Cristina Fernández habló en privado, pero de sus palabras sólo dejaron trascender que va a hacer "lo mejor para el país", sin aclarar qué es, en su opinión, lo mejor para el país. Una vez más, la interpretación es bifocal y las señales desde el Senado son contradictorias. Tanto, que los mismos datos servirían para anticipar que el oficialismo votará a favor y también lo contrario. Lo real es que los votos todavía no están y ambas cámaras se encuentran paralizadas. Para descongelar las relaciones y poner en marcha la maquinaria parlamentaria, este martes habrá una primera reunión entre el jefe del bloque del Frente de Todos en el Senado, José Mayans, y los jefes de Juntos por el Cambio, Luis Naidenoff, Alfredo Cornejo y Humberto Schiavoni. Tal vez sólo arranquen por discutir las presidencias de las comisiones después de que el oficialismo amenazara con la insólita idea de quedarse con todas ellas y los despidos de personal del bloque opositor. En Diputados, sin apuro, mantienen conversaciones las secretarias parlamentarias del FdT y de Juntos por el Cambio, Paula Penacca y Silvia Lospennato.
En ese contexto sonaron a proclama K las declaraciones de Mayans. Blanqueó en público lo que venía diciendo en privado: que quiere conocer el detalle del acuerdo con el FMI, luego analizar "en qué compromiso nos vamos a meter" y, después, escuchar a los senadores para saber qué opinan y definir cómo votan en el Senado. Sonó a freno de mano.
De todos modos, el formoseño aclaró: "No dudo de la buena fe del ministro (de Economía, Martín Guzmán), de (el negociador argentino Sergio) Chodos ni de la gestión que vienen realizando", pero puso reparos al considerar que los legisladores fueron votados para "que hagamos las cosas bien”. Recordó, además, que la deuda "es ilegal" y que no pasó por el Congreso. A Chodos, que lo visitó días atrás, le encomendó el ingreso del acuerdo por Diputados, una manera de ganar tiempo en la Cámara alta y delegar la responsabilidad primaria en el presidente de la baja, Sergio Massa, y el nuevo jefe del bloque, Germán Martínez.
La primera impresión es que el formoseño quiso advertir que el Senado no es una escribanía ni él, un levantamanos. El título amaneció como el más importante en diarios y portales. Sin embargo, los que lo conocen de cerca atribuyen sus palabras a una estrategia de contención interna y a un plan para presionar por un ajuste menor. Al final, creen en el Gobierno, terminará arriando voluntades a favor. La explicación off the record parece más rebuscada que su mensaje directo. La pista la dio su jefe político, el gobernador Gildo Insfrán, que consideró "una buena noticia" el acuerdo, elogió las condiciones y describió "un horizonte de esperanza". Como en todas las provincias, gran parte de las obras de Formosa tienen financiamiento de bancos internacionales.
Todavía en silencio, unos siete senadores del FdT analizan abstenerse, pero, aun frente al escenario más conspirativo, en el Gobierno mantienen su optimismo, creen que el Congreso dará su aval y que hasta CFK terminará inclinando la balanza a favor, como lo hizo con la interrupción voluntaria del embarazo. En la previa del tratamiento de aquella ley, la vicepresidenta se mantuvo en silencio y se especuló con un posible boicot al proyecto que tanto interesaba a Alberto Fernández. Por el contrario, ella empujó a favor.
Justamente, en paralelo a Mayans, habló el senador por Entre Ríos Edgardo Kueider, un tapado cuyo voto fue imprescindible a favor de la ley del aborto, cercano al gobernador Gustavo Bordet. Desde el año pasado, viene pidiendo ser escuchado y que no sólo se trate la agenda K. Después de su aporte a favor de la IVE, no logró instalar proyectos propios para su provincia. Lo mismo le pasa a otros senadores del interior.
La renuncia de Máximo Kirchner, que criticó, lo envalentonó y anunció su voto a favor confiando en lo que dirá la letra chica. "Para mí -respondió por radio-, el costo de no pagar significa entrar en default y el default tiene un impacto mucho mayor desde el punto de vista de la economía y también social, significa por ejemplo que el dólar se va a escapar, va a significar que el peso va a valer menos y que el sueldo de los trabajadores va a valer menos".
Con Kueider son por lo menos cuatro los senadores que reclaman participación en los debates: se le suman el correntino Carlos Espínola, el salteño Sergio Leavy y el jujeño Guillermo Snopek. Aseguran que no quieren romper el bloque del Frente de Todos, pero sí discutir qué proyectos de ley se tratan en la cámara que integran. Sobre el FMI, Leavy pidió, como Mayans, leer la letra chica y que no haya ajuste. Kueider le dijo a Letra P que lo importante es fortalecer a Alberto Fernández.
El dato: el bloque tiene 35 integrantes. Sin ellos, serían 31 y para alcanzar la mayoría se requieren 37 votos. Ni las bancas aliadas alcanzarían para sacar una ley si el FdT se dividiera y la oposición no ayudase.