Todos contra todos

Operativo Reconciliación

La vicepresidenta vuelve de Santa Cruz. Diálogo cero con el Presidente. Dirigentes todistas arman coro de súplicas por un reencuentro público. Nada agendado.

"No soy albertista porque niegan el kirchnerismo. No soy camporista porque niegan a los otros. Soy del Frente de Todos". El resumen, cada vez más atípico en el universo todista, proviene de un importante dirigente del coro del oficialismo que está rogando, en público y en privado, que se produzca un reencuentro entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. En pleno divorcio mediático y en medio de un operativo clamor lanzando para la cita, la vicepresidenta regresará a la Ciudad de Buenos Aires este martes tras haber pasado unos días en Santa Cruz. 

 

La exmandataria sigue en silencio, por ahora. Oficia de espada de Damocles la amenaza latente a la publicación de una carta en su página web: es temida una misiva en términos similares a la difundida por quienes votaron en el Senado contra el acuerdo del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI), un entendimiento que la Casa Rosada convirtió en ley con el apoyo opositor. Este jueves se cumplen 46 años del 24 de marzo de 1976. El Instituto Patria, think tank cristinista, viene de organizar el fin de semana un seminario titulado "Dictadura y FMI: sin memoria no hay futuro”. 

 

La portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, sinceró hasta qué punto la relación entre Presidente y vice está congelada al revelar que el mensaje de Telegram de Fernández, preocupado por los piedrazos a su despacho, no obtuvo respuesta. En la Casa Rosada circula el malestar del mandatario por la clavada del visto, al punto que repite que no volverá a llamarla. 

 

"Alberto está incendiario, no es sólo un mensaje para La Cámpora", detallan desde una oficina importante del todismo el reciente llamado a la paz, repetido por dirigentes del oficialismo. Hay un albertismo incipiente que le pide al jefe de Estado romper para tomar las riendas de su administración, camino a un 2023 al cual ya asomó sus ansias reelectorales.

 

También la mesa chica presidencial pide calma. El primero en llamar a un cese de hostilidades y proponer una reunión para negociar la paz fue Santiago Cafiero, uno de los blancos predilectos del cristinismo cuando estaba en la Jefatura de Gabinete. 

 

"Hoy es necesario que toda nuestra dirigencia busque retomar el diálogo y la iniciativa para superar esta crisis y reordenar el Frente de Todos", opinó el canciller en el sitio El Cohete a la Luna, de Horacio Verbitsky, como cierre de una semana que lo tuvo en el centro de la polémica por el DickheadGate.

 

Cafiero abrió una puerta y continuaron pasando invitados al todismo centrista. Uno fue el diputado Eduardo Valdés, de los escasos que mensajea a ambos y le responden. "Tenemos que trabajar para que el Frente de Todos se una urgentemente y retome las políticas para que se resuelva el tema y no aumenten como aumentan los alimentos", suplicó en Radio 10. El exembajador argentino antes el Vaticano graficó: “Dedico las horas para que ese encuentro (entre ambos) se produzca”. Con su CV ya es comparado con el cardenal Samoré y su rol mediador entre Chile y nuestro país, que evitó una guerra. Le quitó el mote eclesiástico a Sergio Massa, que busca minimizar los alcances de la ruptura.  

 

Otro que se sumó al coro conciliador fue el exministro de Defensa Agustín Rossi, a quien ciertos albertistas le piden que regrese al gabinete. Justo un recambio ministerial fue algo que resonó (y no ocurrió) durante el fin de semana. Hay quienes insisten en que Fernández emita un gesto de fin de ciclo con el kirchnerismo, una conspiración que en el Instituto Patria presagian hace tiempo. 

 

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