Promediaba la reunión en las oficinas de la presidencia del bloque del Frente de Todos, en el tercer piso del Congreso, cuando el diputado santafesino e integrante de La Cámpora Marcos Cleri le preguntó a Martín Guzmán si le podía asegurar que, una vez aprobado el acuerdo entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI), su futuro laboral o el de cualquiera de sus colaboradores no estaría en ese organismo internacional.
Fue una pregunta más entre el centenar que recibió Guzmán el domingo por la noche de parte de la bancada del oficialismo. Algunas fueron filosas, giraron en torno a la idea del ajuste y cuestionaron la política relacionada con los subsidios a los servicios públicos. El intercambio fue “enriquecedor”, detalló ante Letra P uno de los presentes, ya que disipó dudas, aportó información y aflojó el clima interno para el posterior debate en comisión y en el recinto.
Sin embargo, la consulta de Cleri, que aprovechó, además, para señalarle al ministro en varias oportunidades que es “un técnico” y, como tal, está lejos de la política, fue recibida como un dardo envenenado. Hace tiempo que el titular de Hacienda sabe que, en voz baja, varios dirigentes del cristinismo lo señalan como "un hombre del Fondo", una especie de topo en el Gobierno. Quienes lo conocen desde sus tiempos en la Universidad de Columbia retrucan que, por el contrario, el discípulo de Joseph Stiglitz es una especie de “pesadilla” de los burócratas del organismo.
Guzmán se tomó el tiempo para contestar con un relato de su vida. Habló de sus orígenes: contó que nació en 1982 en una zona humilde de La Plata, que su familia padeció la hiperinflación y que le debía su carrera a la universidad pública. Relató que quería estudiar Matemáticas, pero que opto por buscar su actual diploma porque desde chico le preocupaba la economía del país. Apuntó que en 2001 varios de sus compañeros del equipo de fútbol de Barrio Jardín tuvieron “problemas con la ley” e incluso alguno murió en esas circunstancias y que logró estudiar en el exterior, pero siempre quiso volver al país para ayudar a resolver los problemas de la economía.
Guzmán se definió, finalmente, como un producto de la educación pública y dio a entender que, como ministro de Economía, nunca tomaría decisiones que fueran en contra de su historia de vida. Recibió el aplauso de la mayoría de los diputados. El cordobés Eduardo Fernández salió en su rescate. Dijo que lo consideraba “un militante político” al que le había tocado cumplir una “responsabilidad técnica”. Cleri dio por cerrado el tema. Y aclaró en su entorno que su pregunta había sido producto de su inquietud personal y no de una directiva de Máximo Kirchner ni de la jefatura de la agrupación. La reunión siguió sin sobresaltos. Tras el encuentro, que duró cerca de cuatro horas, Guzmán se quedó junto a Martínez y Massa para planificar la presentación del lunes.
Como el resto de los diputados del espacio, el santafesino mantiene su silencio público sobre el acuerdo. La posición de La Cámpora es todavía un signo de pregunta. Además de Cleri, la reunión del domingo contó con la presencia de Paula Penacca, secretaria parlamentaria del bloque que también responde a Kirchner y fue nombrada en ese cargo por el expresidente de la bancada oficialista. Penacca trabaja en el conteo de votos junto al actual titular del bloque, Germán Martínez, la vicepresidenta Cecilia Moreau, y Sergio Massa. En todos los sectores del FdT le reconocen su solvencia técnica y dedicación al trabajo.
Hasta el momento, Penacca no dejó entrever cuál será el comportamiento de la agrupación en el recinto. Pero La Cámpora dio muestras de buena voluntad dentro del bloque con la negociación que terminó en el reemplazo de legisladores alineados con el cristinismo que formaban parte de la Comisión de Presupuesto y que son críticos del acuerdo. Así se determinó el ingreso de Mónica Litza, Pamela Caletti, Ramiro Gutiérrez y Carolina Moisés, que ya tienen definido su apoyo al acuerdo, en lugar de Itai Hagman, Emiliano Estrada, Sergio Palazzo y el propio Cleri. De esta forma, el oficialismo se asegurará la firma del dictamen para poder llegar al recinto.
Según pudo saber Letra P, más allá de las críticas públicas que ya hizo Máximo Kirchner, La Cámpora no tiene previsto anunciar con antelación si votará a favor o en contra del proyecto, se ausentará o abstendrá. En el FdT trabajan para que las diferencias se tramiten puertas adentro y no queden expuestas a cielo abierto en el recinto.