridad regional- que la Argentina no? ¿Se pudo haber evitado el arribo de un avión que para Alberto Fernández solo trajo malas noticias y amenaza con sacarlo del equilibrio diplomático e internacional que busca tener al mantener cierta distancia de Washington y, a la vez, del “eje del mal” venezolano-iraní? “Por ahora”, la respuesta es la misma: “Hay una investigación judicial”.